Final de ciclo por todo lo alto

Final de la tetralogía de ‘El Anillo del Nibelungo’, de Richard Wagner. Coproducción, Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia y Maggio Musicale Fiorentino. Dirección musical: Pedro Halffter. Dirección de escena: Carlus Padrissa y La Fura del Baus. Director del Coro: Íñigo Sampil. Escenografía: Roland Olbeter. Diseño de iluminación: Peter Van Praet. Figurinista: Chu Uroz. Video designer: Franc Aleu.Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Coro de la A. A. del Teatro de la Maestranza. Reparto:Stefan Vinke (Siegfried), Linda Watson (Brünnhilde), Martin Gantner (Gunther), Sandra Trattnigg (Gutrune/Tercera Norna), Peter Sidhom (Alberich), Christian Hübner (Hagen), Elena Zhidkova (Waltraute/Segunda Norna), Mercedes Arcuri (Woglinde), Alexandra Rivas (Wellgunde), Anja Schlosser (Flosshilde), Elena Zaremba (Primera Norna). Fecha:Sábado 14 de junio. Lugar: Teatro de la Maestranza. Aforo: Lleno. 

Hace unos días escribí a propósito de una valoración de lo que han supuesto en el terreno operístico estos diez últimos años de dirección artística de Pedro Halffter que, desde la perspectiva histórica, se recordará este periodo esencialmente por haber programado El anillo del Nibelungo por primera vez en la ciudad, en la producción de la Fura del Baus además. Y tras la culminación de esta tetralogía anoche debo decir, con las reservas que la memoria exige, que la de ayer creo que fue la mejor dirección lírica de Halffter en estos diez años. Salvo algunos momentos en las escenas iniciales en las que las voces fueron tapadas por la orquesta, el director madrileño consiguió una interpretación brillante y dramática, recreándose en los momentos de mayor impacto, como en la sobrecogedora música fúnebre de Sigfrido, pero también en los más esencialmente poéticos, como el dúo inicial Sigfrido-Brunilda y, sobre todo, en la escena final, con la culminación del drama alegórico una vez que reaparece y se despliega con toda sedosidad y carga poética el tema de la Redención por el Amor. 

También en el apartado escénico es ésta la entrega más acabada y mejor perfilada de las cuatro firmadas por Padrissa, que no sólo cierra su interpretación de la obra en clave conflicto Hombre-Naturaleza, sino que sabe utilizar las propias pantallas gigantes como elementos escénicos por sí mismos, especialmente en esos dilatados momentos carentes de acción dramática y a los que Padrissa dota de vida escénica. Hay que hacer una mención especial para la iluminación de Juan M. Guerra. 

Si el año pasado decíamos que el Sigfrido de Lance Ryan ,con ser el mejor de la actualidad, no dejaba de ser una mediocridad, el de Vinke estaba aún por debajo: voz desabrida, plana y vociferada en vez de fraseada, sobre todo en el primer acto. Nada que ver con Linda Watson, una soprano auténticamente wagneriana, de amplios medios, bello timbre y gran musicalidad en el fraseo que firmó una escena final conmovedora. A destacar la espléndia Zhidkova y las estupendas Nornas e Hijas del Rhin. Hübner es una de las voces más feas y bramantes que he escuchado en este teatro, pero tanto Gantner como Sidhom cantaron con voces firmes y buen fraseo. La orquesta, salvo repetidos errores de trompas y trombones, sonó con una calidad sobresaliente, como igualmente lo hicieron las secciones masculinas del coro, contundente y muy empastado. Andrés Moreno Mengíbar