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Discos de 2002
Discos de 2001
Por Publicado el: 31/12/2001Categorías: Discos, DVD's y libros

Discos de 2001 otros

MAHLER: LA CANCION DE LA TIERRA. W.Meier, B.Heppner. Orquesta de la Radiodifusión Bávara. Director: L. Maazel. RCA 74321 679572. DDD
«Todo, por todos lados y por siempre, una luz azul brilla en el horizonte. Eternamente… eternamente…» Permítaseme que dedique esta crítica de la obra malheriana a Gonzalo Badenes, fallecido en días pasados y uno de los mejores críticos que existían en este país, por cuanto en él se reunían características poco comunes como ciencia, compromiso y sentido del humor. No sólo los lectores del Diario Levante tuvieron ocasión de seguir sus comentarios, sino que a nivel nacional pudimos todos disfrutar de sus críticas discográficas en «Babelia» de El País.Sin duda esta nueva e importante versión de «La canción de la tierra» le habría gustado a mi tocayo. Al margen de la obra, una de las cimas de la música sinfónico-vocal, se trata de una lectura luminosa, radiante y llena de nervio. Maazel es un director un tanto irregular, capaz de los mayores tedios y de los momentos más brillantes. Logra aquí uno de estos últimos desde «La canción de la bebida del lamento de la tierra» hasta la monumental «Despedida», con una inspiradísima intervención de la orquesta de la que es titular. Se da la circunstancia de que los cantantes que le acompañan debían haber compartido el último «Tristán» salzburgués, pero Heppner canceló a última hora. El canadiense es uno de los mejores tenores lírico-dramáticos del presente y aquí lo demuestra en una parte un tanto tirante, más por las exigencias de Maazel. Waltrud Meier aborda con calidad su parte pero, todo hay que decirlo, no nos hace olvidar expresividades en el registro grave de mezzosopranos que han interpretado esta parte. En cualquier caso una versión de las mejores entre las publicadas en los últimos años, acompañada de un sonido lujurioso. Gonzalo ALONSO

VESSELINA KASAROVA: Lieder de Schubert, Brahms y Schumann. Friedrich Haider, piano. BMG 68763 2. DDD
En un principio resulta chocante la idea de una mezzo búlgara interpretando lieder alemán, cuando nos es mucho más conocida a través de sus grabaciones de Rossini, Mozart o Hendel. Sin embargo pronto vence nuestras cautelas iniciales. Posee una voz de auténtica mezzo, con un registro amplio y contundente, bien timbrada en el registro central y en los extremos. Tanto que en nuestros días muchas otras se anunciarían como contraltos. Maneja el instrumento con calor y matiza cada interpretación. Así, en «Del amor eterno» de Brahms alcanza altísimas cotas de expresividad, contrastando convenientemente las palabras del muchacho con las de su entregada enamorada. Quizá sea en este compositor, más acorde con sus dotes temperamentales, donde alcanza sus momentos mejores, y muy especialmente en la pieza citada anteriormente, aunque el estilo resulte discutible.
También dice muy bien Schubert, aunque en un alemán de pronunciación sin redondear del todo, cautivando en esa maravilla de las maravillas que es «Cantando sobre el agua», de melodía cautivadora, mientras que de Schumann destaca «Widmung». El marido de Edita Gruberova la acompaña con más corrección que inspiración. Un disco interesante de una artista aún más interesante. Gonzalo Alonso

BRAHMS: Lieder un Gesänge op.32, Fünf gesange op.27, Fünf lieder op.94. LISZT: Tres sonetas de Petrarca, Die Loreley, O lieb, so lang du lieben kannst, Es muss ein Wunderbares sein. Thomas Quasthoff, barítono y Justus Zeyen, piano. DGG 463183 2. DDD
Nuevo disco del célebre barítono alemán Thomas Quasthoff en el que vuelve a lucir una voz potente, dúctil y bellísimamente timbrada, pero no sólo eso. Posee también los dones de la musicalidad, la profundidad en la interpretación y domina el poder de la comunicación. No en vano trabajó de joven como locutor radiofónico. Allí donde su inolvidable antecesor Dietrich Fischer-Dieskau admiraba por la inteligencia -y la comparación no es exagerada- Quasthoff nos embelesa por la emotividad y lo consigue sin la menor merma para la pureza del arte.
En esta publicación, adecuadamente acompañado por Justus Zeyen, aborda un repertorio de contrastes. Así el sencillo mundo del folk brahmsiano se opone a la aparatosidad teatral de los «Tres sonetos de Petrarca» de Liszt. Pero Quasthoff acierta por igual al cantar al amor desesperanzado de la colección Op.32 de Brahms o en la alternancia recitado-cantabile de los citados sonetos. Para no caer en el olvido de los amantes del género. Gonzalo ALONSO
JANE EAGLEN: «Wesendonk lieder» de Wagner, «Siete lieder tempranos» de Alban Berg y «Cuatro últimos lieder» de Strauss. Jane Eaglen, soprano. Orquesta Sinfónica de Londres. Director: Donald Runnicles. SONY SK 61720. DDD.
La inglesa Jane Eaglen es una de las pocas sopranos, si no dramáticas, sí «spinto» de nuestros días. Es, o quizá más bien intente, ser una cantante de repertorio versatil. Ha cantado desde Turandot a Norma. Por el mismo motivo presenta en este compacto obras que normalmente hoy ya no abordan el mismo tipo de voz sopranil, aunque en el pasado fuese relativamente frecuente. Así los wagnerianos «Wesendonk lieder» y los straussianos «Cuatro últimos lieder».
Los resultados no pueden ser obviamente los mismos y Eaglen se mueve mejor en los primeros que en los segundos, en los que son manifiestas algunas dificultades de coloratura y registro agudo. Con los sistemas de grabación es más fácil dar mayor profundidad a los graves de la que realmente tienen y por ello las canciones dedicadas a Matilde Wesendonk quedan muy correctas, aunque desde luego sin la expresividad de una Janet Baker o la exhuberancia de una Birgit Nilsson, por citar dos artistas de un pasado reciente.
Con todo, el disco es muy agradable de escuchar y recoge complementariamente, y bastante bien interpretados, los «Siete lieder tempranos» de Alban Berg, lo que redondea la publicación de una forma original e infrecuente. Gonzalo ALONSO

STRAUSS: ELEKTRA. B. NILSSON, G. JONES, M. SZIRMAY, C. CRAIG, D. McINTYRE. Orquesta del Covent Garden. Director: Carlos Kleiber. CONNOISSEUR GM 60001.
Corría el año 1977 y la legendaria Birgit Nilsson se hallaba ya en sus últimos años de carrera. Sin embargo realizó una nueva aparición como Elektra en el Covent Garden en la que además se reunió un reparto excepcional en el que figuraba Marta Szirmay como Klytämnestra, Gwynet Jones coomo Chrysothemis, Charles Craig como Aegisto y Donald McIntyre como Oreste. Las críticas de entonces afirmaron que Nilsson dominaba aún su increíble técnica y era capaz de abordar si bemoles en pianísimo y, aunque sus gestos fueran menos plásticos y su interpretación en la danza menos felina, no había perdido nada de intensidad sino ganado en realidad. Todo ello queda claro en este documento sonoro del que afortunadamente ahora disponemos.
Además de los extraordinarios cantantes había otro hecho si cabe más importante, cual era la presencia en el podio de Carlos Kleiber, entonces todavía no en el pináculo de la fama en que se instalaría después. «Elektra» no fue una de las óperas que repetiría más tarde y fueron muy contadas ocasiones las que dirigió el título de Strauss. Es difícil hallar una interpretación de mayor vigor y que combine al tiempo la transparencia de texturas, de la que no todo puede apreciarse por tratarse de una toma de un espectador. Sólo Mitropoulos en la legendaria grabación del Metropolitan es comparable. Un documento inapreciable, que se completa con una suite de «Wozzeck» con la Orquesta de la Radio de Colonia, en la que Kleiber vuelve a lucirse. Gonzalo ALONSO

STOKOWSKY COLLECTION: Obras de Canteloube, Villa-Lobos y Rachmaninoff. Anna Moffo, soprano. American Symphony Orchestra. Director: Leopold Stokowsky. BMG 09026 62600 2. ADD
Poco a poco vamos rehaciendo los viejos catálogos de vinilo y en la presente ocasión nos encontramos con la edición de varios compactos que, bajo el título «The Stokowsky Collection», nos presentan parte de las numerosísimas grabaciones de un mítico director que hoy se halla bastante injustamente olvidado.
Stokowsky, creador de un especial sonido en la Orquesta de Filadelfia, fue posiblemente una persona difícil, pero sin duda un genio musical de gran personalidad. Esa personalidad es la que hoy le mantiene alejado de nuestra memoria ya que en estos tiempos de falta de imaginación artística, la de Stokowsky resulta exagerada. Él creó y recreó montones de partituras, que abordaba con tal libertad que incluso las «arreglaba». Fue el prototipo de director subjetivo. Se puede comprobar en sus versiones de «Los reales fuegos de artificio» haendelianos, en las transcripciones de Bach y hasta en las «Canciones de Auvergne».
La que fuera bella soprano Anna Moffo recrea las piezas de Canteloube, las «Bachianas Brasileiras No.5» de villalobos y «Vocalise» de Rachmaninoff. Fue en su día casi tan popular por su vida, con incursiones cinematográficas de un porno light, como por su voz. Hao le hubiera bastado ésta para triunfar. Precioso disco para los atardeceres de estío. Gonzalo ALONSO

HEROINAS VERDIANAS. Arias de «Vísperas Sicilianas», «Don Carlo», «Rigoletto», «Aida», «Trovador», «Baile de máscaras», «Simon Boccanegra», «Fuerza del Destino» y «Otello». Angela Gheorghiou, soprano. Orquesta Sinfónica de Milán. Director: Riccardo Chailly. DECCA 466 952-2. DDD
Nueva grabación de una de las sopranos más promocionadas. Angela Gheorghiou subió a los altares líricos desde su aclamada «Traviata» londinense con Sir. Georg Solti. En esta ocasión aborda un amplio repertorio verdiano, que abarca desde arias para soprano de coloratura como el «Caro nome» de Gilda en «Rigoletto», hasta la de dramático spinta «Pace, pace, mio Dio» de «Forza del destino», pasando por un «Mercé, dilette amiche» de «Visperas Sicilianas» con su extraordinaria extensión de tesitura.
Gheorghiou se mueve bien en el repertorio más ligero y casi da el pego en el más dramático, gracias a que en grabación se consigue que cante hasta quien no canta. Pero las notas graves del «Bolero» o la densidad vocal de «Forza» o «Don Carlo» sólo se intuyen. La «Canción del sauce» de «Otello» o el «Come in quest’ora bruna» de «Simon Boccanegra» son aquellas en las que mejor se mueve del presente compacto. Chailly aporta su buen hacer, pero el resultado global queda a años luz de las grandes sopranos verdianas. Gonzalo ALONSO

ESCENAS DE LOCURA. Joan Sutherland. Arias de Bellini, Meyerbeer, Thomas y Donizetti. Orquestas varias. Director: R. Bonynge. DECCA 458 243-2. DDD
Hace muy pocas fechas que se ha escuchado en el Teatro Real «La Sonambula» de Bellini bajo dirección de Richard Bonynge, uno de los maestros expertos en el repertorio belcantista y el descubridor del instrumento vocal más impresionante probablemente de los últimos cincuenta años, el de Joan Sutherland. Escuchó a la joven soprano australiana y la introdujo en un repertorio en el que se haría famosa de la noche a la mañana gracias, como suele suceder, a una sustitución y se acsó con ella. Apareció en el Covent Garden en una «Lucia de Lammermoor» sustituyendo a Callas, con quien había compartido una «Norma» en el mismo escenario. Callas estuvo presente en la representación y dijo que tal era la perfección de los escuchado que no se podía mejorar y que, por tanto, ella no volvería a cantar esa obra. Lo cumplió. ¿Cabe mayor elogio?
Este compacto recoge escenas en las que Sutherland fue maestra no igualada. Esas escenas de locura llenas de coloraturas y espeluznantes sobreagudos. Otras intérpretes, como Gruberova recientemente, han abordado las mismas arias, pero ninguna con el enorme caudal vocal de la australiana y su infalible seguridad. La publicación contiene no sólo páginas tan populares como «Lucia» sino otras mucho menos conocidas como «L’etoile du Nord».
Sutherland estuvo en Madrid acompañando a su marido, acudió a un palco del Real y nadie se enteró. Ahora los muchos que no reconocieron a la gran soprano tienen oportunidad de escuchar cuanto se perdieron: todo un prodigio. Gonzalo ALONSO

THE EMI RECORD OF SINGING: GRANDES VOCES DEL CANTO DEL 1925 AL 11939. C. Badia, E. Berger, C. Cigna, M. Olivero, L. Pagliucci, E. Stignani, C. Supervia, M. Anderson, D. Borgioli, J. Bjoerling, B. Gigli, G. Lauri Volpi, L. Melchior, J. Patzak, A. Pertile, R. Tauber, C. Galeffi, A. Granforte, F. Chaliapin, E. Pinza, etc. TESTAMENT SBT 0132 (10CDS). ADD
Este es el tercer volumen de la serie emprendida por EMI para recuperar en CD grabaciones de los cantantes míticos del siglo XX desde el inicio del gramófono. El segundo volumen terminó en 1925, año en que prácticamente casi todos los nombres míticos ya habían grabado y por tanto estaban recogidos. Sabido es que siempre se ha considerado que el nivel canoro del período entre guerras descendió, sin embargo hubo una gran cantidad de voces centradas en repertorios interesantes que no han llegado a nosotros, permaneciendo sus nombres ahora ignorados a pesar de tener una calidad evidente. Entre ellos figuran la soprano ligera Adele Kerns o el tenor españo Tino Folgar que alternó ópera y zarzuela, que llegó a grabar un completo «Rigoletto» con Pagliucci -cuya voz también queda recogida- y del que hoy muy pocos se acuerdan.
Pero no sólo nombres olvidados a recuperar, sino otros que entonces empezaban y que pronto llegaron al estrellato, como los del joven Jussi Bjöerling, una de las voces de tenor más bellas de la historia, del que se ofrece una pieza tan infrecuente en su repertorio como «Au Mont Ida» de «La bella Helena» de Offenbach o la soprano Bidu Sayao, en una pieza de «El Guarany». Dos de las voces más grandes de la historia en su caudal también figuran: la mezzo Ebe Stignani figura con un aria de «Sanson y Dalila» y Beniamino Gigli con el «Aprile» de Tosti.
La lista de nombres alemanes, franceses e italianos es inmensa y desde luego esta publicación se convierte, junto con las dos anteriores, en un documento imprescindible para quienes deseen conocer no ya grandes voces del pasado, sino también la evolución de la interpretación y los repertorios. Gonzalo ALONSO
PUCCINI: MANON LESCAUT. M. Guleghina, J. Cura, L. Gallo. Orquesta y coro del Teatro de la Scala de Milán. Dirección: R. Muti. DGG 463 186-2.
La ya mítica serie de grabaciones en vivo en la Scala, fruto de la colaboración entre el teatro y DGG, prosigue con una «Manon Lescaut» de Puccini tomada en junio de 1998. El reparto reúne tres de las voces más en candelero de sus respectivas cuerdas, Guleghina, Cura y Gallo, amén del carismático titular del templo italiano de la lírica.
María Guleghina, a quien no se ha tenido ocasión de ver en Madrid pero si en Sevilla, es una de las sopranos más interesantes de la actualidad. La voz, de lírico casi spinta, no tiene una especial belleza pero sí personalidad. Su caso, al menos discográficamente, es parecido al de Zeani o Kabaivanska en el pasado reciente, sopranos cuyo rasgo más destacado era el dramatismo de sus interpretaciones. Guleghina se halla en esa línea tan poco frecuente en nuestro tiempo. Por eso resulta un placer vibrar con la dramática «Sola, perduta, abbandonata» o la sentida «In quelle trine morbide».
El papel de Des Grieux es, si cabe, vocalmente más difícil que el de «Otello», debido a su central y tensa tesitura. Por eso Domingo, por poner un ejemplo, la retiró de su repertorio mientras siguió cantando al moro. Eel timbre de Cura es atractivo, varonil, caliente. Los que asistieron a las representaciones de esta grabación cuentan que apenas se le oía en la sala. Tampoco ello es raro en la Scala. El caso es que como en los discos se hacen milagros y cualquier balance es posible, en la grabación se le escucha y bien. Incluso con matizaciones no tan habituales como «Pazzo son», en un «tempo» lento de Muti pero de gran comunicatividad. Gallo resulta un correcto Lescaut pero algo falto de carácter.
Muti supone una gran baza. Momentos como el citado final del tercer acto resultan emocionantes, con unos efectivos «ritardandos». La versión es globalmente buena pero la competencia de Callas-Stefano, Albanese-Bjoerling o Caballé-Domingo es aún muy fuerte. Gonzalo ALONSO
JESSYE NORMAN SINGS MICHEL LEGRAND: CANCIONES DE LEGRAND. PHILIPS 456 654-2
Nuevo disco de una mítica cantante que deslumbró a muchos hace años en los escenarios líricos alemanes, se labró una increíble fama y se dedicó a sus cosas. El presente disco es una de ellas. Lo dedica al músico francés Michel Legrand, autor de innumerables canciones de éxito que han sido registradas por muchas de las grandes personalidades de la música pop como Barbra Streisand o Dusty Sprigfield. «Los paraguas de Cherbourg» o «Los molinos de tu espíritu» son piezas magníficas, entre lo mejor de la música ligera.
Encontramos a la soprano con las características habituales en los últimos años. El instrumento posee aún un indudable atractivo en la morbidez de un timbre aterciopelado, pero el amaneramiento estropea en gran parte los resultados. Tras la tercera canción uno, si no está atento, llega a creerse que se ha dejado puesta la tecla «repeat» en el aparato y es que todo suena igual. Por ello se cae en el aburrimiento. Nada mejor que las voces de dos grandes cantantes del género llamado «entretenimiento» para la música de Legrand. Gonzalo ALONSO
CHRISTINE SCHÄFFER: MELODIAS DE DEBUSSY Y CHAUSSON. Christine Schäfer, soprano y Irwin Gage, piano. DGG 459 682-2.
El caso de Christine Schäffer es una muestra clara de que «más vale caer en gracia que ser graciosa». No es una mujer bandera, pero sí resultona. No es una gran soprano, ni siquiera una excepcional soprano ligera, pero tiene encanto. Hace poco nos regaló un disco dedicado a Bach en el que estaba mejor de lo que había estado en uno anterior dedicado a Strauss. Este nuevo mejora en Bach porque se aviene mejor a las personales características de Schäfer, voz de caudal limitado y perfiles suaves, justo lo que demandan Chausson y Debussy en las breves y casi etéreas canciones contenidas en la publicación.
Las melodías se aproximan, por cierto, mucho más entre sí de lo que lo que se aproximaban sus respectivos autores, bastante amigos durante un corto espacio de tiempo en una especie de atracción de polos opuestos. Entre las piezas seleccionadas hay la curiosidad de dos de Debussy pertenecientes a un pretendido ciclo de cinco canciones -«Noches blancas»- que el autor no llegó a completar, posiblemente debido al periodo de depresión por el que pasó entre la ruptura con el matrimonio Chausson y su posterior boda. La curiosidad final viene a dúo, con Schäfer y la mezzo Stella Doufenix en dos preciosas obritas de Chausson. Un disco para el erotismo melancólico. Gonzalo ALONSO
FERNANDO SOR: IL TELEMACO NELL’ISOLA DI CALIPSO. Y. Auyunaney, R.Mateu, J.Cabero, A. Ódena. Orquesta de Cambra del Garraf. J.LL. Moraleda, director. Ediciones Albert Moraleda. CDS 9313
Se lanza ahora la grabación discográfica de lo que se ha podido restaurar de una de las primeras obras de Fernando Sor (1778-1839) gracias al trabajo de Joan Lluis Moraleda y que ya se presentó en el Festival de Montgrí en 1997.
De «Il Telemaco» se ofrecen varios fragmentos, varias arias, un par de duettos y un concertante que nos revelan una música de interés que fue dada a conocer en la Barcelona de 1797 e interpretada una quincena de veces. Doscientos años después se pudieron volver a escuchar los fragmentos recogidos en el presente CDy que han sido reconstruidos a través del buceo en los archivos del Monasterio de Montserrat, del Orfeó Catalá, en la Biblioteca de Cataluña y en el Museo del Vi de Villafranca del Penedés. Las arias no tienen nada de fácil hasta el extremo que, por ejemplo, «Al miovoler sovrano» de Calipso, confiada a voz de soprano, recuerda mucho a la de Elektra en el «Idomeneo» mozartiano. Para cualquier cantante resulta harto complicado no destemplarse en piezas de tal bravura y tesitura.
La interpretación rezuma entusiasmo y no desmerece de muestras similares que se realizan en el extranjero con mucha más pompa. Se trata de un nuevo ejemplo que muestra la oportunidad y necesidad de impulsar la recuperación de nuestro patrimonio musical. Gonzalo ALONSO

EL ALMA DE ITALIA. Richard Tucker. Canciones. SONY SMK 66309.
Afortunadamente el disco nos permite mantener una perspectiva histórica que posibilita un juicio más exacto de dónde estamos en el mundo musical. Voces como la del tenor americano Richar Tucker son hoy totalmente inexistentes. La especie de auténtico tenor «spinto» ha desaparecido y no es probable que alguien guarde en la nevera un poco de ADN para una futura clonación.
Cierto es que las napolitanas en voz de un americano suenen un poco a banda sonora de comedia romántica del Hollywood de los Kelly, Day, Grant o Hudson y que veinticuatro piezas – el compacto está realmente aprovechado- acaban por agotar al mayor amante del género. Sin embargo no deja de ser un placer escuchar la valentía del tenor en piezas como el «Occhi turchini». Sube donde y como quiere con una voz potente, extensa, llena, homogénea, brillante hasta casi lacerar y un timbre de bellísimo color y, por si fuera poco, con una personalidad inconfundible. Durante años fue el rey del Metropolitan y se explica porqué. En España tuvimos la suerte de poderle escuchar «La juive» y «Carmen» en el Liceo a mediados de los setenta y pudimos comprobar que las grabaciones no mentían. Es una pena que en esta larga selección, con acompañamiento orquestal, no se haya incluido «La danza» de Rossini, que él bordaba con espectacularidad. Gonzalo ALONSO

PURCELL: DIDO Y ENEAS. J.Baker, P. Clarck, R. Herincx, M. Sinclair. St. Anthony Singers y Orquesta de Cámara Inglesa. Director: A. Lewis. DECCA LEGENDS 466 387 2. ADD
Resulta alentador comprobar como, poco a poco, van reapareciendo en CD aquellas viejas grabaciones de vinilo que todos conservamos como oro en paño. Una de ellas es el «Dido y Eneas» que grabase Janet Baker allá por 1962, cuando apenas era una joven promesa. De hecho se trata de su primera grabación de una ópera íntegra.
La mezzosoprano inglesa estuvo muy ligada a la obra de Purcell desde sus inicios canoros. Participó como una corista más en las representaciones de los años cincuenta en Glyndebourne, para más tarde abordar la segunda bruja, luego el principal papel de mezzo y, por último, el de Dido, habitualmente consignado a una soprano. Fue precisamente Lewis, el director de esta grabación, quien le pidió hacer Dido. Acertó de lleno, puesto que la tesitura alta no pasa del «sol» y, en cambio, la gravedad del centro de Baker imprime mucha mayor intensidad al lamento final, de una belleza conmovedora pocas veces igualada. La media voz en la repetición del «recuérdame» , carente de cualquier vibrato, la pureza de tono y la musicalidad son proverbiales. Todo un hito interpretativo.
Con tal intérprete debe ser fácil para un director encontrar inspiración y Anthony Lewis la halló. En el resto del reparto podía haber mejores artistas, pero Janet Baker compensa todo. Nos queda aún por ver a la luz los «Capuletos y Montescos» de EMI. Gonzalo ALONSO
FALLA: NOCHES EN LOS JARDINES DE ESPAÑA. EL SOMBRERO DE TRES PICOS. D. Barenboim, piano. Orquesta Sinfónica de Chicago. P. Domingo y D. Barenboim, directores. TELDEC 0630-17145 2.
Nueva versión de las «Noches en los jardines de España» cuando está también pendiente por publicarse la de Joaquín Soriano con la ONE y Frühbeck de Burgos. El gancho del presente cartel es indudable, nada menos que Barenboim al piano y Domingo a la batuta, que da así un paso importante en su carrera como director. La grabación proviene de un reciente concierto en Chicago que, por cierto, no es la única ciudad en donde ambos han interpretado el concierto. La pareja cumple.
Barenboim es una vez más ese pianista sensible, musical ante todo y siempre más atento a la expresión que a las notas en sí. Toca con inspiración y dominio del aire popular que encierra la partitura de Falla y Domingo sigue su concepto al pie de la letra, aunque la sutileza podría ser mayor. Los tempos son similares a los de la versión de Gonzalo Soriano con Frühbeck y algo más lentos que en la de aquel con Argenta en las dos partes extremas.
Barenboim dirige después el ballet completo de «El sombrero de tres picos» y lo hace con energía, con una orquesta soberbia y una grabación espectacular que demuestra que la técnica puede hacer milagros en una grabación en vivo. La mezzo Jennifer Larmore defiende como puede su parte, con una voz de timbre personal pero de dicción que deja mucho que desear. El conjunto queda muy propio para los públicos anglófilos amantes del «nombre», aquí siguen siendo referenciales otras versiones como las de los dos directores españoles citados anteriormente. Gonzalo ALONSO
LUCIA ALIBERTI. PORTARETRATO. Arias de «Romeo y Julieta», «Gianni Schichi», «Tosca», «La Wally», «Traviata», «Lucia di Lammermoor», «Norma», «Anna Bolena», «La viuda alegre», napolitanas y temas de películas. BMG 74321 574362. DDD
Aún tenemos reciente la presencia de Lucia Aliberti en los escenarios españoles. En Oviedo cantó ópera, en Madrid participó en la tristemente célebre gala de homenaje a Kraus. Ahora, muy oportunamente, se publica un compacto grabado en 1998, que recoge algunas de las páginas más queridas por la intérprete y, lo que es más importante, más representativas de su arte.
Lo mejor que se puede decir de Aliberti es que posee una personalidad, que su emisión es inmediatamente reconocible, aunque algunos en un primer momento puedan confundirla con Callas. A la Callas de los últimos cincuenta y primeros sesenta, la que ya entubaba. Escuchen el brindis de «Traviata» o el «Vissi d’arte» de «Tosca» para comprobar por qué afirmo tal cosa. ¿Un defecto? Realmente no. Ella canta un poco «a la antigua», con un timbre de atractivo y personal color, con musicalidad y, tal vez, un punto de falta de apoyo en el «fiato». No ha sido uno de esos fenómenos que, imitando a la griega, suben como la espuma y desaparecen igual de rápido que ella. Aliberti se ha mantenido y hasta es de las pocas sopranos que tienen su público, esos seguidores que graban sus actuaciones y buscan discos privados.
La presente selección justifica el título de «Portarretrato» y es variada. En todas las piezas hay frases destacables que por sí mismas merecen escucharse. Gonzalo ALONSO

BEETHOVEN. FIDELIO. W.Meier, P.Domingo, F.Struckmann, R.Papé, S.Isokoski, W.Güra, K.Youn. Coro de la Opera Alemana de Berlín, Staatskapelle Berlin. Director: D.Barenboim. TELDEC 3984-25249-2. 2cds.
Apenas han pasado ocho meses desde su grabación y ya se encuentra en el mercado la última de las versiones del «Fidelio» beethoveniano. A estas alturas de la película uno tiene muy claro cuál de las muchas versiones existentes es su favorita, concretamente la de Klemperer con su excelso reparto, sin embargo en varias de ellas es posible encontrar ciertos elementos individuales destacables. Lo mismo sucede en la presente grabación, que excluye los diálogos pero en cambio aporta las tres oberturas «Leonora» y la «Fidelio».
La lectura de Barenboim se mueve dentro de lo correcto, de menos a más, pero no llega al hito de otras de sus interpretaciones operísticas. Baza fuerte es la soprano Waltraud Maeier, una formidable Leonora, mientras que Plácido Domingo no acaba de sonar como Florestas. Recordamos aún su estupenda prestación para la «Novena» beethoveniana de Böhm, pero aquí no entra en el estilo del de Bonn y, tras un muy correcto aria, se muestra forzado e incómodo en el resto de sus escenas. El resto del reparto cumple sin más.
No estamos ante una referencia sino ante un producto simplemente digno. Desde luego Klemperer o incluso Fricsay o Bernstein son alternativas superiores. Gonzalo ALONSO
WOLF-FERRARI: SLY. H. Bader, D.Polaski, K.Reeh, S.Haertel. Coro y Orquesta de la Ópera Estatal de Hannover. Dir: R.Maxym. ARTS 47549-2. 2CD.
He aquí una ópera prácticamente desconocida en nuestro país, que dejará de serlo cuando próximamente cuando se represente en el Liceo gracias a un José Carreras que ha tomado la obra como título estelar en su última etapa de carrera. No tiene nada de extraño puesto que aunque la parte de tenor, el protagonista que da título a la obra, tenga algunos momentos que pueden resultar tirantes en el agudo, se aviene muy bien a sus características vocales. Además la obra mantiene una tónica general que puede resultar atractiva para el público gracias a su mezcla entre Puccini, el cabaret de Weill y el musical, con una escritura fácil.
No es una ópera cómica al estilo de otras de un autor casi olvidado por estos lares, aunque su argumento lo pueda parecer. Una especie de broma pesada que un noble le gasta a Sly, haciéndole creer que también es noble y que gracias a ello puede aspirar a la mano de una joven aristócrata. La broma, desarrollada un poco al estilo de «La vida es sueño», «Palestrina», «Cardillac» o el mismo «Dr. Fausto», acaba con el suicidio del protagonista al no poder soportar la vuelta a su auténtico «yo».
La versión proviene de una de las esporádicas resurecciones que tuvo la obra alrededor de los años ochenta, concretamente en Hannover. Por entonces Debora Polaski no era aún una soprano tan conocida como hoy día pero ya daba muestras de su talla vocal para un repertorio dramático. El tenor Hans-Dieter Bader se mostraba valiente y más que válido. Sus escenas en solitario o en dúo resultan magníficas. La dirección de Robert Maxym, muy vibrante, mantiene permanentemente la tensión. Una grabación consistente para conocer una obra de interés. Gonzalo ALONSO
RICHAR STRAUSS: EL BURGUÉS GENTILHOMBRE. P.Ustinov, B.Arnesen, C.Mayer, F.Cerny. Orquesta de Cámara de Munich. Dir: K.A. Rickenbacher. KOCH 3-6578-2. 2CD.
El sello KOCH nos viene presentando bajo el título de «El Strauss desconocido» una serie de obras prácticamente inéditas de un célebre compositor del que paulatinamente se van incorporando partituras al repertorio.
Una de las joyas de la colección es la grabación completa de «El burgués gentilhombre», conocida gracias a su suite sinfónica. Se trata de una comedia en tres actos con danzas e ideas de Molière a la que Hofmannstal puso versos en los que insertó notas de Strauss a modo de música incidental. Las discusiones entre ambos personajes fueron muchas y al escritor no acababan de agradarle algunas de las ideas del compositor, como la de incluir compases de Lully. El caso es que Staruss acabó tan poco satisfecho que más tarde reelaboró todo. Las discusiones abarcaron incluso el carácter anónimo que Hosmannstal deseaba mantener para su trabajo.
La obra completa dura casi tres horas, que no se recogen en esta grabación en su totalidad, sino que se recurre a las narraciones de Peter Ustinov para enlazar unas cosas y otras. El resultado no acaba de ser satisfactorio debido tanto a que tanta palabra no resulta en disco y que además se nos ofrece en una especie de «ensalada mixta de idiomas»: alemán, inglés y francés. Demasiada mezcolanza en todo. Otra vez será. Gonzalo ALONSO

MAORI SONGS: K.Te Kanawa. EMI 5 56828 2. DDD
Los ecos de la llegada del 2000 no se hacen esperar. Nueva Zaelanda fue uno de los primeros puntos en celebrar la llegada del nuevo año -que ni siglo, ni milenio- y allí celebró un concierto la figura más importante que ese país ha dado a la música lírica. Kiri Te Kanawa estuvo acompañada por la Orquesta Sinfónica de Nueva Zelanda en un programa, emitido para todo el mundo, compuesto por cuatro canciones maoríes. Para colmo otro tema figura como sintonía en unas retransmisiones televisivas de la copa del mundo de rugby. EMI lanza ahora un álbum con un total de dieciséis temas del folklore de los aborígenes de los que desciende la soprano, pero cuyo idioma realmente no habla. Un coro maorí, solistas, guitarras, piano y percusión la acompañan en la publicación.
Las canciones tienen el denominador común de su simpleza, de sus limitados registros y su colorido casi infantil. De todas ellas sobresale la segunda, precisamente la del rugby, por su marcado ritmo. Resulta fácil pensar que han pasado por un proceso de occidentalización que las habrá privado de gran parte de su «barbarie» original para transformarlas en algo bastante acaramelado que, eso sí, concuerda significativamente con la personalidad de la cantante favorita de Lady Di que, a sus cincuenta y cinco años, aún tiene mucho que cantar. Gonzalo ALONSO
EL AMOR, EL AMOR. Arias de óperas de Gounod, Massenet, Donizetti, Tschaikovsky, Verdi y Puccini. Ramón Vargas, tenor. Orquesta de la Radio de Munich. M. Viotti, dir. RCA 74321 61464 2. DDD.
Ramón Vargas es un tenor mejicano que empezó a hacerse famoso en Centroeuropa hace unos diez años a base del repertorio rossiniano. El tiempo ha pasado y éste también, para ampliarse y abarcar papeles más pesados. El pasado año cerró la temporada del Teatro Real sustituyendo a Alfredo Kraus como Werther. Toda una papeleta que resolvió magníficamente.
Su punto fuerte no es la caracterización dramática y tampoco sus versiones resultan marcadamente personales. Lo es una impecable línea de canto servida por una voz de timbre atractivo. En la presente selección borda el «Parmi veder le lagrime» de «Rigoletto», en el que muestra un legato admirable. Sin embargo «La donna è mobile» no resulta tan convincente precisamente por esa falta de personalidad. Su «Pourquoi me réveiller» quizá emocione más por el recuerdo de las circunstancias citadas que por su dramatismo intrínseco, pero se halla muy bellamente expuesto. El compacto se cierra con una «Che gelida manina» de factura sólida.
Un compacto que demuestra que el buen gusto de algunas soprano y, sobre todo, mezzos tiene contrapartida en algunos tenores. Gonzalo ALONSO
HEROÍNAS DE STRAUSS. Escenas y arias de «El caballero de la rosa», «Arabella» y «Capriccio». R. Fleming, B.Boney, S.Graham. Orquesta Filarmónica de Viena. C: Eschenbach, director. DECCA 466 314-2. DDD
La que posiblemente sea la gran soprano de nuestros días publica un nuevo compacto dedicado a las heroínas straussianas, que incluye los momentos centrales de la soprano en tres de sus óperas: «El caballero de la rosa», «Arabella» y «Capriccio». Fleming esta soberbia, en la tradición de las grandes sopranos que han abordado las mismas obras y además resulta tan inconfundible como aquellas. La voz tiene una consistencia difícil de encontrar en nuestros días, domina el estilo y resulta elegante sin caer en la edulcoración tan peligrosa en unas escenas con mucho almibar. Los matices se deslizan por doquier en forma de pianos o medias voces.
En las grabaciones es acompañada por otras dos damas de tanto lujo como la también soprano Barbara Bonney y la mezzo Susan Graham y, en papeles mucho más reducidos, aparece la leyenda viviente de Walter Berry.
Como naturalmente era obligado que ese director en ascenso que es Christoph Eschenbach tuviera sus posibilidades de lucimiento se incluye también la «Música de la luna» de «Capriccio». Hemos oído mejores versiones y también peores.
Un buen disco que nos hace añorar la presencia de una excelente cantante en los escenarios españoles. Gonzalo ALONSO
PERGOLESI: STABAT MATER. A.Scholl, B.Bonney. Les Talens Lyriques. C.Rousset, director. DECCA 466 134-2.DDD
La música de Pergolesi no es abundante pero sobre lo conocido y lo atribuido hay cada día más reclamo. Sus dos obras más famosas son la ópera «La serva padrona» y el «Stabat Mater», que hasta cierto punto comparten un mismo lenguaje musical. Difícil que fuese de otra forma cuando el compositor murió a los veintiséis años.
El «Stabat Mater» llegó a gozar de gran popularidad en su época, muy especialmente en Nápoles, e incluso en muchas ocasiones sustituyó al entonces más célebre de Scarlatti. Su música es de enorme frescura en su simpleza, pura y de cierta nobleza estilística. Algunas partes ciertamente recuerdan a «La serva padrona» como el «Quae moerebat» , en esta versión a cargo de contratenor, o el dúo «Fac ut ardeat cor meum», pero simultáneamente conserva un tono religioso fácilmente perceptible.
De la obra existen versiones discográficas de altura como la de Muti o, muy especialmente, la de Gracis con Freni y Berganza. La presente no desmerece gracias tanto a la cuidada dirección de Rousset, más interior que espectacular, como a la delicada interpretación de Bonney y Scholl. Aporta el distintivo de emplear contratenor en vez de mezzo. G. ALONSO
EL ALBUM DE VIVALDI. Cecilia Bartoli. Arias de Vivaldi. Coro Arnold Schoenberg e Il Giardino Armonico. G. Antonini, director. DECCA DDD 466 569 2.
He aquí un compacto realmente formidable. Alguien próximo a Cecilia Bartoli, probablemente su hermano a cuya memoria dedica el album, se encerró en la Biblioteca Nacional de Turín y hurgó entre manuscritos ocultos de Vivaldi hasta sacar la presente selección, que recoge arias absolutamente desconocidas del autor barroco italiano. A primera vista, me atrevería a decir que incluso en una primera audición, un compendio vocal de Vivaldi puede percibirse como próximo al tedio. Nada más lejos de la realidad. La variedad de estilos, siempre dentro del vivaldismo, es inmensa. Para entendernos, no estamos ante otra reescritura de «Las cuatro estaciones».
Desde el «Orlando finto pazzo» a la «Griselda» transcurren veinte años muy significativos de una produción lírica que hoy se halla prácticamente olvidada, escrita para varios teatros italianos, entre lo que destaca el de Venecia, la ciudad que primero dedicó uno al público de pago. Abre el disco una página bucólica centrada en la primavera pero que bien podría usarse como tema navideño. A partir de ahí desde el lirismo terrorífico de «Gelino in ogni vena» al desenfrenado furor del «Anderó, voleró, grideró». La exhibición de la mezzo es impresionante. Sutil y admirable el legato en las piezas recogidas y espeluznantes las coloraturas –como no se han oído en una mezzo en décadas- de las de bravura. Lo dicho: un prodigio. Gonzalo AlONSOBRETÓN: LA DOLORES. E.Matos, P.Domingo, R.Pierotti, T.Beltrán, M.Lnza, S.Palatchi, E.Baquerizo. Coro del Gran Teatro del Liceo y Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. A. Ros Marbá, director. DECCA 2Cds. DDD. 466 060-2
Estamos de suerte. Una firma de tanto prestigio internacional se ha lanzado al ruedo de las recuperaciones de la lírica española. Publica ahora «La Dolores» de Bretón y próximamente editará «Merlín» de Albéniz. Es obvio que la presencia de Plácido Domingo en ambas ha debido ser razón importante para la empresa.
Emilio Casares apunta en sus notas –por una vez en español en el libro del disco- que en la década de los noventa del siglo XIX se estrenaron veintinueve óperas españolas. Mucho hay por tanto donde investigar. «La Dolores», representante de la escuela verista española, es de las óperas que más éxito ha tenido desde su estreno y hay sus motivos para ello. Contiene la célebre jota, página muy bien construida pero muy maltratada por los Coros y Danzas de aquella ya lejana Sección Femenina en cada primero de mayo, una arieta de tenor, un estupendo dúo de éste con la soprano y un tercer acto de formidable dramatismo desde su atractivo preludio.La grabación debió pasar por algún que otro percance, perceptible para oídos muy atentos en alguna nota que suena como «intercalada» y en ciertos pasajes de dúos en los que parece como si las voces no lo hubieran grabado juntas. Domingo hace honor a su fama, aunque pase apuros en la zona alta, y son auténtica revelación Manuel Lanza y Elisabete Matos, quien va de bien a mejor. Gonzalo ALONSO
DONIZETTI: ZORAIDA DI GRANATA. M. Cullagh, B.Ford, P.A.Kelly, M. Hargreaves, D.Natoli, C.Pastorello. The Geoffrey Mitchell Choir, Academy of St. Martin in the Fields. D.Parry, director. Opera Rara. DDD
Los amantes del belcanto donizettiano están de suerte. Se publica «Zoraida de Granada», el primer éxito de Donizetti y la primera de sus obras con grabación completa que, además, presenta ambiente español. Y no sólo eso, puesto que su duración nos acerca a la gran ópera francesa o al drama wagneriano. Nada menos que cuatro horas y media en las que puede hallarse de todo, como en botica. No es que la ópera sea larga, que con sus tres horas lo es, es que la publicación incluye un montón de escenas alternativas de fechas diferentes.
La crítica bergamasca de 1822 recibió la partitura como «una nueva y muy gozosa esperanza para el teatro musical italiano». No se equivocó y, la verdad, es que «Zoraida» contiene elementos para advertir que su joven autor tenía cosas en la cabeza. Cierto es, primero de todo, que rezuma Mozart en muchos recitativos, que Beethoven alienta algún preludio o que Rossini se pasea por más de una caballeta de tenor y contralto, pero muestran un saber asimilar y sintetizar todas aquellas influencias y al lado de estas fantasmagóricas apariencias hay páginas de tintes personales. Así coros que volverán a sonar en aquella «Anna Bolena» que marcará el despegue definitivo o arias del más puro belcanto a cargo de la protagonista.
Las cosas se han hecho bien y la versión no puede estar mejor presentada en nuestros días, con una dirección vibrante y un reparto consistente que encabeza la revelación de la soprano protagonista Majella Cullagh. Quien tenga dudas ante el precio de cuatro CDS que seleccione el «finale primo» del último de ellos. Se llevará muchas sorpresas. Gonzalo ALONSO
BERNSTEIN: WONDERFUL TOWN. K.Chriswell, A.McDonald, T.Hampson. Birmingham Contemporary Music Group. S.Rattle, director. EMI 5V56753 2. DDD.
Sin duda Bernstein fue un gran director. Fue también un apreciable compositor de sinfonías, oratorios y otras piezas que podríamos encuadrar en el género de «lo clásico» y si dentro de ellas destaca la frescura de las partituras aparentemente más intrascendentes como el «Divertimento» no es casualidad. Bernstein, de hecho, fue un formidable compositor de música «desenfadada». «West Side Story» no fue un caso aislado y la presente «Wonderful Town» es una obra de gran atractivo que, de algún modo, preludió su más famosa comedia musical aunque sea frecuentemente olvidada. Cuando, a sus treinta y dos años abordó esta composición, ya contaba en su catálogo con «On the town», «Fancy Free» y «Trouble in Tahiti» y acababa de regresar de su luna de miel.
Nueva York es el escenario de la pieza de Betty Comden y Adolph Green a la que Bernstein añadió su genio musical. Esta vez no la de los desafíos entre americanos y puertorriqueños, sino la de una «Christopher Street» y un «»Greenwich Village» que ya no eran lo que fueron y tampoco lo que serían más tarde. A ese popular barrio se mudan dos jóvenes mujeres que acaban descubriendo su «maravillosa ciudad». Entre una rica mezcla de estilos muy diversos, tratados con gran maestría, surge esa canción romántica, la melodía tierna o el espectacular número de conjunto. La versión no puede mejorarse y es que, además de los intérpretes, su mejor baza es un Simon Rattle –que alguien quiso ligar al Real antes de su ascenso al Olimpo- en estado de gracia. Imprescindible para los seguidores de un género que muchos consideramos el sucesor de la ópera. Gonzalo ALONSOBEL CANTO. Arias de obras de Donizetti: Pia di Tolomei, La regina di Golconda, Don Sebastiano, Les Martyrs, Marino Falliero, Linda di Chamounix, Le fille du regiment y La Favorita. Enrique Viana, tenor y Manuel Burgueras, piano. CALANDO. DDD.
Enrique Viana representa un caso curioso y aislado en el mundo de los tenores españoles. Su alto grado de exigencia y fidelidad a unas ideas le ha llevado a aislarse comercialmente. Por eso, entre otros motivos, se le ve poco en los teatros y salas de conciertos. Se prodiga más en salas que podríamos calificar como alternativas. Ahora nos llega su primera grabación de la mano del sello artesanal CALANDO, promovido por unos unos cuantos amigos muy aficionados a la música.
El compacto, de muy original diseño en su formato de presentación, se dedica al repertorio que Viana domina ampliamente, el belcanto y, más concretamente, a Donizetti. Recoge una página tan popular como la cavatina de «La hija del regimiento» pero tras ella la más conocida sea quizá «Una vergine, un angiol di Dio…» de «La Favorita». A partir de ahí piezas tan infrecuentes como las de «Marino Falliero» o «La regina di Golconda».Todas ellas permiten amplias opciones de lucimiento que Viana aprovecha para regalar sus sobreagudos y hacer una exhibición de la técnica belcantista, de la que este compacto viene a ser toda una recopilación. Viana canta realmente bien, otra cosa es que el timbre y el vibrato, muy personales, no sean del gusto de todos pero lo mismo ha sucedido con los de Merritt o xxxxx y ahí están ambos. En suma, un disco de gran interés por cuanto nos ilustra sobre cómo debieron de cantar en su día los Rubini, Duprez o Nourrit. G.Alonso
PUCCINI: LA BOHEME. A.Gheorghiou, R.Alagna, E.Scano, S.Keenlyside, R. de Candia, I.D’arcangelo. Orquesta y coro del Teatro de la Scala. R.Chailly, director. DECCA 466070-2. 2CDS DDD.No le debe resultar nada fácil hoy día el negocio a las casas discográficas. Las óperas de repertorio están requetegrabadas y con versiones de referencia. Solamente de «La boheme» me vienen a la mente las Beecham, Karajan y, en cierto modo, Solti y Votto. De otro lado resulta muy arriesgado lanzarse a las exhumaciones, por lo que suele hacerse cuando las apoya una primera figura. Cuando los intérpretes actuales frecuentemente quedan por detrás de otros del pasado, ¿qué sentido tiene una nueva versión? Algo hay que buscar.
DECCA, quien posee la histórica grabación de Karajan, propone una nueva versión con Chailly y esa pareja que ya está hasta en la sopa -Callas y di Stefano también grabaron mucho juntos, pero el ritmo era diferente- añadiendo los míticos conjuntos de la Scala. Se presenta una excusa, la de una edición crítica que descubra aquello que fue desapareciendo del original de la partitura a la primera copia y sucesivas. Trata también de rescatar los tempos y formas de expresión deseados por Puccini, que era muy detallista en todo ello. Así nos encontramos con una pequeña frase al inicio del «Che gelida manina» con una flauta ascendiendo sobre notas del arpa o, como también se hace en alguna otra grabación, con el «amor» de Rodolfo al final del primer acto descendiendo del «fa» al «mi», en vez de terminar con el «do» habitual. La verdad, «peccata minuta».
Pero la versión contiene mucha vitalidad, los tempos vivos que reclamaba el compositor y una pareja protagonista próxima al ideal, sobre todo Gheorghiu, que no sólo posee una voz de gran atractivo sino que logra expresar todo el carácter y el drama de Mimi. Por el contrario son menos adecuados Elisabetta Scano, demasiado blanda y aséptica Musetta, y Simon Keenlyside, un Marcello que no acaba de convencer. Chailly y los conjuntos corales y orquestales sobresalientes. No es la mejor versión, pero no desmerece. Gonzalo ALONSO
KRAUS INMORTAL. Arias, romanzas y canciones de Donizetti, Verdi, Massenet, Cilea, Soutullo, Leoncavallo, Villa-Lobos, Turina, Grieg, Satie, etc. A. Kraus, tenor. E.Arnaltes, piano. Orquestas Sinfónica de RTVE, Filarmónica de Gran Canaria, Sinfónica de Madrid y Filarmónica Eslovaca. M.Gómez-Martínez, G.P.Sonzogno y K.Leitner, directores. RTVE MÚSICA. 2 CDS.
Un buen recuerdo, palpable demostración de cómo es posible cantar soberbiamente pasados los sesenta años. Una parte del primer compacto, con escenas de «lucia», «Manon», «Rigoletto» y «El último romántico» se grabó en el Teatro Romano de Mérida en agosto de 1992. Otra parte en Lanzarote e incluye arias de «Linda de Chamonix» y «Werther». La tercera parte, proveniente de la Plaza de Toros de las Ventas en 1990, ofrece «Traviata» y «Arlesiana» y se completa con fragmentos de 1991 en el Palau Sant Jordi catalán. El segundo compacto, que se grabó en 1991 en Prado del Rey, recoge canciones varias y el «Canto a Sevilla» de Turina con acompañamiento pianístico de Edelmiro Arnaltes.
Realmente se puede afirmar que por estos años aún daba lecciones de canto, desde el legato de «Linda» a la bravura de la caballeta de «Traviata» pasando por le emotividad de un «Lamento de Federico» que siempre fue admirable. Cuando uno escucha el «Canto a Sevilla» se lamenta de que nadie haya tenido la iniciativa de editar una amplia colección del cancionero español a cargo de nuestros grandes cantantes: de los Ángeles, Berganza, Lorengar, Caballé, Kraus, Domingo, Carreras, Aragall, Lavirgen, etc. No hubiera tenido precio y aún se está a tiempo. Gonzalo ALONSO

MERCADANTE: LES SOIRÉES ITALIENNES. N. Miricioin, Y.Kenny, W.Matteuzzi, B.Ford, A.Miles, G.Magee. D. Harper, piano. Opera Rara ORR 206. DDD.
Mercadante es hoy un compositor prácticamente olvidado que sin embargo gozó de considerable fama en su época y hasta del favor de alguien tan supuestamente exigente como Franz Liszt. Algo ha de tener la música del autor de «Le due illustri rivali» o «Il giuramento» y efectivamente lo tiene. Decía Liszt que Mercadante escribía con pausa y sabiduría y que además cuidaba y revisaba sus pentagramas. Las presentes canciones muestran también inspiración, aunque algunas nos suenen de lejos a varias arias de otros autores.
Las «Soirées italiennes» están compuestas siguiendo la misma base que las «Soirées musicales» de Rossini: ocho ariettas y cuatro duettos en italiano. Los textos pertenecen a Carlo Pepoli, quien colaboró también con Rossini y escribió para Bellini el libreto de «I Puritani». Cada pieza contiene una dedicatoria expresa. Así las hay dedicadas a los cantantes Rubini, Tamburini y Lablanche o a varios aristócratas de la época.
Serenatas, brindis, barcarolas, polkas, etc se suceden en agradable variedad. Las más bellas son sin embargo las melódicas y, en especial, las interpretadas por los tenores. Matteuzzi y Ford están soberbios en sus «Il pastore svizzero» y «L’asilo al pellegrino». La soprano Yvonne Kenny se luce así mismo en «La zingarella spagnuola» y en «La rosa», una de las cinco canciones adicionales e independientes que contiene la publicación. Más agradable cuanto más se escucha. Gonzalo ALONSOHAENDEL: DON RODRIGO. G.Banditelli, S.Piau, E.Cecchi Fedi, R.Müller, R.Invernizzi, C.Calvi. Il Complesso Barocco. A. Curtis, director. Veritas Virgin. 5 45897 2. 2CDS DDD.
Sin duda Haendel está de moda. Los discos –la aún reciente «Ariodante» es una buena muestra- y las producciones escénicas –la «Rodelinda» en Glyndebourne, el «Julio Cesar» en Oviedo o los muchos títulos munichenses- vienen a ofrecernos uno de los panoramas haendelianos más extensos de las últimas décadas, alternando las obras ya conocidas con otras totalmente olvidadas.Tal es el caso de «Don Rodrigo», una de las óperas de juventud de su autor, compuesta a los veintidós años para su debú italiano. Nunca más volvió a representarla en vida, aunque su posterior «Almira» contiene muchas reminiscencias. Tan solo en los últimos años se ha producido la recuperación: en Insbruck en 1987 de la mano del propio Curtis que dirige la presente grabación, en la Haendel Opera londinense en 1985 o en Karlsruhe en 1987. La obra, situada en la España del último rey visigodo, es una sucesión de arias con apenas un par de pasajes instrumentales y dúos, asignadas casi todas a cuerdas femeninas. Hay varias de ellas de factura magnífica, como la temperamental «Ti lascio alla pena» de la mezzo protagonista –en un papel que hubiera hecho las delicias a Teresa Berganza- «O morte o vendetta» para soprano de coloratura o ese «Allor che sorge» para tenor que muchos podrían confundir con una de las arias de la más conocida de las pasiones bachianas. Análogo reconocimiento merece el dúo soprano-mezzo «Addio, mio caro bene», auténtica delicia.Cierto es que escuchada de seguido produce alguna fatiga, principalmente porque la interpretación es digna pero fuera de lo espectacularidad y un punto poco contrastada, pero ya sabemos cuál es el remedio si de discos se trata: hoy uno y mañana otro. Gonzalo ALONSO
DONIZETTI: ESCENAS Y OBERTURAS. María Estuarda, Marino Faliero, Caterina Cornaro, Gianni de Calais, María de Rohan, Ugo conde de París, Anna Bolena, Pia de Tolomei, etc. R. Blake, N. Miricioiu, G. Magee, etc. Orquesta Filarmonía, Coro Geoffrey Mitchell. D. Parry, director. OPERA RARA ORR 207. 2 CDS DDD.
Siempre queda algo por descubrir, aún perteneciente a obras ya más o menos populares. En el caso del bell canto es fácil de explicar. Los compositores solían introducir constantemente cambios en sus pentagramas. Unos a causa de los cantantes. Muchas arias se acoplaban a voces concretas y existen versiones alternativas de arias y escenas en función de las compañías disponibles. En otras ocasiones la censura obligaba a realizar cambios y según los criterios de ésta iban variando, también la música lo hacía.
La presente publicación nos aporta muchas novedades desde una obertura alternativa para unas «María Stuarda» en la Scala. Hay también un nuevo final para «Caterina Cornaro» en el que la soprano llora sobre un moribundo barítono. Y así sucesivamente arias, un sexteto de la desconocida «Gianni di Calais» o un cuarteto de «Pia de’Tolomei». Todo ello muy interesante para amantes del bel canto, que pueden disfrutar de la gran técnica pero incómodo timbre de Rockwell Blake (impresionante en «Marino Faliero») y de las interesantes voces de las sopranos Miricioiu y Cullagh, ésta un descubrimiento como la Metilde de «Gianni». Gonzalo ALONSOKARAJAN: GRANDES GRABACIONES DE LA CENTURIA: MAESTROS CANTORES de WAGNER. ARIADNA EN NAXOS DE STRAUSS. COSI FAN TUTTE Y FLAUTA MÁGICA DE MOZART. PELLEAS Y MELISANDE DE DEBUSSY. HAËNSEL Y GRETEL DE HUMPERDINCK. T. ADAM, R.KOLLO, H.DONATH, E.SCHWARZKOPF, R.STREICH, I.SEEFRIED, R.SCHOCK, N.MERRIMAN, R.PANERAI, L.SIMONEAU, F.VON STADE, R. STILWELL, J.VAN DAM, ETC. STAATSKAPELLE DRESDE, PHILHARMONIA, FILARMONICA BERLIN, ETC.
Continúa la colección de Grandes grabaciones de la centuria con varios álbumes en los que el protagonista es Karajan. Las fechas originales de su primer lanzamiento van desde el «Hansel y Gretel» de 1953 al «Pelleas y Melisande» de 1979. La realidad es que las mejores versiones corresponden a aquellos títulos que produjo Walter Legge, mientras que el nivel más bajo lo alcanzanlos «Maestros cantores» de Michel Glotz.
Particularmente destacable es la «Ariadna en Naxos», aunque dada su edad es presentada en versión monofónica y los amantes del sonido por el sonido huirán de ella. No tanto, sin embargo, como huirán y, con cierta razón, de la «Flauta mágica», de unas condiciones sonoras lejanas al ideal. Karajan se hallaba en racha de gloria y la dirección comparte por igual inspiración y frescura, quizá hasta un punto excesivo de impulsividad. Contó además con unos interpretes de referencia. Rita Streich fue una Zerlina que ha quedado como referencia. Admira la facilidad con que lanzaba nota tras nota en su dificilísima aria. Tras ella sólo Gruberova admite la comparación. Elizabeth Scharzkopf volvía a ser un poco más ella que su personaje, en este caso Ariadna. Insistía demasiado en acentuar determinados matices que amaneran algo la interpretación, pero su escena final merece ser escuchada con atención. Irmgard Seefried compuso, valga la redundancia, un compositor ideal. Tan sólo diez años antes había cantado el mismo papel en la gala de homenaje a Strauss en su 80 cumpleaños que dirigió Karl Bohm. Rudolf Schock salía sobresaliente en el heroico y agudo Bachus, lo que ya es mucho decir, aunque el timbre pueda no gustar a todos. La nota curiosa la brinda la presencia de un Hermann Prey dando, como Arlequín, los primeros pasos de la que sería una carrera gloriosa.
Las mismas dos grandes y míticas sopranos dan otra lección de canto en el, ya clásico, «Hänsel y Gratel», aunque otras artistas más recientes hayan sido más capaces de reflejar la pureza y frescura de los niños protagonistas.
En cuanto al «Pelleas» digamos que si Debussy pretendió alejarse de Wagner, Karajan lo dirigíó como si se tratase de «Parsifal», para bien y para mal. A la interpretación vocal no se le pueden poner objeciones. Ya saben con ello a quienes puede interesar. Gonzalo ALONSO
MORALES: ILDEGONDA. V.Dávolos, R.Hernández, etc. Coro de la Escuela Nacional de Música. Orquesta Sifónica Carlos Chávez. F. Lozano, director. FORLANE 16739/40.
No sólo en España se resucitan títulos de óperas hoy absolutamente desconocidas, también en Méjico. Ambos países sufrieron una misma enfermedad: la de los editores italianos, que dominaban el panorama internacional y no tenían el menor interés en las obras que se escribían en España o Méjico. Así el compositor Melesio Morales (1838-1908) resulta un cierto paralelo de los Bretón o Chueca, al menos en su lucha por llevar a los escenarios un género lírico autóctono.
La experiencia nos ha enseñado que la mayor parte de esas obras olvidadas pueden seguir tranquilamente en el olvido, al igual que muchas de las de Donizetti o Rossini. Y es que en ellas hay poca originalidad. Otro asunto es la belleza de alguna de sus páginas. «Los amantes de Teruel» contenían algunos bellos dúos y concertantes. A esta «Ildegonda» le sucede otro tanto. Hay una soberbia escena para la soprano al inicio del segundo acto, cuya factura recuerda mucho en su atmósfera al final de «El pirata» belliniano. Entre los compositores de Bérgamo y Catania se desenvuelven también algunos inspirados concertantes. Todo ello hace que la música se siga con agrado.
La lástima, como en la mencionada ópera de Bretón, es que cuando se recuperen estas partituras no se haga con los medios adecuados. La grabación de «Ildegonda» se realizó en vivo, en el Teatro de las Artes mejicano en 1944. Coro y orquesta eran deleznables, el director discreto al igual que los solistas si exceptuamos a soprano y tenor, que sí llegan a hacernos disfrutar de esas melodías que parecen copiadas de Bellini. ¡Lástima de iniciativas desperdiciadas por falta de un poco más de esfuerzo! Gonzalo ALONSO

CELIBIDACHE: OBRAS DE BEETHOVEN, BRAHMS Y SCHUBERT. Orquesta Filarmónica de Munich. Director: S. Celibidache. EMI 5568372. ADD. 10 CDS
Nos llega ahora la tercera caja, con diez compactos, de la serie que EMI está lanzando con grabaciones realizadas en directo durante los conciertos que el maestro rumano dio en Munich con la Filarmónica de aquella ciudad. De las dos cajas anteriores –la primera con obras de Mozart, Haydn, Beethoven, Schubert, Schumann, Mussorgsky, Wagner, Debussy, Ravel, Bartok, etc y la segunda dedicada a Bruckner- se han vendido la friolera de 650.000 unidades. Ya ascienden a treinta y tres los compactos autorizados de momento para esta serie. Así es la vida. Toda una vida negándose a publicar discos y la familia ahora lo autoriza. Claro que es lo mejor que nos podía suceder a los aficionados. Seguro también que el maestro, titular durante diecisiete años de la orquesta bávara, de alguna forma preveía que esto iba a suceder. Si no de qué iba a permitir que se grabasen íntegramente todos sus conciertos. Por eso afortunadamente podemos disfrutar de sus lecturas con mucho mejor sonido que aquellas legendarias grabaciones piratas.Nos encontramos con las cuatro sinfonías de Brahms, su «Requiem alemán» y las «Variaciones sobre un tema de Haydn», junto a la obertura «Leonora n.3» y las nueve sinfonías de Beethoven. La segunda de ellas fue interpretada y grabada en su último concierto público. Las lecturas son lo esperado, muy personales, profundas y lentas. A Celibidache le gustaba contemplar el paisaje entre nota y nota y no por ello perdía tensión, sino todo lo contrario. Escuchen si no la marcha fúnebre de la «Heroica» y su último movimiento, realmente impresionante. Ahora que acaban de reeditarse también las primeras versiones de Karajan con Berlín es una magnífica ocasión para comprobar realmente de qué formas tan diferentes se pueden leer unas notas escritas sobre un papel. Estamos de enhorabuena. Gonzalo ALONSO
ELISABETH SCHWARZKOPF: TESTAMENT. Las grabaciones no publicadas de EMI 1946-1952. Piezas de Bach, Mozart, Verdi, Puccini, Schubert, Strauss, Wolf, etc. EMI SBT 2172. 2CDS ADD.
La soprano alemana, cuyo elegante canto rivalizaba con su no menos elegante presencia, es ya una leyenda. Ahora tenemos oportunidad de escucharla a sus treinta años, en los principios de su carrera internacional, pocos años después de que cantase en Berlín uno de los niños de «La flauta mágica» o el pájaro del bosque, y cuando acababa de trasladarse a Londres, desde donde saltaría a los primeros lugares de la lírica. Acababa de debutar con Karajan y el productor Walter Legge se ocupaba ya de ella dentro y fuera de casa.
En el doble compacto hay piezas que nunca se publicaron porque el propio Legge consideró que las cantaría mejor pasado algún tiempo. Así sucedió efectivamente con el «Esultate jubilate». Otras resultan curiosidades, como el aria del primer acto de «Traviata» cantado en inglés o, sobre todo, las escenas de Pamina, cantadas al piano y también en inglés. En el Covent Garden, a cuya compañía se había incorporado, se ofrecían entonces las óperas traducidas. Se incluyen también unas palabras de la soprano recordando algunos de aquellos momentos. A nadie que escuche estas grabaciones, en su día desechadas, le cabrá ninguna duda de que se estaba ante una grande de las grandes. No había que ser profeta. Gonzalo ALONSO
SIR GEORG SOLTI: UNA CELEBRACION POR SU VIDA MUSICAL. Obras de Beethoven, Mozart, Tsaikovsky, Verdi, Puccini y Wagner. V. Otter, M. Vengerov, A. Gheorghiou, Orquesta Filarmónica de Londres. Z. Mehta y M. Rostropovich, directores. DECCA 466 000-2. DDD
El pasado otoño se celebró en el Royal Albert Hall londinense un concierto en homenaje a la vida musical de Georg Solti, fallecido el año anterior, y que se recoge ahora en un compacto. En aquella ocasión se reunieron solistas jóvenes que habían trabajado con el director. Von Otter lo hizo ampliamente desde sus inicios, Gheorghiou debe su fama a la «Traviata» del Covent Garden con Solti y Vengerov tocó con él el concierto de Tchaikovsky para un fil sobre Anna Karenina. De otro lado fue Solti quien recomendó a su amigo Mehta para la Filarmónica de Los Ángeles y a Rostropovich le escogió para su primera serie de conciertos como titular de Chicago. Todos ellos participan con entusiasmo en el homenaje.
En él destaca sobre todo un impresionante «Pace, pace mio Dio!» de Gheorghiou, una vibrante versión del citado concierto de violín en el que Vangerov demuestra su altísima clase y un ensoñador «Viaje de Sigfrido por el Rhin» dirigido por Mehta. Un disco ameno. Gonzalo ALONSO
GLUCK: ARMIDA. M. Delunsch, C. Workman, L. Naouri, E. Podles, etc. Orquesta y Coros de los Músicos del Louvre. Director: M. Minkowski. ARCHIV 459 616-2. 2CDS DDD.
He aquí una espléndida publicación. El mundo musical se renueva y aparecen nuevos nombres para hacer lo mismo que hacían otros hace años. Los Harnoncourt, Hogwood, etc claudicaron paulatinamente del filón que les dio la fama para adentrarse en Mahlers y Wagners. El hueco que dejaron lo llenan hoy directores como Minkowski o Christie. El primero de éstos está logrando versiones arrebatadoras de óperas antiguas con las que hay que tener mucho cuidado porque, escritas bajo otro concepto y finalidad social de la que cumple la ópera hoy día, pueden resultar una castaña pilonga para nuestro público actual.
Esta «Armida» es un claro ejemplo de cómo hacer que resulte atractiva hasta enganchar una música lejana que en su visión cobra más cercanía. Gluck renovó el género, por aquel entonces poblado de florituras caprichosas, para devolverlo de alguna forma a los cánones más clásicos de la ópera francesa previa. De alguna forma Minkowski se encarga de algo paralelo en la dirección a lo que logró Gluck en la composición. Aunque probablemente «Armida» no sonase entonces como en esta grabación. De los solistas destaca un Eva Podles que impresiona como «El Odio» en su última escena del acto III. Yo no me perdería esta grabación. Gonzalo ALONSO
MAHLER: Kindertotenlieder, Rückerlieder, Lieder eines fahrenden Gesellen. J. Baker, Orquestas Hallé y New Philharmonia. Dir. J. Barbirolli. EMI 5 66981 2. ADD.
Todos recordamos sin duda a Kathleen Ferrier y sus colaboraciones con Sir John Barbirolli. Al director inglés le resultó muy difícil sustituir a la gran contralto cuando ésta falleció de cancer un tanto prematuramente. Finalmente encontró en Janet Baker la voz, musicalidad e inteligencia perfecta para ocupar su lugar y con ella llevó a cabo grabaciones tan espléndidas como los «Cuadros marinos» de Elgar. Ambos hicieron juntos y muy bien muchos Mahlers. Los presentes ciclos liederísticos provienen de una serie de conciertos que ofrecieron al final de la década de los sesenta, que más tarde dieron lugar a las respectivas grabaciones comerciales. En concreto las grabaciones de los «Kindertotenlieder» y «Eines Fahrenden Gesellen» , con la Orquesta Hallé, fueron escogidas por el propio Barbirlli para ser escuchadas en su funeral y en sus exéquias en Westmininster y Manchester. Se trata realmente de versiones en las que se transmite la emoción de dos grandes personalidades musicales trabajando en íntima compenetración y que, por ello, se convierten en referencia. Gonzalo ALONSO

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