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Por Publicado el: 15/10/2012Categorías: Crítica

LA FORZA DEL DESTINO (G.VERDI) Gran Teatre del Liceu de Barcelona

LA FORZA DEL DESTINO  (G.VERDI) Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 16 Octubre 2012.

Volvía esta ópera de Giuseppe Verdi a Barcelona tras 16 años de ausencia. En aquella última ocasión las representaciones tuvieron lugar en el Teatro Victoria, al estar el Liceu en proceso de reconstrucción, tras el pavoroso incendio que destruyó el teatro el 31 de Enero de 1994.

El Liceu ha programado nada menos que 14 representaciones del título, con tres repartos distintos. Me temo que han sido demasiadas representaciones, a juzgar por los evidentes huecos existentes en el teatro. Esta crítica corresponde al segundo de los repartos anunciados, que habría más bien que considerarlo como reparto alternativo, puesto que los precios de las localidades eran los mismos en los dos primeros repartos.

La producción ofrecida lleva la firma del francés Jean-Claude Auvray y es una coproducción del Liceu de Barcelona y la Opera National de París, donde se estrenó durante la temporada pasada. La producción traslada la acción del siglo XVIII al XIX y resulta un trabajo un tanto irregular, con algunas escenas muy bien logradas. Es una producción de corte minimalista, en la que aparecen algunas telas pintadas atractivas en el primer acto y que consigue sus mejores efectos en el segundo acto, con la entrada de Leonora en el monasterio, donde el escenográfo Alain Chambon nos ofrece una auténtica escena sacada de Zurbarán, con un gran Cristo crucificado y monjes en blanco. Funcionan razonablemente bien las escenas de masas, no faltando algunas incongruencias, como ofrecer al fondo de la escena de la hostería de Hornachuelos un cortejo fúnebre, cuando el libreto nos habla de peregrinos. El vestuario de Maria Chiara Donato resulta colorista y atractivo en las escenas de masas y espectacular en las del Monasterio. Hay que destacar también la notable labor de iluminación de Laurent Castaingt.

La dirección de escena destaca más en el movimiento de masas que en la dirección de actores, pero cumple bien narrando la trama. El punto más controvertido de la producción es el de trasladar la obertura al final del primer acto, siguiendo una “tradición” de Gustav Mahler y Dimitri Mitropoulos. Me pregunto qué pensarían Mahler y los mahlerianos si un director decidiera cambiar el orden de los movimientos de alguna de sus sinfonías. En el haber de la producción hay que mencionar el hecho de haber ofrecido una versión muy completa de la ópera, incluyendo toda la escena del primer duelo – abortado finalmente – de Don Álvaro y Don Carlo.

Renato Palumbo es hoy en día uno de los directores más adecuado para las óperas de  Verdi, sean éstas de madurez o de los llamados años de galeras. Si él fue el gran protagonista de la Aida del pasado mes de Julio, lo ha vuelto a ser también ahora. Su lectura tuvo vida, energía, buen pulso y no decayó en ningún momento. Renato Palumbo es una auténtica garantía en este repertorio y lo ha vuelto a demostrar. A sus órdenes la Orquesta Sinfónica del Liceu tuvo una buena actuación, aunque le queda bastante recorrido todavía para ser la orquesta de un teatro de ópera de primera línea. Estupendo, como siempre, el Coro del Liceu, reforzado en esta ocasión por el Coro de Amigos de la Ópera de Gerona.

Don Álvaro fue interpretado por el tenor serbio Zoran Todorovich, cuya actuación dejó bastante que desear. Su voz responde más bien a la de un tenor lírico pleno y no al spinto o dramático que requiere el personaje. Empujó de manera notable y ofreció un registro agudo insuficiente, con sonidos siempre abiertos y calantes.

La soprano italiana Norma Fantini canceló a última hora y fue sustituida por Maria Pia Piscitelli, quien llegó al teatro apenas una hora antes de comenzar la función, y tuvo el mérito de salvar la representación con gran dignidad. Resulta sorprendente esta decisión de última hora, cuando había otras dos posibles Leonoras en Barcelona. Entiendo que Violeta Urmana no pudiera hacer la sustitución, puesto que tenía que volver a cantar al día siguiente, pero lo lógico habría sido que la sustituta fuera Micaela Carosi. No quiero ni pensar en la posibilidad de que el vuelo que traía a Barcelona a la señora Piscitelli se hubiera retrasado.

Así pues, Maria Pia Piscitelli fue Leonora y su actuación hay que calificarla de buena. Es una soprano lírica, con un timbre agradable, que canta y expresa con suficiencia, aunque resulta un tanto débil en graves. Es probable que hayamos salido ganado con su presencia en escena, lo que sabremos en un par de días.

Don Carlo di Vargas tenía que haber sido Leo Nucci, pero hace algunos meses que canceló, no por enfermedad,sino por haber decidido quitar el personaje de su repertorio. Se non è vero, é ben trovato. Su sustituto fue Luca Salsi, que resultó un adecuado intérprete. La voz no es la de un barítono verdiano, pero ahueca los sonidos para parecerlo. Los barítonos adecuados para este personaje son tan escasos como los justos en Sodoma, y en las circunstancias Luca Salsi resulta una buena solución.

Carlo Colombara ofreció una buena actuación como Padre Guardiano. Su fraseo es impecable y da gusto escucharle en el centro. Lamentablemente, su tercio agudo sigue siendo muy blanquecino y apretado.

La mezzo soprano Enkelejda Shkosa fue una Preziosilla de muy escaso interés, tanto en términos escénicos como puramente vocales. Roberto de Candia hizo una buena interpretación de Fra Melitone, actuando y cantando de manera adecuada.

Los personajes secundarios estuvieron bien cubiertos, particularmente el Trabuco de Vicenç Esteve Madrid y la Curra de Anna Alàs. Marc Pujol fue un Marqués de Calatrava con la voz mal emitida. El Alcalde de Xavier Comorera mostró una voz un tanto reducida, pero suficiente.

El teatro ofrecía una ocupación de alrededor del 85 % del aforo, con los mayores huecos en las localidades caras. El público se mostró cortés con los artistas durante la representación. Al final, los mayores aplausos fueron para Renato Palumbo. La representación comenzó con 11 minutos de retraso, debido a las circunstancias de la sustitución de la soprano, ya  mencionadas más arriba. La duración de la representación fue de 3 horas y 40 minutos, incluyendo dos intermedios de 52 minutos en total. La duración puramente musical fue de 2 horas y 44 minutos. Los aplausos finales no llegaron a los 6 minutos. El precio de la localidad más cara era de 233 euros, siendo el precio de la butaca de patio de 172 euros. En los pisos superiores los precios oscilaban entre los 33 y los 138 euros. José M. Irurzun 

 

LA FORZA DEL DESTINO  (G.VERDI). Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 17 Octubre 2012.

Esta representación corresponde al primer reparto o reparto titular, aunque ha habido alguna cancelación de importancia, a la que me referiré más adelante.

Nada hay que añadir a lo escrito ayer sobre la producción de Jean-Claude Auvray, que funciona razonablemente bien.

Hay que destacar nuevamente la dirección musical de Renato Palumbo, llena de energía y sentido verdiano. En esta ocasión me ha parecido mejor la prestación de la Orquesta Sinfónica del Liceu, especialmente en la primera parte de la ópera, que es donde sonó peor en la sesión anterior. Los tiempos han sido algo más ralentizados que con el reparto anterior, aunque no ha tenido mayor influencia en el resultado musical.

Marcello Giordani había sido Don Álvaro en el reparto titular, pero no parece que las cosas le han rodado muy bien. De hecho, su actuación fue recibida con abucheos en algunas de las funciones. Tuve ocasión de escuchar la retransmisión por radio de la representación del pasado día 11 y encontré a Giordani en un estado un tanto lamentable. Únicamente los sobreagudos funcionaban bien.

No es extraño, por tanto, que Giordani cancelara su actuación de ayer, siendo sustituido por el coreano Alfred Kim, que era el Don Álvaro del tercer reparto. Creo que con la presencia de Alfred Kim hemos salido ganando. El coreano no es un tenor dramático, sino más bien un lírico pleno, pero canta con entrega y gran valentía, con la ventaja de tener un registro agudo brillante y fácil. En el centro la voz se queda un tanto atrás y no es un dechado de perfección a la hora de matizar, pero resulta un intérprete muy solvente. No creo que debería interpretar con  frecuencia este personaje, pero su actuación queda muy por encima de la de Zoran Todorovich en el segundo reparto y que la de Marcello Giordani, tal como está en estos momentos. Alfred Kim vuelve a estar anunciado hoy, aunque supongo que no cantará (no debería hacerlo). Me temo que habrá que aguantar otra vez a Todorovich.

Violeta Urmana era Leonora y su actuación me habría resultado decepcionante, si mis expectativas hubieran sido altas. Ella decidió hace tiempo pasar a interpretar las grandes sopranos, lo que siempre me ha parecido un error por su parte, aunque tenga una buena compensación económica. Violeta Urmana no es una auténtica soprano y menos la soprano dramática que pide el personaje de Leonora. Tener los agudos no convierte a una mezzo en soprano, ya que una cosa es tener las notas y otra muy distinta es analizar la calidad de las mismas, que en su caso son en muchas ocasiones gritadas y ayunas de atractivo. Tampoco parece que Verdi es el compositor en el que la lituana se encuentra más cómoda, ya que su fraseo deja que desear. No me gustó su Leonora en París y tampoco lo ha hecho en Barcelona.

Tenía muchas dudas sobre la presencia de Ludovic Tezier como Don Carlos de Vargas, ya que el francés siempre ha sido un excelente barítono lírico y esta ópera exige unas cualidades distintas. Mis dudas han quedado en buena medida disipadas con su actuación, que ha resultado muy convincente. La voz de Tezier ha ensanchado sin perder la calidad original, manteniendo el elegante fraseo que siempre ha tenido. No me parece Don Carlos de Vargas el personaje más adecuado para sus características vocales, pero es, sin duda, una de las mejores alternativas en la actualidad.

El bajo ucraniano Vitalij Kowaljow dejó una estupenda impresión en su actuación como Ramfis durante el pasado mes de Julio y esa impresión se ha visto plenamente refrendada en esta ocasión. Su Padre Guardiano tuvo empaque y elegancia, además de una voz de timbre muy atractivo, ofreciendo una notable homogeneidad a lo largo de la tesitura. Le falta algo más de volumen para ser un intérprete ideal en estos personajes.

Marianne Cornetti fue una Preziosilla correcta, aunque no sea éste un  personaje en el que se encuentre muy cómoda vocalmente. Bruno De Simone fue un notable Melitone en términos escénicos y menos vocalmente, por lo menos hasta que uno se acostumbra a su ingrato timbre.

En los personajes secundarios me produjo una estupenda impresión Abramo Rosalen como Marqués de Calatrava. Puede cantar roles de mayor importancia. Positiva también la prueba de Cristina Faus como Curra. De nuevo, notable actuación de Vicenç Esteve Madrid en la parte de Trabuco. Bastante flojo Pierpaolo Palloni como Alcalde. Bien, Dimitar Darlev como Cirujano.

El Liceu sigue ofreciendo numerosos huecos, impensables en años anteriores. La entrada apenas llegaría al 90 % del aforo. Se aplaudió con mucha fuerza la obertura, así como las arias de Don Álvaro y Don Carlos. Al final, hubo sonoros bravos para Alfred Kim, Ludovic Tezier, Vitalij Kowaljow y Renato Palumbo. La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 3 horas y 45 minutos, incluyendo dos intermedios de 52 minutos en total. En esta ocasión la duración musical fue de 2 horas y 49 minutos, es decir 5 minutos más que el día anterior. Los intensos aplausos finales se apagaron transcurridos 6 minutos. El precio de la localidad más cara era de 233 euros, siendo el precio de la butaca de patio de 172 euros. En los pisos superiores los precios oscilaban entre los 33 y los 138 euros. José M. Irurzun

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