El nuevo intendente y director artístico, Davide Livermore, ha amenazado con no hacer pública la programación hasta que se logre firmar un contrato a conveniencia de las partes, por el que sea posible legalmente compatibilizar su salario en el Palau (68.000€) con las direcciónes escénicas en el mismo (la pasada «Norma» 24.000€), o en otros teatros (en la actualidad «Billy Budd» en Génova» y la labor docente en Turín. Un director artístico puede ausentarse de su teatro, pero jamás se ha visto en el mundo de la ópera que el intendente pase más tiempo fuera que dentro de su teatro, lo que de hecho está sucediendo con Livermore. Es lógico que Livermore no renuncie a su carrera profesional y él está en su derecho a pretenderlo, pero no es de recibo la incompetencia de Catalá, que no se ha enterado de nada en su momento y ahora acepta la presión de Livermore por no quedar aún más en evidencia. Pero más ya es imposible.

Livermore presiona para que todo se cambie porque considera y con toda la razón que Catalá se halla en apuros. Ha exigido una solución esta semana y el Consell se reune hoy. ¿Será capaz de tener sentido común y no permitir que Livermore sea intendente? Si no lo hace, les Arts será un caos.