Hace algunos años me preguntó una enjoyada dama durante una cena ofrecida en el Metropolitan por un patrocinador: «¿Sabe usted cuál es la diferencia entre un mecenas americano y uno español?» Ella misma se respondió: «El mecenas americano es el que pone dinero para los proyectos, el español es el que le pide dinero a otros en vez de ponerlo él». Al ver mi rostro de extrañeza añadió: «¿No conoce usted a Paloma O’Shea?» Hace menos tiempo me afirmaba exaltado un catedrático de conservatorio: «Es indignante que la ceremonia de final de curso de una escuela privada se celebre en el Palacio de El Pardo y que acuda la misma Reina, cuando nunca ha venido a ceremonias de los conservatorios públicos». Y hace aún menos tiempo alguien me afirmaba: «Paloma se está cargando el Festival de Santander con sus Encuentros».
Podría relatar muchos otros comentarios en torno a Paloma O’Shea. Yo mismo critico aspectos de sus proyectos o a quienes desde cargos públicos los apoyan olvidando simultáneamente sus propias obligaciones musicales. Sin embargo he podido comprobar como la gran mayoría de quejas como las citadas no son más que muestras de ignorancia, envidia o reconocimiento inconsciente de la propia incapacidad. La multimillonaria americana desconocía la importante cuantía de la aportación del grupo Santander a los proyectos «O’Shea». Al docente le corroía la envidia porque su conservatorio no era capaz de ponerse las pilas para lograr una proyección social similar por ineptitud de su director y, en fin, el observador santanderino olvidaba que existe lo que se llama sinergia.
Paloma O’Shea es quizá la persona que desde la iniciativa privada más hace por la música y lo hace pensando en el largo plazo y no en el fulgor de lo inmediato. Así caminan con paso firme la Fundación Albéniz, la Escuela Reina Sofía y su futura sede, la Escuela Virtual, los «Encuentros», el Concurso Internacional de Santander, etc. Y, siempre que uno lucha con tesón y triunfa acaba por crear envidias y celos. No hay que preocuparse, lo que cuentan son los resultados. De personas como Paloma O’Shea estamos muy necesitados en el mundo musical.