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Por Publicado el: 26/04/2015Categorías: Crítica

Cavalleria e I Pagliacci: un brillante Kunde no salva las deficiencias

CAVALLERIA RUSTICANA (P. MASCAGNI)

Palacio Euskalduna de Bilbao. 25 Abril 2015. Temporada de Ópera de ABAO

Tras bastantes años de ausencia (la última vez fue en 1988) se ha vuelto a ofrecer el programa doble formado por Cavallería Rusticana y Pagliacci., cuyo mayor interés radicaba en la presencia de Gregory Kunde como protagonista de ambas óperas. En lo que respecta a la ópera de Pietro Mascagni, tengo que decir que su resultado ha sido muy pobre, tanto musical como escénicamente, sin que tampoco vocalmente las cosas hayan pasado de una cierta mediocridad, si exceptuamos al tenor americano.

Si no estoy equivocado, estas representaciones de Cavallería y Pagliacci han representado el debut de Gregory Kunde en los personajes de Turiddu y Canio. Me adelanto a decir que su actuación me ha resultado brillante, a la altura de lo esperado, especialmente en el caso de Canio.

CAVALLERIA RUSTICANA. ABAO-000
Turiddu en mi opinión requiere un tenor con una voz típicamente italiana, llena de luminosidad y brillo, lo que no es el caso de Gregory Kunde. A su voz le falta mayor brillo, distinguiéndose particularmente por su línea de canto y sus cualidades artísticas. No cabe duda de que la mayor o menor adecuación de un cantante a un personaje es siempre una cuestión de criterio personal, que nadie tiene que compartir. Otra cosa distinta es la expresividad y la pura interpretación del personaje. Indudablemente, ha sido de largo el mejor del reparto, en una actuación convincente, aunque considero que no es Turiddu uno de sus mejores personajes.

CAVALLERIA RUSTICANA. ABAO-001
Gregory Kunde y Daniela Barcellona

La auténtica protagonista de la ópera es Santuzza, no en balde está en escena casi toda la opera, y más todavía en esta producción. La elección de Daniela Bacellona para el personaje me parece bastante poco afortunada. Esta mezzo soprano italiana nunca ha tenido una voz excepcional en calidad tímbrica, aunque sí amplitud y facilidad en agilidades, habiendo sido una de las cantantes rossinianas de referencia en los últimos años, especialmente en las óperas del llamado Rossini serio. Santuzza es otra cosa muy distinta y Daniela Barcellona poco tiene que ofrecer de interés en el personaje. Aquí no hay agilidades, en las que siempre ha destacado la italiana, y, por otro lado, su voz está bastante destemplada en la zona alta. Es de agradecer su entrega, escasamente servida por la dirección escénica, pero Santuzza requiere otra voz.

Luca Grassi fue un Alfio muy poco adecuado. Estamos ante un barítono lírico, muy alejado de las características dramáticas del carretero siciliano. Su afán de mostrar un volumen que no tiene le hizo además desafinar en más de una ocasión. En el personaje estuvo inicialmente anunciado Claudio Sgura, quien parece haber cancelado su compromiso. La diferencia es notable.

Annie Vavrille fue una Mamma Lucia con una voz tan ajada como suele ser habitual en las intérpretes del personaje en tantos teatros. Buena impresión la dejada por Nuria Lorenzo como Lola.

Que ABAO contrate a Daniela Barcellona para Santuzza es sorprendente, aunque discutible. Lo que no tiene un pase es que además haya puesto en el foso a su acompañante habitual, Alessandro Vitiello, para dirigir un programa tan exigente como el de estas óperas veristas. Acompañar no es dirigir, como saben todos los aficionados. Los méritos de este director para estar en el Euskalduna se me escapan totalmente. Basta con leer su currículum. Dirección blanda, rutinaria y aburrida. Hay óperas en las que el director musical pasa a segundo plano, pero no justamente en Cavallería Rusticana y Pagliacci. ¡Qué casualidad que Christian Thielemann haya querido dirigir ambas óperas este mismo mes en Salzburgo! La Orquesta Sinfónica de Navarra cumplió bien con su cometido. El Coro de Ópera de Bilbao estuvo por debajo de su actuación en Madama Butterfly.

CAVALLERIA RUSTICANA. ABAO-002

La producción escénica lleva la firma del andorrano Joan Anton Rechi, que ofrece una escenografía idéntica para las dos óperas, ofreciendo una como continuación dramática de la otra. La simple escenografía de Gabriele Moreschi nos presenta lo tantas veces visto, es decir la iglesia al fondo, con la taberna de Mamma Lucia a un lado, poniendo aquí la casa de Alfio y Lola enfrente de la de Turiddu. La acción se trae a tiempos modernos, a juzgar por el vestuario de Mercè Paloma. La labor de iluminación de Bogumil Palewicz es particularmente rechazable, ya que no se pone al servicio de la ópera, sino al servicio de los caprichos del regista, pasando de la luz a la oscuridad cada dos por tres.

Rechi se pierde en ideas personales que no tiene mucho sentido, especialmente el hecho de hacer que sea Lola la que va a casa de Turiddu a solazarse, lo que quita todo sentido a lo que luego narran tanto Santuzza, como Mamma Lucia e incluso el mismo Alfio. Otra de las ideas “originales“ de Rechi es la de hacer que el reto a duelo de Alfio y Turiddu no tiene lugar con Turiddu mordiendo la oreja de Alfio, sino dando cada uno un mordisco a una manzana. La dirección de actores resulta prácticamente inexistente y los movimientos de masas resultan apenas imaginativos. En resumen, una producción low cost más que una cacareada nueva producción.

El público se mostró un tanto frío durante la representación y en los saludos finales, en
los que no se pasó de aplausos de cortesía.

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 1 hora y 12 minutos.

Tres minutos de aplausos

PAGLIACCI (R. LEONCAVALLO)

Palacio Euskalduna de Bilbao. 25 Abril 2015. Temporada de Ópera de ABAO

Esta segunda parte del díptico verista ha funcionado mejor que la primera, debido fundamentalmente a la mejor adecuación de Gregory Kunde al personaje de Canio, aunque musical y escénicamente las cosas han rodado nuevamente por senderos de pura mediocridad.

PAGLIACCI. ABAO-000
La producción escénica de Joan Antón Rechi se ofrece como pura continuación dramática de Cavallería Rusticana. De hecho, en el preludio que precede al Prólogo, vemos a Santuzza con un bebé en brazos, para, a continuación, verla de nuevo despidiéndose de su hijo ya adolescente, que no es otro que Canio, a quien ella acabará consolando en los compases finales de la ópera. La escenografía de Gabriele Moreschi es exactamente la misma que en Cavallería, con el añadido de un carromato, donde llega la trouppe circense y donde se desarrollará la supuesta Commedia dell’ arte. El vestuario de Mercè Paloma sigue siendo el mismo que en la entrega anterior y la iluminación de Bogumil Palewicz resulta algo más discreta que en la ópera de
Mascagni.

La dirección escénica no ofrece apenas interés, resultando particularmente decepcionante el movimiento de masas, especialmente la ocurrencia de ver al coro dando nada menos que tres vueltas y media al carromato durante el Ding, dong. Como otra ocurrencia, Rechi deja en escena siempre a la ya madura Santuzza, que nada canta.

Nuevamente, la dirección musical estuvo en la batuta de Alessandro Vitiello, cuya dirección fue tan rutinaria y aburrida como en Cavallería Rusticana. Nunca se ha distinguido ABAO por ofrecer grandes batutas en sus representaciones de ópera, pero ésta es especialmente pobre. En el programa aparecen las óperas que ha dirigido, aunque no se dice dónde, y destaca especialmente la que va ser su presencia en la Scala irigiendo lo que aparece anunciado como si se tratara de la ópera Liederabend. Pocos son los aficionados que no conozcan que Liederabend es simplemente Recital o Concierto. Una vez más, acompañar, y supongo que a Daniela Barcellona. Correcta la Orquesta Sinfónica de Navarra. El Coro de Ópera de Bilbao cumplió con su cometido.

PAGLIACCI. ABAO-001
Gregory Kunde fue Canio y su actuación fue muy buena, mejor que en Turiddu. El dramatismo del personaje va mucho mejor a sus características vocales, ya que el brillo aquí no es tan necesario. Resultó muy convincente en escena y cantó con gusto y mucha calidad la famosa aria Vesti la Giubba. Un gran Canio, totalmente reconocido por el público.

Inva Mula ofreció una actuación correcta en la parte de Nedda. No está en su mejor momento, pero resuelve el personaje con suficiencia y sin mayor brillo especial. Luca Grassi fue Tonio y demostró nuevamente que su terreno natural de actuación en esta ópera debería ser el personaje de Silvio y no el de Tonio.

En los personajes secundarios Manel Esteve fue un más bien modesto Silvio, con la voz engolada y los agudos blanquecinos. José Manuel Zapata lo hizo francamente bien como Beppe, cantando con mucho gusto la serenata de Arlequín.

PAGLIACCI. ABAO-002
El Euskalduna ofrecía una entrada algo superior al 90 % de su aforo. El público se mostró más cálido que en la ópera de Mascagni, ovacionando a escena abierta a Gregory Kunde, que fue el triunfador en los saludos finales.

La representación tuvo una duración de 1 hora y 18 minutos. Siete minutos de aplausos.

El precio de la localidad más cara era de 192 euros. La más barata costaba nada menos que 83 euros. José M. Irurzun

Fotos: Moreno Esquibel

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