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Por Publicado el: 30/09/2014Categorías: Crítica

Mutter y la ONE: hacer de la necesidad virtud

HACER DE LA NECESIDAD VIRTUD

Orquesta y Coro Nacionales de España

Obras de VIVANCOS, BRUCH y DVORAK. Anne Sophie Mutter (violín). Orquesta Nacional de España. Dir.: Miguel Harth-Bedoya. Auditorio Nacional, Madrid, 27-28 de septiembre de 2014.

La Orquesta Nacional abrió temporada a lo grande, con estreno absoluto, solista de lujo, obra de gran repertorio, excelente maestro y actuación fuera de casa. Tocó el 25 en el Palau de la Música de Barcelona y repitió programa viernes y sábado –pero no el domingo, ¡ay!- en Madrid, con el estreno de “Bach in Himmel” (“Bach en el cielo”) de Bernat Vivancos (Barcelona, 1973), la actuación en el “Concierto para violín nº 1 “ de Bruch de Anne-Sophie Mutter (Rheinfelden, 1963), y la dirección de un habitual del conjunto, el excelente director peruano Miguel Harth-Bedoya (Lima, 1968) cerrando sesión con la popular “Novena” de Dvorak, la “Sinfonía del nuevo mundo”.

La obra de Vivancos, como bien explicaba Steffano Russomano en sus notas, parte del arranque del Preludio en Do mayor del Primer Libro del “Clave Bien Temperado”  de Bach. Esa frase musical se repite hasta casi la saciedad, “edificio polifónico de sabor casi minimalista” apuntaba Russomano, y va envolviendo a las distintas familias orquestales para terminar en un ‘tutti’ atronador, tras casi 20 minutos de música ininterrumpida, al que sigue un silencio súbito y tras él de nuevo dos pianos, dos arpas, dos vibráfonos y a renglón seguido todo el conjunto, retoman la frase inicial sin descomponerla para finalizar tras otros cinco minutos de música. Un espectador comentaba, no sin humor, que si un derviche escuchara esta pieza alcanzaría un estado contemplativo. La orquesta tocó la pieza maravillosamente, y como dice Riccardo Muti en un ya afamado video internáutico, todos terminaron al mismo tiempo.

Sobre Anne-Sophie Mutter poco se puede predicar que sea novedoso: su sonido es prodigioso, con afinación perfecta,  fraseo exquisito, sonoridad grande y brillante, y ‘pianissimos’ de apabullar. Magistral: ese es el resumen. Hizo un concierto antológico y el éxito fue rotundo. Tras varios saludos, tocó la Giga de la Partita nº 2 en Re menor de Bach (¿un guiño hacia la primera obra, como diciendo «os vais a enterar de lo que es Bach»?). La clamorosa aclamación hizo que interpretara también la Sarabande de la misma obra.

La segunda parte fue  un estupendo Dvorak en el que la Nacional tocó entregada, vibrante, disfrutando los profesores de lo que hacían. Harth-Bedoya cosechó su muy merecida parte de éxito personal con la partitura del compositor checo.

Y el domingo Frau Mutter descansó, o sea, que no tocó, y la Nacional interpretó casi en solitario la “Sinfonía del nuevo mundo”. “Casi”, porque un fabuloso comunicador, Luis Ángel de Benito, le explicó la obra al público y le regaló una admirable nota de programa ubicando obra y autor en su instante histórico. La ONE aprovechó los previsibles pluri-compromisos internacionales de la violinista, haciendo de la necesidad virtud, para inaugurar la serie dominical “Descubre…” (o “una nueva forma de acercarse a la música sinfónica”) acompañada del taller infantil “Pintasonic”, desarrollado en el Hall del Auditorio, en donde los niños pintan la música que escuchan. Aunque sin Anne-Sophie, todos se lo pasaron en grande. José Luis Pérez de Arteaga

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