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Por Publicado el: 27/11/2016Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Las soluciones a los Premios Campoamor

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Las soluciones a los Premios Campoamor

El lunes pasado, mientras ante las puertas del Teatro Campoamor se manifestaban cientos de personas a favor de la cultura y los Premios, se reunía el patronato de la fundación para desconvocar la reunión del jurado que hoy debería haber fallado los premios de esta XI edición. Reunión tensa, en la que hubo reparto de papeles entre los tres principales protagonistas. Wenceslao López Martínez, alcalde del PSOE y presidente de la fundación, se lavó las manos como Pilatos; Roberto Sánchez Ramos, vicepresidente y concejal de IU hizo de Judas; Isabel González Bermejo, concejal de Somos, disfrutó en su papel de Caifás. Ya sólo les queda liquidar la fundación para terminar el asesinato realizado con el agravante de nocturnidad y alevosía. Pero todo ello, tristemente, es ya agua pasada. Lo importante ahora es el futuro y hay algunas soluciones, que deben partir del reconocimiento de su importancia para el sector, la misma que los Goya para el cine o los Max para el teatro.

Lo ideal sería que Opera XXI se hiciese cargo de los Premios y su financiación. De esta forma no habría un único teatro al que se pudiera acusar de favoritismo en alguno de sus galardones. Todos estarían implicados. Mientras la reunión del jurado podría convocarse en Madrid como lugar con comunicaciones más fáciles para todos y económicas para la organización, la gala de entrega de premios podría rotar entre los diferentes teatros. Hay un detalle importante que afecta al presupuesto. El ayuntamiento de Oviedo cedía el Campoamor, pero sin otra estructura que los acomodadores, de forma que la fundación había de sufragar todo el equipo técnico. El presupuesto se abarataría considerablemente si las galas se realizasen en teatros en funcionamiento, con sus técnicos. Prácticamente bastaría con 150.000€ y sobran patrocinadores para un evento de su repercusión. El teatro que cada año organizase la correspondiente gala podría incluirla como una actividad más de su programación, de forma parecida a como el Liceo hace con el concurso de canto Viñas. Parece, a tenor de la nota emitida por Opera XXI, que esta idea encaja en su proyecto y podría discutirse en su próxima reunión de diciembre. Apunto una idea más: que la próxima gala se celebrase en el Real y la segunda en el Liceo, celebrando sus respectivos aniversarios.

Siendo la solución más adecuada, no es la única. El Teatro de la Zarzuela, con el INAEM detrás, podría también asumir la responsabilidad e incluir los premios como actividad propia. Dado que los galardones dedicados a la zarzuela son contados y que, a fin de cuentas, este teatro es el más representativo del género, no debería levantar suspicacias su protagonismo. El Teatro Real y el Liceo cuentan con capacidad más que suficiente para hacerse cargo de ellos, e incluso parece que a Roger Guasch le atrae la cuestión para el segundo de ellos. Por último, sería de vital importancia que el actual jurado dictaminase los premios en breve, de forma que no existiese discontinuidad. Gonzalo Alonso

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