QUINCENA MUSICAL

PROGRAMACIÓN DESEQUILIBRADA

Fecha: 20-VIII-2021. Lugar: Auditorio Kursaal. Programa: Näne Op. 82 y Canción del destino Op. 54 de Johannes Brahms; Sinfonía nº 5 en Mi menor Op.64 de Piotr Ilich Tchaikovsky. Coro: Mixto Easo (Gorka Miranda, director). Orquesta: Sinfónica de Galicia. Director musical: Dima Slobodeniouk.

Al concierto sinfónico que aquí se valora no se le otorgaría una Estrella Michelín, ni estaría en la candidatura, por cuanto su programación adoleció de una construcción defectuosa, dándonos un aperitivo corto y poco aderezado, para luego mostrarnos un plato más contundente en el que faltaron determinados tiempos necesarios de cocción y se impuso una inusual prisa para su degustación.

¿Éste de qué va?, preguntará usted. Explicación debida, amén de obligada para el lector. La doble Quincena Musical de este año pandémico nos presentó lo que constituía toda una novedad, cual fue el Coro Mixto Easo, integrado por féminas y por varones, al estilo de un consolidado orfeón (¡ojo que nadie se pique!). Pero -siempre hay un pero y aquí está la objeción- tan solo se le permitió dos breves intervenciones, que fueron las composiciones de Brahms Näne Op. 82 y Canción del destino Op. 54, con una duración de 14 y 18 minutos, respectivamente, que supieron a poco, tanto por la imperiosa obligación de cantar con mascarilla, lo que difumina y envilece los timbres sonoros, cuanto por la versión impuesta por la batuta del finés Slobodeniouk, quien en todo momento mantuvo el coro a raya en unas intensidades que no superaron las dobles “ff”. Claro que son obras de intimidad. La primera casi un canto fúnebre por Anselm Feuerbach, en homenaje a un íntimo amigo de compositor; y la segunda, también nominada en alemán Schicksalslied, que constituye una de sus obras cumbre junto con Ein Deutsches Requiem. Pese a lo cual la concertación desde el podio fue bastante plana y apagada. De cualquier forma la agrupación coral easonense mantuvo el tipo y si no pudo dar más de sí, con su innegable calidad (magnífica cuerda de sopranos), se debe a cuestiones que le fueron ajenas. ¡En 32 minutos, despachados y a la calle! ¡Qué falta de estilo!

Era manifiesto que la 5ª de Tchaikovsky constituía el plato fuerte de la velada, pero a don Dima le dio por picar espuelas y en 46 minutos (de cronómetro) se despachó la partitura del genial ruso. Una versión en que el viento metal, sobre todo los trombones, resultó tronante en comparación al volumen exigido a las otras secciones. ¿Que la Orquesta Sinfónica de Galicia es todo un orquestón?, nadie lo duda. Pero tampoco por culpa del inquiero podio tuvo su tarde más florida y eso que hubo mucho gusto expresivo en el andante cantabile con una meritoria entrada de la trompa a solo, bien sazonada con el contrapunto seguido del clarinete. ¿A qué vienen las prisas en el movimiento del elegante vals que es el scherzo?, tal vez buscando, precipitadamente, la falsa ilusión de un destino que el propio compositor indica en la partitura con la pompa y solemnidad en verdad expresiva. Manuel Cabrera.