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Por Publicado el: 05/10/2017Categorías: En vivo

La polémica sobre la bandera española en «Carmen»

La polémica sobre los insultos a la bandera de España ha saltado a los medios. Lean la crítica de Gonzalo Alonso a la producción original en Peralada en 1999 y lo tendrán claro.

CARMEN EN PERELADA

LA OTRA ESPAÑA

Carmen de Bizet. A.Vavrille, R.Alagna, A.Gheorghiu, L.Gallo, etc. Coro Lieder Cámera, Orquesta de Cadaqués. G.Noseda, dirección musical. C. Bieito, dirección escénica. Perelada, 8 de agosto 1999.

Comunica o no lo cogen. Carmen cuelga el teléfono, sale de la cabina y explota: “¡El amor es un pájaro rebelde!”. Me pregunto por qué Micaela tiene que atravesar España de Navarra a Andalucía – o, como en esta versión, incluso cruzar el Estrecho- para llevarle a José noticias de su madre teniendo el teléfono al lado. Los escenógrafos “modernos” nos vuelen aún más absurdos unos libretos que ya de por sí suelen serlo bastante cuando fuerzan las historias en su afán por contarnos otras cosas o más cosas. A veces sin embargo las cosas funcionan desde un punto de vista dramático si se pasan por alto matices como el citado o como otros muchos a los también que podría haber aludido y eso sucede con la valiente, inteligente y polémica propuesta de Calixto Bieito. Es la suya una “Carmen” muy pensada, fronteriza y marginal, fuera de los tópicos de la castañuela y la pandereta e imagen de otra España, la de Gil –un poco la de Gil y Gil y un mucho la de Gil de Biedma- que nos traslada a Ceuta. Se abre con la dureza de un cuartel legionario. Un soldado en calzoncillos es castigado a correr en círculos a paso ligero, con su Zetme en las manos, hasta desfallecer. Los niños no juegan a los soldaditos, sino que asaltan a la guardia en busca de sustento. La cabina telefónica y un mástil en el que ondea la bandera española componen todo el decorado del primer acto. El segundo, el más discutible escenográficamente, nos lleva a un descampado al que acuden a celebrar un picnic Lilas Pastia, los contrabandistas de tabaco y los legionarios compinchados en ese polvoriento y desvencijado Mercedes marroquí que tantas veces vemos en tránsito por España. El entreacto siguiente nos presenta al maletilla que torea furtivamente, totalmente desnudo, a la luz de la luna. A estas alturas algunos espectadores ya no pueden ocultar su incomodidad. El enorme toro de Veterano le sirve de fondo a Bieito como lo hiciera a Bigas Luna en “Jamón, jamón”. El mural se desploma violentamente, parte del público se asusta, y comienza el drama final. Aquí los hallazgos son muchos, empezando por la supresión del tan problemático desfile de la cuadrilla torera, gracias a un soberbio manejo del coro. Y el asesinato a solas, concentrando el drama. Muchos aciertos, alguna que otra cosa mejorable como el fallido intento de contar la historia a modo de recuerdo de Pastias y alguna que otra provocación innecesaria y fácilmente prescindible -la rubia bañista en bikini con la bandera española como toalla o cuando la bandera sirve como trapo para limpiar el cristal de un coche- muestra de que todo espectáculo puede madurar representación tras representación.

Noseda dirige con vivacidad, tanto en gestos como en sonoridad, y bastantes caprichos en materia de tempos a una entregada Orquesta de Cadaqués de menos de sesenta profesores que suenan como una centena. Muy acertado el coro de Sabadell, mejor las cuerdas masculinas que las femeninas. Roberto Alagna debuta en un papel que le va como anillo al dedo, equilibrando el lirismo del primer acto con la dramaticidad posterior. Curiosamente es el aria de la flor en donde más puede mejorar, buscando convenientemente más sutileza e introspección. Angela Gheorghiu bordó su aria como antes, marido y mujer, bordaron el dúo. El tantas veces admirado Lucio Gallo no lo es tanto esta vez como Escamillo. Le sobra exageración y le falta apoyo en los graves. Canceló Antonacci y es una pena porque su fuerte personalidad hubiera redondeado esta “Carmen”. Annie Vavrille mantuvo el tipo en la sustitución, más escénicamente que en lo vocal, pues se trata de una soprano corta, pero no pudo ocultar la diferencia de nivel. Los personajes secundarios quedan magníficamente servidos por Casas, Mentxaka, Cabero, Vas, Ferrer y Marsol.

Con sus cien millones de coste es la producción más cara en los trece años de historia de Perelada, pero ha merecido la pena. Propuestas así convierten a un festival en punto de referencia. El de Perelada ha hecho nueva diana en su afán por la cultura, la innovación y el riesgo. Se hablará de esta “Carmen”. Otras recientes, de carton-piedra, ya las hemos olvidado. Gonzalo ALONSO

 

Un comentario

  1. alejandro 09/10/2017 a las 09:53 - Responder

    Buenos días. A la luz de este comentario de Gonzalo Alonso de 1999, sobre la representación de Carmen en Perelada y el uso que de la bandera española hace el heroico Bieito, se entiende muy bien el aviso del actual Director del Teatro Real en el ABC de hace unos días, donde afirmaba que ni hay que buscar el escándalo , ni temerlo……pues muy bien y pienso yo, porque el heroico Bieito no se lame sus traumas de infancia en Miranda de Ebro, con la bandera estelada o la del Daes, o la francesa en París….que asco de progresía cutre…algunos comentarios dicen que en estas funciones del T. Real va a retirar la susodicha enseña nacional….veremos qué se le ocurre para seguir provocando, aunque ya se sabe que no ofende el que quiere sino el que puede

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