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Por Publicado el: 26/01/2017Categorías: Entrevistas

Juan Carlos Adrianzén: Bogotá, próxima parada

Próxima parada: Bogotá

Desde su puesto de director de programación del Teatro Mayor de Bogotá, Adriazén ya piensa en posibles colaboraciones entre los teatros de Perú y Colombia.

Cambios en la gestión de teatros latinoamericanos

El saliente director del Gran Teatro Nacional, que ha pasado por Madrid, explica las razones de su renuncia y los nuevos retos que lo llevan a Colombia

Plácido Domingo, Joyce DiDonato, Juan Diego Flórez y Jonas Kaufmann cantaron sobre su escenario. También maestros como Zu­bin Mehta nos ofrecieron lo mejor del arte. Fue allí donde asistimos al estreno mundial del oratorio «El movimiento y el sueño», del compositor peruano Celso Garrido Le­cca. Allí podemos ver y escu­char a la Orquesta Sinfóni­ca Nacional. Un espacio que acoge al Festival de Cine de Lima en sus ceremonias de inauguración y clausura. El Gran Teatro Nacional tam­bién se ha visto abarrotado por la presencia de Pelo Ma­dueño. Allí se presenta lo me­jor de nuestro folclor. Dan­za, espectáculos multidisci­plinarios y más. Se trata del espacio mejor aprovechado de nuestra escena cultural. Y detrás de todo ello, el trabajo constante y la mano firme de Juan Carlos Adrianzén.

Por eso, hace unas sema­nas nos tomó desprevenidos su renuncia a la dirección del teatro. Un puesto en el que se encontraba desde la creación en el2012 de esta importante área del Ministerio de Cultu­ra y en el que había realizado una labor impecable, más allá del gobierno de turno o de los cambios de ministro.

Si la continuidad ha sido una característica en su tra­bajo, esto se refleja incluso en el afianzamiento de una programación ininterrumpi­da dirigida a los públicos más diversos. Y, por si fuera po­co, un programa de forma­ción de nuevos públicos que es una de sus metas más im­portantes. Por ello, la salida de Adrianzén durante la ges­tión del ministro Jorge Nieto fue una sorpresa. Él mismo lo explica: «Uno como profesio­nal tiene inquietudes, ganas de moverse y cambiar. Y hay que saber en qué momento tomar esas decisiones. Es­tuve en el teatro desde el ini­cio, pero sabía que en algún momento me iba a marchar tanto por mí como profesio­nal como por la institución misma. Porque las institucio­nes tienen que renovarse. Lo que no esperaba era que todo sucediera en este momento», nos cuenta.

«Un puesto como este de­pende de la confianza que te ofrece tu jefe, en este ca­so el ministro de Cultura. Si no tienes esa confianza, es difícil continuar y es el mo­mento de dar un paso al la­do. Lo irónico es que apenas me fui cambiaron las cosas e ingresó un ministro con quien tengo empatía y una mirada similar». Se refiere a Salvador del Solar, quien asumió el cargo el pasado 5 de diciembre. Para entonces, Adrianzén ya tenía decidido cuál sería su siguiente paso.

En los próximos días, Juan Carlos Adrianzén asumirá el cargo de director de progra­nación del Teatro Mayor Ju­lio Mario Santo Domingo en Bogotá. «Somos teatros con un tiempo de acción muy parecido», explica Adrianzén. «Ellos inauguraron unos me­ses antes nada más. Desde entonces hemos tenido una relación muy cercana. Me conocían y se estaba gene­rando un espacio de cambio en Bogotá, así que me hicie­ron la propuesta. Sin duda lo pensé, hice un ejercicio de desapego y decidí iniciar una nueva aventura. Es un teatro muy similar al nuestro en di­mensiones y programación. A mí me corresponde el tra­bajo de programación, ver los contenidos y la articula­ción de los mismos. Ramiro Osorio es el director general, un profesional muy recono­cido en Latinoamérica. Fue el primer ministro de Cultura que tuvo Colombia».

Ante los logros de la po­lítica cultural en Colombia, uno se pregunta: ¿cómo lo hicieron? Lo cierto es que no ha sido producto de lu­chas aisladas, sino más bien de una decisión política que comprometió a todas las ins­tancias de la sociedad. No se trató de una declaración demagógica, sino que se hi­cieron verdaderos planes a favor de la cultura. «Se trata de un plan nacional al mar­gen del gobierno de turno», comenta Adrianzén.

Durante la gestión de Adriazén, el Gran Teatro Nacional del Perú apostó por la creación de nuevos públicos

«Para llegar a una deci­sión así se tiene que enten­der que la cultura es un arma poderosa para la creación de ciudadanía. Porque la cultu­ra es un puente hacia la paz, le da visibilidad a la diversi­dad que existe en nuestros países y genera turismo, en­tre otras cosas. Todo eso es­tuvo en la mesa de discusión y se creó un plan en el que in­tervinieron todos los intere­sados. Es una política de Es­tado. Y eso nos falta». Lo que es cierto. En el Perú nos hace falta diálogo y entender que la cultura favorece en todos los aspectos a un país.

Adrianzén piensa que las metas del Gran Teatro Nacio­nal recién han comenzado a consolidarse. «Son muchas las metas que nos propusi­mos y que se consolidaron», señala. «Como fue el caso de la formación de nuevos pú­blicos. Pero creo que tan im­portante como eso fue crear un tipo de programación diverso y representativo tanto en términos locales como in­ternacionales. Ese ha sido un gran logro. El Gran Teatro es el único escenario nacional en todo el país: no tenemos un auditorio nacional ni un teatro del folclor, como su­cede en otros países. De ma­nera que es un escenario que hay que saber compartir. Es un logro haber sabido convi­vir con espectáculos y públi­cos tan diferentes. Cuando me despedí del personal, les ofrecí disculpas por tantas exigencias para hacer unas 300 actividades al año con un equipo reducido y tantas limitaciones económicas. Por supuesto, otros temas han quedado pendientes».

Ante los logros de la política cultural en Colombia, uno se pregunta: ¿cómo lo hicieron?

El camino por recorrer re­cién se inicia y todavía no se han tomado las decisiones necesarias. Seguimos atra­sados en muchos aspectos. Tanto que incluso al designar­se a Salvador del Solar como nuevo ministro de Cultura, las primeras voces en contra señalaron que solo se trataba de un actor. Tremenda igno­rancia porque un actor no es­tá descalificado para un cargo público por el solo hecho de ser actor, más allá del currí­culum que Del Solar pueda tener en leyes o en gestión.

«Leyendo los miles de co­mentarios en las redes sobre el tema, pensé en el poco co­nocimiento de nuestro sec­tor que tiene la población», dice Adrianzén. «¡Qué poco valiosos somos para la socie­dad! Un tema como este tiene que generar una reflexión: ¿por qué nos ven así? Por­que, obviamente, una serie de gobiernos ha minimizado el papel del artista y la impor­tancia de la cultura. No saben que un actor o un pintor, por ejemplo, tienen un tiempo de formación tan amplio y difí­cil como el de cualquier otro profesional. Y en el caso de Salvador del Solar, él es, sin duda, una persona muy va­liosa para el ministerio. Oja­lá consiga que se haga rea­lidad el plan del presidente Kuczynski, que es aumentar el presupuesto de cultura. Y creo que otra de sus principa­les tareas es sacar adelante la ley de mecenazgo que, sin duda, le dará independencia al sector. Está demostrada en realidades cercanas que esta ley funciona».

Juan Carlos Adrianzén se embarca en una nueva aventura y no deja por ello de pensar en próximas colaboracio­nes entre los teatros de Lima y Bogotá: «Por supuesto, el ministro Del Solar tiene mi apoyo y al seguir en el sector soy un aliado más desde mi puesto en el Teatro Mayor de Bogotá». Alberto Servat (Luces)

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