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Por Publicado el: 07/03/2017Categorías: Noticias

Kurt Moll, otro grande que nos deja huérfanos

Kurt Moll, otro grande que nos deja huérfanos

El bajo profundo alemán, un «must» para Kleiber y Karajan, ha fallecido a los 78 años.
Kurt Moll ha sido uno de los cantantes wagnerianos más respetados de su generación, su color oscuro de voz, su gran faceta de actor y el inmenso registro en la zona más grave del pentagrama hicieron de él un indispensable para los grandes directores como Karajan a Kleiber.

Moll nació en Buir, cerca de Colonia, en 1938, y quería ser violonchelista, pero se animó a estudiar canto, motivado por el director de su coro en el colegio, en la Köln Hochschule für Musik, donde dio los primeros pasos con Emmy Müller.

Comenzó como un cantante residente en la Opera de Colonia, donde permaneció durante tres años. En 1961, se trasladó a Mainz otros tres años, y más tarde cinco en Wuppertal, pero su salto a la fama no llegó hasta 1969, en la Ópera de Hamburgo.

A menudo descrito como un infra-bajo (un cantante con un rango inferior al bajo profundo), sus roles más aplaudidos fueron Daland, Osmin, Bartolo de Mozart, Pogner y Sarastro. Pero quizás los papeles que le hicieron más famoso para el público fueron los que cantó junto a Carlos Kleiber:  el Rey Mark y el Barón Ochs, y Gurnemanz, rol que cantó para Karajan en la legendaria grabación de Deutsche Grammophon del Parsifal.

Ha sido también un gran liederista y cantante de concierto, sobre todo en el repertorio alemán.

Su debut en el Metropolitan fue en 1977 como Landgraf Hermann en Tannhäuser, seguido en la misma temporada con Rocco en Fidelio y Sparafucile en Rigoletto, le llevaron a lo más alto de su carrera.

Llegó a ganar un Grammy en 1990 por la grabación de James Levine de Das Rheingold donde Moll cantaba Fasolt. Su Fafner quedará para la historia en el Anillo de EMI de Sawallisch. Pero sus grabaciones de oro serán para siempre su Barón Ochs en el Rosenkavalier en nada menos que siete grabaciones completas, sus seis Sarastros de Die Zauberflöte (incluyendo los dirigidos por Colin Davis y Sawallisch), y sus seis King Mark en Tristan e Isolde (destacando los de Kleiber y Mehta).

Las últimas actuaciones de Moll fueron como el Commendatore en Don Giovanni y el Nightwatchman en Die Meistersinger von Nürnberg, ambos en la Ópera de Baviera.  Tras de su retiro, continuó como maestro en Colonia, donde seguía viviendo junto a su familia.

Para los que no le conocieron, deja una amplia discografía que va desde Mozart hasta Strauss.

El maestro Kurt Moll en el Caballero de la rosa de Salzburgo, dirigido por Karajan

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