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Orgía de quintetos
El timbalazo
Por Publicado el: 29/04/2004Categorías: Crítica

25 años después

Celebración en el Teatro Carlos III
Veinticinco años después
Obras de Vivaldi, Scarlatti, Haendel, Rossini, Hahn, Guridi y Falla. Teresa Berganza, mezzosoprano y Juan Antonio Álvarez Parejo, piano. Teatro Carlos III. San Lorenzo de El Escorial. 29 de abril.
Disculpen que escriba desde la emoción personal. Era el treinta de abril de 1979. La iniciativa de Pedro Martín había hecho posible la rehabilitación e inauguración del Teatro Carlos III, el único que quedaba en pie de los cuatro teatros dieciochescos de los Reales Sitios. La voz y el arte de Teresa Berganza iluminaban la celebración que presidía la Reina. Cerré los ojos y los abrí veinticinco años después en el mismo sitio. Nada había cambiado, pero todo había cambiado. El teatro, en las manos artísticas de la Comunidad de Madrid, seguía igual de precioso y cuidado. Allí estaba Teresa Berganza, residente en San Lorenzo, y allí estaba yo, tres generaciones oriundas del Real Sitio. Uno está en la veintena para empezar a comerse o creer comerse el mundo. Teresa se lo comía ya. Ambos más viejos, pero más sabios. Ambos curtidos por las alegrías y los dolores de veinticinco años, echando de menos algunas personas que entonces nos acompañaron y de más a algunas que nos acompañaban ahora. Y estas mismas sensaciones eran compartidas por muchos presentes en la pequeña sala de apenas trescientas localidades, hasta el punto de brotar muchas lágrimas, empezando por las de Su Majestad,
Los recuerdos y el arte de Teresa nos embargaron a todos, especialmente cuando intercaló el sereno y emotivo “Bist du bei mir?” de una cantata de Bach entre otras propinas de gran popularidad. Ella y sus cercanos sabíamos a quién y por qué lo cantaba, aunque se la dedicase a la Reina. ¡Suerte y ánimo, Teresa y familia! Se os quiere. Antes de ello, en el amplio recital, los maravillosos momentos del Julio Cesar, “Lloraré mi suerte”, el encanto del “Adios de Rossini” y la lección de las “Siete canciones populares españolas” de Falla. Velaba las armas pianísticas, desgranando las notas con mimo, Juan Antonio Álvarez Parejo. Espero que este veinticinco aniversario sea también el preludio de lo mucho y bueno que podrá proyectarse en la Villa una vez que, en algo más de un año, se inaugure el nuevo Teatro, el Teatro del Escorial y, si quieren, el de Felipe II. Nuevo y viejo, grande y pequeño, puestos al servicio de la primera de las actividades culturales del lugar. Gonzalo ALONSO

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