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Por Publicado el: 20/10/2017Categorías: Recomendación

Ibermúsica comienza fuerte: Haitink, Kissin, Ax…

  Ibermúsica comienza fuerte: Haitink, Kissin, Ax…

Este domingo da comienzo la nueva temporada de Ibermúsica, que en unos pocos días nos regala la presencia de unos cuantos excelentes solistas, una orquesta centenaria y un director que lleva décadas en el ´top´. Es difícil ofrecer más y mejor.

La  Orquesta Sinfónica de Londres es seguramente hoy la de mayor fuste de las que operan en la ciudad del Támesis. Es la más antigua (se fundó en 1904) y se autogestiona, con la libertad que eso da a la hora de elegir proyectos, grabaciones o intervenciones varias; su predicamento en el mundo del cine, por ejemplo, es proverbial. Pero la faceta que nos ocupa ahora, la de pura y simplemente orquesta para la sala de conciertos, es la que mejor define sus espléndidas características. La London Symphony es una máquina de hacer música con un grado de engrase perfecto. Es muy probable (seguro, diría) que haya orquestas mejores por tal o cual razón (personalidad sonora: Filarmónica de Berlín, Filarmónica de Viena, Concertgebouw de Amsterdam…; virtuosismo extremo: Sinfónica de Chicago, pongo por caso), pero resulta difícil encontrar una agrupación de alta calidad que a la vez muestre su seguridad, empaque y solidez. Rara vez a esta maravilla sinfónica se la pilla en un renuncio o error de bulto. Su comportamiento en escena es siempre soberbio, cosa que no sucede en todas las ocasiones con otras con más galones. Así que por solo el espectáculo de escuchar a estos señores merece la pena comprar entradas para estos dos conciertos. Pero naturalmente hay más, amén de una elección del repertorio muy popular.

Bernard Haitink es ya un icono. A sus 88 años conserva una inusitada fuerza mental, y es de esperar que nos vuelva a levantar de los asientos como ya lo hiciera no hace mucho en este mismo ciclo dirigiendo Bruckner. Haitink lo ha dirigido todo, y casi siempre muy bien, pero en algunos repertorios ha sabido situarse entre los mejores. Siempre se habla de su Mahler y de su Bruckner, pero yo destacaría sobre todo sus trabajos con Ravel o Debussy y su absolutamente espléndido Stravinsky.  En esta ocasión hará como obras básicas sendas sinfonía de Brahms (segunda y tercera, domingo y lunes), un autor del que también nos ha dejado grabadas en disco importantes direcciones en sus conciertos para piano. En fin, acompañará a dos solistas de muy distinta extracción: la joven violinista Veronika Eberle y el veterano Emanuel Ax, que se enfrentarán a dos huesos del repertorio, nada menos que el concierto de Mendelssohn y el ´Emperador´ beethoveniano, respectivamente. El primero de los conciertos lo redondeará Haitink con otra obra de Mendelssohn, la preciosa obertura La gruta de Fingal, que algunos llaman impropiamente  Las Hébridas. Esta gruta está en Staffa, que es una de las islas Hébridas situadas frente a la costa escocesa.

Unos días después, el miércoles 25, regresará a Ibermúsica otro de sus asiduos, y esta vez no solo por razones sentimentales o de afinidad: el señor Evgeny Kissin sería difícilmente asumible por otros organizadores de conciertos españoles porque cobra un capital. Claro que lo vale, pues se trata seguramente de uno de los cuatro o cinco  mejores pianistas del circuito actual. Sin embargo, y con esos previos, no voy a convertir este comentario en un camino de rosas para él, porque si bien estoy seguro de que la segunda parte del concierto (selección de preludios de las opp.3, 23 y 32 de  Rachmaninov) será histórica, no lo estoy tanto en el caso de la primera. Porque no me ha gustado el Beethoven que le he escuchado (desconozco su último disco), empezando por la Waldstein que dio no hace mucho en este mismo ciclo de conciertos, una versión sin contenido que, sin embargo y de forma inopinada, la crítica encumbró. A Kissin le sucede como a otros muchos grandes –y grandísimos- pianistas: no son capaces de escalar con éxito el muro de las sonatas de Beethoven, aunque a algunos, como es su caso, les sobren medios, recursos, técnica y talento. Esta vez ha escogido la monumental y mil veces negra Hammerklavier. Y quiero esperar que el monumento no se caiga y su negrura no quede en tonos grisáceos. La 29 es mucha 29. Y si me equivoco, estupendo; ya se lo cuento en otra ocasión, que seguro la habrá. Pedro González Mira

Veronika Eberle, violín; Emanuel Ax, piano. Orquesta Sinfónica de Londres. Dir.: Bernard Haitink. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Obras de Brahms y Mendelssohn (domingo, 19.30); obras de Brahms y Beethoven (lunes, 19.30). Entre 45 y 195 €.

Evgeny Kissin, piano. Obras de Beethoven y Rachmaninov. Auditorio Nacional de Música, Sala sinfónica. Miércoles, 20.00. Entre 20 y 90 €.

 

 

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