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Por Publicado el: 02/07/2017Categorías: Noticias

Historia y vida del Festival de Aix-en-Provence

Si Bayreuth puede presumir de ser el festival de ópera más antiguo, el de Salzburgo de ser el más importante, y Glyndebourne el de ser el más largo, Aix presume de ser el que tiene la imagen más creativa.

Tras la segunda guerra mundial, Francia quiso recuperar su trono en el universo de la cultura, así en 1946 creó el Festival de Cannes y un año después el de Avignon, que a día de hoy siguen siendo referentes mundiales en lo que al cine y el teatro se refieren.

Faltaba un festival que centrara su atención en la lírica, y así, en 1948, nació el Festival de Aix de la mano de Gabriel Dussurget (1904-1996), gran amante de la música que, como suele pasar con casi todas las ideas geniales, tuvo que contar con apoyo económico, que en este caso provino de la condesa Lily Pastré, dama de la alta burguesía de Marsella.

Los dos buscaron el lugar perfecto para llevar a cabo un festival de verano y lo encontraron en  Aix-en-Provence, en un principio en el patio del arzobispado que tenía una buena acústica. Así nació el Festival, con cantantes aficionados, unos bancos en un viejo patio colocados en forma de gradas y un escenario en un rincón del cobertizo. La elección de la primera ópera fue la de Così fan tutte, una obra prácticamente desconocida para el público francés, y Dussurget tuvo la fortuna de conseguir que Hans Rosbaud, el director de Baden-Baden, confiara en el proyecto. Su relación fue tan especial que el maestro permaneció en Aix hasta 1962.

En 1949, para un Don Giovanni, se decide crear un teatro para reemplazar la instalación rudimentaria que había servido a la representación de Così, teatro que se mantuvo intacto durante 24 años. Con un foso de sólo 7 metros de profundidad limitaba al Festival a programar óperas de poco peso orquestal, pero lo que podría haber supuesto un impedimento para hacer grandes montajes hizo que, sin casi quererlo, se proclamara como el Festival por excelencia en las óperas de Mozart. A ello, se fueron uniendo óperas poco conocidas del repertorio barroco de autores como Monteverdi, Rameau, Gluck, Cimarosa, Grétry o Haydn, y a quienes, con el tiempo, se fueron sumando Rossini y Gounod y algunos contemporáneos como Arthur Honegger ya en 1952.

La Semiramide de Caballé y Horne en 1980

En 1974 llega a Aix la dirección de Bernard Lefort, que transforma el Festival en la exquisitez del bel canto con el repertorio principios del siglo XIX. Dos grandes producciones de Rossini marcan el mandato del nuevo director: la Semiramide de Rossini en 1980 con el dúo excepcional de Montserrat Caballé y Marilyn Horne y el Tancredi de Marilyn Horne y Katia Ricciarelli en 1981.

Al Festival también le llegó el momento de premiar a aquellos que habían sido figuras excepcionales en la historia del teatro, como eran los casos de Elisabeth Schwarzkopf o Teresa Berganza, quien fue premiada con el Galardón de Bronce Ville de Aix-en-Provence en 1988.

La histórica producción de Alcina en Aix protagonizada por Teresa Berganza en 1978

El Théâtre de l’Archevêché necesitaba una remodelación, que llegó de la mano del arquitecto Bernard Guillaumot en 1985, quien dota al escenario de las dimensiones necesarias para que Louis Erlo pudiera empezar una nueva época de coproducciones, lo que le quitó a Aix cierta originalidad, pero que permitió que pudiera regularizar su penosa situación financiera.

1998 supuso la llegada de Stéphane Lissner y la renovación completa del Festival. La era Lissner comenzaba con un Don Giovanni de Mozart con puesta en escena de Peter Brook y siguió con creadores tan célebres como Pina Bausch, Trisha Brown, Anne-Teresa de Keersmaeker, Patrice Chéreau o Luc Bondy. Ese mismo año creaba también La Academia Europea de la Música, una prolongación del Festival que promueve a jóvenes talentos.

La llegada de Bernard Foccroulle a la dirección del Festival coincide con la apertura del Grand Théâtre de Provence, inaugurado con La Walkyrie de Wagner interpretada por la Orquesta Filarmónica de Berlín con la dirección de Sir Simon Rattle. Era el inicio de otra transformación de apertura hacia otros repertorios, en Aix se podía ver tanto un Orfeo de Monteverdi, como una Traviata protagonizada por Natalie Dessay o una Elektra con puesta en escena de Patrice Chéreau y dirigida por Esa-Pekka Salonen, y atreverse con estrenos como el de Written on Skin de George Benjamin.

Para este año, Aix nos propone seis óperas.

La primera será Pinocchio, de Philippe Boesmans, abrirá el festival. La obra, estreno mundial, se representa los días 3, 7, 9, 11, 14 y 16 de julio, y es la adaptación lírica de la obra realizada por su director escénico, Joel Pommerat, inspirado en el cuento de Carlo Collodi. Dirigida musicalmente por Emilio Pomarico, estará protagonizada por Stéphane Degout, Vicent Le Texier, Chloé Briot, Yann Beuron y Julie Boulianne.

Le seguirá Carmen, los días 4, 6, 8, 10, 13, 15, 17 y 20 de julio, con propuesta escénica de Dmitri Tcherniakov y musical De Pablo Heras-Casado. Estará protagonizada por Stéphanie d’Oustrac en el rol de Carmen, Michael Fabiano como Don José, Elsa Dreisig en el papel de Micaela y Michael Todd Simpson en el de Escamillo.

Le llegará entonces la cita a Rake’s Progress en propuesta de Simon McBurney y dirigida musicalmente por Eivind Gullberg Jensen. Los roles principales serán cantados por Julia Bullock, Paul Appleby, Kyle Ketelsen y Evan Hughes los días 5, 7, 11, 14 y 18 de julio.

El día 6 de julio llegará una nueva producción, un Don Giovanni con propuesta de Jean-Francois Sivadier en la que estará Jérémie Rhorer a la batuta.  El rol protagónico será cantado por Philippe Sly, acompañado de su fiel Leporello, cantado por Nahuel di Pierro. Las despechadas Donna Anna y Donna Elvira serán cantadas por Eleonora Buratto e Isabel Leonard. Don Ottavio será Pavol Breslik y la pareja más divertida de Zerlina y Masetto por Julie Fuchs y Krzysztof Baczyk.

Erismena, de Francesco Cavalli, obra maestra icónica de la ópera veneciana del siglo 18, se estrenará el 7 de julio, con repeticiones el 9, 12, 15, 16, 18, 20 y 21 de julio. Leonardo García Alarcón dirigirá a la Capella Mediterranea y la dirección de escena correrá a cargo de Jean Bellorini. En coproducción con Luxemburgo, en Aix será cantada por Francesca Aspromonte, Carlo Vistoli, Susanna Hurrell, Jakub Józef Orliński, Alexander Miminoshvili y Lea Desandre en los roles principales.

Eugène Onéguine será la última ópera de este verano y Bernard Foccroulle ha invitado para representarla a los solistas, el coro y la orquesta del Teatro Bolshoi, que la ofrecerán en versión concierto el 19 de julio en el Gran Teatro con Tugan Sokhiev a la batuta.

Bernard Foccroulle

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