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Lecciones de “Marina”
Por Publicado el: 19/06/2017Categorías: En vivo

Thomas Hampson y David Afkahm, sin suerte

Temporada de la OCNE

Thomas Hampson y David Afkahm, sin suerte.

Obras de Mahler y Schenberg. Thomas Hampson, barítono. Orquesta Nacional de España. David Afkahm, director. Auditorio Nacional. Madrid, 18 de junio de 2017.

A uno se le cae el alma a los pies cuando ve el auditorio con muchísimos claros en un concierto en el que participa uno de los cantantes más sobresalientes de los últimos treinta años, Thomas Hampson, interpretando unas piezas tan bellas como los “Des Knaben Wunderhorn lieder”. Cierto es que pueden buscarse razones como el calor agobiante –no tanto a las 11,30 de un domingo- o una segunda parte con Schoenberg y, cierto es que tampoco el excelente barítono logró llenar el Teatro Real en 2014, pero algo falla en la comunicación de los conciertos semanales de la OCNE cuando esto sucede.

Los que dejaron sus butacas vacías se perdieron una nueva lección de Hampson con un compositor del que es uno de los más fieles traductores, tanto en sus lied como en sus canciones de concierto con orquesta. Es imposible no recordar su ciclo Mahler en el Teatro de la Zarzuela años ha, en plenitud total. Desde entonces la voz se ha oscurecido, agudos y graves no le resultan tan cómodos y el timbre no suena con la frescura de antaño, pero es un maestro en el decir, en el refinamiento del fraseo, en penetrar en el texto de estos poemas. ¡Qué gran lección desde la primera a la última canción de la selección elegida! Si ha de resaltarse algo habría de ser la emotividad en la exposición de “Das irdische Leben”, sin querer simular demasiado la voz del niño, o “Das himmlische Leben” y “Urlicht”, unidas para no interrumpir su ambiente. El público estuvo entregado y, tras sus constantes aclamaciones, concedió otro Mahler.

La vida juega a veces malas pasadas y esto le sucedió a David Afkahm al programar este fin de semana “Pelleas y Melisande” de Schoenberg ya que, apenas hace unas semanas, se escuchó en la misma sala con la Staatskapelle de Dresde y Thielemann al frente. La ONE ofreció una versión notable, intensa y empastada, con especial énfasis en su romanticismo más que en lo que el autor nos traería después, pero la comparación era inevitable.

Ya sólo queda un concierto en la temporada actual de la OCNE, pero se trata de un gran colofón: el “Requiem” de Verdi. Es de esperar y desear que el Auditorio llene hasta la bandera los tres días. Gonzalo Alonso

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