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Por Publicado el: 13/06/2014Categorías: Crítica

Turandot: de ¡Consejera , dimisión! a ¡Zubin, quédate!

 

 

 

 

 

 

 

Turandot: de ¡Consejera , dimisión! a  ¡Zubin, quédate!

Palau de Les Arts de Valencia. 11 Junio 2014.

Este Festival del Mediterráneo se está caracterizando por emociones a flor de piel. Ya explicaba ayer que el ambiente del público del Palau de Les Arts estaba cargado de emociones, que salían a relucir cada vez que Zubin Mehta aparecía en el foso del teatro. En esta Turandot las emociones han ido incluso más lejos. Han explotado, como si de una traca final se tratara. Antes de nada les quiero decir que el resultado artístico de esta Turandot ha sido de un éxito espectacular, con una brillante producción, una espectacular dirección musical y un buen reparto vocal.

TURANDOT. LES ARTS-000

Volvamos a las emociones. El ambiente en Valencia está muy enrarecido y no faltan razones para ello. Todo el mundo se da cuenta de que un proyecto artístico, que tantas alegrías nos ha dado en los últimos años, está en serio riesgo de irse al traste. El primer punto de emotividad fue el anuncio por megafonía de que la representación se iba a dedicar a la memoria de Rafael Frübeck de Burgos, muerto unas horas antes. Los aplausos a la memoria del maestro burgalés dieron paso a un muy sonoro abucheo dedicado a la consejera de cultura de la Generalitat, que ocupaba el palco central del teatro. Los abucheos y los gritos de: ¡Consejera, Dimisión! no podían quedar apagados por los escasos aplausos que algunos espectadores dedicaban a la señora. Siguió creciendo la emoción, cuando, al arrancar el tercer acto, un espectador de las localidades altas gritó con fuerza: ¡Zubin, quédate! La ovación fue enorme, el público se puso en pie como un resorte y el maestro hubo de darse la vuelta y agradecer emocionadamente la ovación. En los saludos finales Zubin Mehta fue recibido con una atronadora ovación, acompañada de una auténtica lluvia de papelitos, en los que había unos con la efigie del maestro y expresiones de agradecimiento, y otros, que llevaban escrito en una lado: ¡Maestro Mehta, quédese! y en el otro: ¡Políticos Ignorantes!. Digamos que nada menos que un deseo y la constatación de una realidad. Zubin Meha, emocionado, recogió un papelillo y se lo llevó al corazón.

TURANDOT. LES ARTS-001

En este ambiente cargado de emociones hemos vivido una magnífica Turandot en términos musicales. Dos veces anteriormente el Palau de Les Arts nos había ofrecido esta ópera de Puccini. La primera bajo la dirección de Zubin Mehta y la última con Lorin Maazel en el podio. La primera fue brillante como pocas, la segunda, un auténtico monumento musical. Nuevamente, Zubin Mehta volvía a dirigir Turandot en Valencia y su lectura ha sido tan brillante como siempre. Hay una especial comunión entre el maestro y esta opera de Puccini. No hay que olvidar que él fue quien la consiguió representar por primera vez en la Ciudad Prohibida de Pekín y bueno será también recordar la brillantísima versión que nos ofreció en aquella inolvidable grabación de estudio, en la que estaban a sus órdenes Sutherland, Pavarotti y Caballé. Zubin Mehta estuvo brillante como pocas veces y eso es ya decir mucho de su lectura vibrante y espectacular. La emoción añadida llevó a un éxito apoteósico. La Orquesta de la Comunitat Valenciana ofreció una espléndida actuación, entregada en cuerpo y alma a la batuta del maestro, Enorme también el Coro de la Generalitat, al que hay que añadir la muy buena actuación de la Escolanía de la Mare de Deu dels Desamparats.

Al frente del reparto estaba la soprano californiana Lise Lindström, cuya Turandot resultó muy convincente. Su figura está en las antípodas de esas poderosas y voluminosas Princesas de Hielo tantas veces vistas en los escenarios del mundo. Su figura parece más bien de modelo de Julio Romero de Torres, sobre todo con algunos de los modelos que ofrecía la producción escénica. La voz no es particularmente poderosa ni especialmente bella, pero resulta muy adecuada para el personaje. La voz está muy bien emitida y no tiene problemas para que llegue a todos los rincones del teatro. Además de eso, ella canta con expresividad y las notas altas no le representan ningún problema. A mi parecer es la Turandot más convincente hoy en el panorama internacional.

El canario Jorge de León fue Calaf y lo hizo bien. Su cantó me pareció mas matizado que en otras ocasiones, en las que suele haber cierta superficialidad y monotonía. Me pareció en el primer acto que el centro está algo más mate que antes y hay algo más de vibrato, pero es un Calaf de todo respeto, que además mejoró en los actos siguientes. Su interpretación del siempre esperado Nessun dorma fue recibida con grandes ovaciones. Hay que decir que se escapó del DO sobreagudo en el segundo acto, lo que no dejó de sorprenderme.

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Lise Lindström

La italiana Jessica Nuccio me resultó una Liú un tanto corta. Tras el éxito que obtuvo en este teatro como Violeta en Octubre, nada parece más razonable que contar con ella para Liú. No obstante, me resultó una esclava más ligera que lo deseable. Canta bien, ofrece buenos piani, pero a la voz le falta más entidad.

Buena impresión la dejada por el bajo ucraniano Alexander Tsymbalyuk, algo basto, si se quiere, pero parecía un Nikolai Ghiaurov redivivo al compararle con Alessandro Guerzoni, de infausto recuerdo en Bilbao..,

Las tres máscaras lo hicieron de manera convincente en su conjunto, aunque las voces individuales no ofrecían mucho atractivo. Eran Germán Olvera (Ping), Valentino Buzza (Pang) y Pablo García López (Pong). Flojito el Mandarín de Ventseslav Anastasov. Adecuado, Javier Agulló como Emperador Altoum.

La producción escénica es la que se estrenó en este teatro hace 6 años, que lleva la firma del cineasta chino Chen Kaige, que hacía entonces sus primeras armas en ópera. Yo no creo que un director de escena chino represente un plus para una ópera como Turandot, como no creo que un español lo represente en Carmen, un catalán en Tiefland o un sevillano en el Barbero de Rossini. Lo que importa es que el espectáculo sea bueno y eso tanto lo puede ofrecer Zefirelli como Kaige. La producción cumple con un requisito fundamental en esta ópera y es su espectacularidad. Bella y rica escenografía de Liu King con un palacio en forma de pagoda, que ofrece una enorme y espectacular escalera al fondo. Llama la atención que la escena de las máscaras se ofrece en un rico escenario y no en corbata, como ocurre normalmente. El último acto ofrece mucho parecido a lo ofrecido en la conocida producción de Nuria Espert, pero en este caso hay un cambio de escena espectacular tras el dúo de amor para volver a ofrecer el palacio en todo su esplendor. Rico vestuario de Chen Tong Xun, que ofrece nada menos que cuatro modelos para la protagonista, dos de ellos espectaculares. Buena iluminación original de Albert Faura, que ha sido llevada adelante en esta ocasión por Antonio Castro. La dirección escénica tiene puntos discutibles, como el hecho de ofrecernos al Emperador Altoum como un borrachín al estilo de Herodes en Salomé. Muy bien conseguida la aparición de Turandot en el primer, que sale de entre el pueblo para entrar en palacio y ascender la enorme escalera al fondo. La dirección escénica fue obra en esta reposición de Allex Aguilera.

TURANDOT. LES ARTS-003Jorge De León

El Palau de Les Arts ofrecía un lleno total. Las ovaciones echaron humo y el gran triunfador fue Zubin Mehta, pero no faltaron ovaciones y bravos para los demás artistas.

Entre dedicatorias, abucheos y ovaciones la representación comenzó con 9 minutos de retraso y tuvo una duración total de 2 horas y 54 minutos, incluyendo dos intermedios. Duración musical de 1 hora y 52 minutos. Nada menos que 13 minutos de ovaciones y bravos.

El precio de la entrada más cara era de 135 euros, habiendo butacas de platea por 119 euros. La entrada más barata costaba 38 euros. José M. Irurzun

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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