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Por Publicado el: 25/01/2018Categorías: Entrevistas

Ismael Jordi: «Me siento reconocido en mi país»

Ismael Jordi: «Me siento reconocido en mi país»

Ismael Jordi, a sus 44 años, sigue siendo ese chico encantador, noble y modesto (todas virtudes que suelen echarse de menos en el las almas de otros cantantes líricos) que empezó su carrera en este difícil mundo de la ópera gracias a una audición a Alfredo Kraus, en la que cantó tímidamente pensando que el milagro de que fuera elegido para estudiar en su cátedra en el Reina Sofía era algo imposible.

Pero el intrépido maestro vio algo en él y con esa confianza Jordi no ha dejado de trabajar desde entonces, buscando sonidos, ajustando su técnica y demostrando cada año que pasa que hizo bien en abandonar su sueño de ser futbolista para llegar a lo más alto de su carrera como tenor.

Con Alfredo Kraus

Debutó en casa con Don Pasquale, junto a Ángeles Blancas, y de allí a Berlín con Barbero, Estrasburgo con Falstaff, la Volksoper de Viena con Martha, teatro con el que colaboró cuatro años, y luego llegaron Amsterdam, Berlín, Munich, Venecia, París, Madrid, Londres…

Ahora ha regresado a casa para su debut mañana en el papel de Fausto junto a Isabel Rey, Alexander Vinogradov y Mireia Pintó. El próximo año traerá el personaje a las tablas del Teatro Real de Madrid.

Es bastante insólito que un cantante lírico español empiece su carrera más allá de los Pirineos, todos tienen la tendencia equivocada de hacerse un nombre en España y salir a los teatros extranjeros más confiados ¿cuál fue o quién fue la razón que te impulsó a empezar tu camino en Alemania y Francia?

Pues no lo sé, aunque seguramente la maestra Teresa Berganza puede ser la «culpable». Cuando aún estudiaba en la Escuela Reina Sofía, estaban buscando un tenor para Don Pasquale en Berna, donde dirigía el maestro Gómez Martinez. La maestra supo de esta audición y como sabía que yo ya había debutado esta ópera me lo comentó. Ella me preguntó si iba a ir y yo le dije que eran demasiados gastos, y más en aquella época, el avión, la estancia en Suiza… para una audición con un final incierto. Y para mi sorpresa, ella me pagó el viaje y me mandó una nota que aún conservo y que decía: «Espero que esto sirva para el comienzo de una gran carrera».

Conseguí el papel y estuve seis meses yendo a Berna a cantar Don Pasquale, y de ahí salieron más contratos, y todos en Europa.

Tampoco fuiste cantante de concursos… ¿alguna razón para haber sido también distinto en este aspecto en los inicios de tu carrera?

Es cierto, tampoco fui a concursos, pero precisamente por lo que he contado antes, ¡no me dio tiempo! Tuve trabajo desde el principio, y menos mal, porque me parece muy difícil presentarse a un concurso donde te lo juegas todo en unos minutos.

¿Qué recuerdos guardas de aquella época en el Reina Sofía con Kraus y Teresa Berganza? ¿Qué ha sido lo más importante que aprendiste de estos dos grandes maestros?

Los recuerdos que tengo son maravillosos, no sólo por mi aprendizaje en la escuela, del que estoy muy agradecido, sino también porque el haber convivido con grandísimos compañeros y profesores ha sido para mí una magnífica experiencia vital. Lo más importante que aprendí de los dos, además del aprendizaje técnico o musical, fue el enorme respeto y amor que tenían por esta carrera, tanto dentro como fuera del escenario. Es algo que echo de menos en la profesión.

Con Netrebko y Pisaroni en Anna Bolena en Zurich

¿Qué te da Donizetti que no te dé Bellini? Además del Tebaldo de Capuleti ¿habrá algún Bellini más en tu carrera?

Realmente no hay una gran diferencia para mí, al contrario, porque cantar estos dos compositores son lecciones de canto y mi voz se adapta muy bien a ambos. Pero siempre, por diferentes motivos, sobre todo porque el repertorio de Bellini es mucho más reducido que el de Donizetti, y porque suelen pensar más en otro tipo de tenor, me han ofrecido mucho más las óperas de Donizetti. Ahora mismo no tengo pensado debutar ningún otro Bellini.

De Donizetti lo has cantado casi todo… ¿te queda alguna de tu repertorio por estrenar?

Sí, todavía queda alguna, por ejemplo La favorita; es una ópera que me encantaría cantar.

Con Montiel en el Rigoletto de ABAO

Hablemos de Verdi, el Duque de Mantua y, sobre todo, Alfredo, con más de cien funciones a tus espaldas, te han dado grandísimos aplausos, quieres seguir avanzando hacia otros roles de su repertorio? ¿Con cuál de los dos te sientes más a gusto en este momento de tu carrera?

¡Con ninguno de los dos! (risas). Ambos son roles importantes en mi carrera e igual de complicados, aunque con el Duque de Mantua te expones más y la dificultad vocal es mucho mayor.

No sé si seguiré avanzando hacia otros roles, todo depende de la evolución de mi voz, pero creo que no.

¿Y Mozart? Has cantado que yo recuerde Tamino, Ferrando y Don Ottavio hace tiempo… ¿no has querido seguir con su repertorio?

Es algo que no depende de mí. Yo siempre he querido cantar Mozart, pero por «exigencias de la moda» me han ofrecido otros roles.

Con Di Donato en Maria Stuarda en la ROH

Debutaste en la ROH en 2014 en el Roberto de Maria Estuarda junto a Carmen Giannattasio como Elisabetta y Joyce DiDonato como protagonista… ¿Cómo fue esa experiencia? No lo debiste hacer nada mal a la vista de que te han llamado para protagonizar otras dos óperas.

Fue una gran experiencia en todos los sentidos. Es un papel muy difícil y algo desagradecido, pero junto a dos grandísimas compañeras y grandes artistas, era perfecto para mi debut en Londres.

Cantar en un teatro como el de Londres, de «champion league», implica una gran responsabilidad porque cantas con grandísimos artistas y hay que estar en forma. Es un teatro en el que aprendes sin parar sobre la carrera, sobre ti mismo, tus puntos fuertes, los débiles…  Debutar Roberto en la ROH fue un gran reto para mí. Verdaderamente, estoy muy feliz porque la prueba de que les gusta mi trabajo es que vuelvan a contar conmigo.

Jordi presume de seguir jugando al fútbol con sus amigos cuando la carrera le deja tiempo de volver a casa, a Jerez, ciudad por la que despierta un amor inusitado y a la que le regalará en breve su estreno en el rol de Fausto.

¿Das con el Fausto un paso más hacia la ópera francesa? ¿Llegarán pronto Werther y Nadir?

Sí, doy un paso más en el repertorio francés, en el que me siento muy a gusto y donde se pueden apreciar mejor mis características o cualidades vocales. Tener la suerte de debutar Fausto en mi ciudad es una alegría y estoy muy agradecido al Teatro Villamarta. Y sí, Nadir y Werther son óperas que tengo en mente para los próximos años, sobre todo Werther, para mí sería un sueño poder debutarla por mi tipo de voz de tenor lírico.

Cantado la famosísima aria del Elisir en la Opera National du Rhin

Supongo que feliz de estar en casa ¿no?

No te lo puedes ni imaginar… Poder estar en unas fechas tan señaladas con tu familia, tus amigos y disfrutar de ellos no tiene precio y si, además, tengo la suerte de seguir disfrutando con este Fausto, es el plan perfecto.

Ahora que tienes la autoridad como para hablar alto y claro ¿cómo van las cosas en el Villamarta, el teatro donde tú aprendiste a amar la ópera y donde fuiste uno más en el coro?

Bueno, la crisis ha afectado al mundo de la cultura y, por supuesto, a todos los teatros y liceos. El teatro Villamarta nunca ha contado con un gran apoyo económico, por lo que su crisis ha sido más profunda que en otros teatros. Pero, poco a poco, y con mucho esfuerzo, parece que van encontrado soluciones para solventar estos problemas.

¿Cuánto pesa la soledad del cantante?

Mucho, éste es un tema recurrente entre los compañeros. El público, en general, no sabe ni se imagina cómo es de dura esta faceta de la vida del cantante. Pero bueno, como se suele decir, es un daño colateral intrínseco a este mundo. Está claro que cada profesión tiene sus pros y sus contras. 

Jugando un partido de fútbol solidario

A pesar de que Jordi va con paso firme haciéndose un hueco entre los tenores más importantes de su generación no es desde luego uno de esos cantantes que se pase la vida concediendo entrevistas y haciendo sitio para salir en la foto.

No tienes una página web, no te importan las redes sociales… ¿es dejadez o te importa mucho tu intimidad y quieres seguir teniendo tu espacio?

Digamos que no soy precisamente un «nativo digital» (risas). Acabo de aterrizar en este mundo de las nuevas tecnologías y hace poco he empezado a usar las redes sociales, pero muy a mi manera, publicando sólo lo que creo que puede ser interesante, que puede aportar algo. Me gusta ser discreto y no suelo publicar lo que considero que forma parte de mi esfera personal. Y sobre la web, digamos que lo tengo en tareas pendientes como propósito de 2018

¿Te sientes querido en tu país?

¡Totalmente! Seguramente habrá de todo pero a mí me llegan mucho más las muestras de cariño.  Es verdad que trabajo mucho más fuera, pero de un tiempo a esta parte, me llaman más para cantar en España. Me siento reconocido en mi país, tanto por los teatros, como por el público y la prensa.

¿Y para cuándo te veremos otra vez interpretando zarzuela?… te echamos de menos

Pues estoy muy contento porque pronto volveré a cantar una de las zarzuelas que mejor se adapta a mi voz, Doña Francisquita. La cantaré en Madrid y en Lausanne.

Cómo ves al Ismael Jordi de dentro de veinte años?

En Jerez, con una copa de palo cortado (risas). En serio, lo que realmente me gustaría es hacer una bonita carrera, seria. Pero sobre todo me gustaría acercarme lo más posible a la felicidad.

Jordi interpretando la romanza de Doña Francisquita

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