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Por Publicado el: 29/09/2019Categorías: Artículos de Gonzalo Alonso

Don Carlo, ópera imposible en El Escorial

Don Carlo y sus problemas burocráticos

Felipe-II

Felipe II

«Don Carlo», ahora en el Teatro Real, no ha satisfecho casi nunca al poder o a la censura. Al estreno parisino acudió Napoleón III con su esposa, la emperatriz Eugenia de Guzmán, duquesa de Montijo. Cuando Felipe II le espeta al Gran Inquisidor “Non piú frate” ella se volvió de espaldas al escenario y lo mismo hicieron otros personajes de la corte. Napoleón III tampoco ocultó su disgusto ante la obra. En el Real se tardó en estrenar, no llegó hasta 1912

“Don Carlo” ha sido -¿lo es aún?- una ópera problemática en España, pero sobre todo lo es en El Escorial, tal y como se lo voy a contar.

La leyenda negra y la obra de Schiller han pesado mucho en su contra, a pesar de que Verdi insistiese en que no quería reflejar en su ópera una realidad histórica. El compositor visitó el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial cuando vino al Teatro Real, desde San Petersburgo, para dirigir “La forza del destino”. Supo perfectamente lo poco que el propio Monasterio tenía en común con la historia de don Carlo.

Sin embargo, ese Monasterio ha atraído permanentemente la atención de cuantos se han acercado líricamente a esta historia. Han sido muchos los intentos a lo largo de las últimas décadas de representar la ópera en El Escorial, en su Monasterio. Algunos vanos desde su inicio, como el de un barítono llamado Sergio de Salas y otros con peso como el de Zeffirelli y Bernstein a primeros de los años noventa. Nunca se pudo llevar a cabo.

Finalmente, cuando se inauguró el teatro-auditorio, se logró la programación de la ópera, pero sólo fue una selección, gracias a la presencia al mando de la orquesta de Riccardo Muti. En aquella primera temporada -aún añorada- también dirigieron John Elliot Gardiner, Colin Davis, Christoph Eschenbach, Rinaldo Alessandrini, etc. Los dos primeros se interesaron por abordar allí “Don Carlo” y Gardiner incluso se ofreció a hacerlo gratis. No hubo otro “Don Carlo” hasta 2015, cuando Boadella logró ponerlo ya en escena en una visión en la que se esforzó por reflejar al auténtico infante con sus problemas físicos y psíquicos.

Carta-Austria-Duque-San-Carlos

 

Pero merece la pena retroceder, ya que bastantes años antes hubo un intento encabezado por mí que naufragó, pero reveló muchos aspectos de cómo funcionaba España. En el año 2000 lo propuse junto al productor Michael Eckert quien, entre otros espectáculos en marcos históricos, había llevado “Turandot” a la muralla China. Lo planteamos en tres escenarios del Monasterio, la Lonja, el patio de los Reyes y el Jardín de los Frailes. Lo dirigiría Lorin Maazel. Se colocarían gradas para el público y sería retransmitido y grabado para todo el mundo. Hablé con el Duque de San Carlos, entonces Presidente del Patrimonio Nacional, quien contestó que se lo transmitiría a José María Aznar, con quién más tarde habló el Presidente de Austria. Los incidentes, hasta el naufragio, fueron muchos, pero nunca se me olvidará la conversación con el prior de los agustinos, que fue quien tuvo la última palabra. Tras varias reuniones, nos sentamos él y yo en el citado jardín. En un cierto momento colocó su mano en mi pierna y me dijo: “Gonzalo, no insistas. Donde descansa Felipe II nunca se hará Don Carlo”.

Fue un final que siempre me recordará el dúo entre Felipe II y Posa –“¡Guárdate del Gran Inquisidor! – y el de el rey con éste: “Por qué el trono habrá siempre de doblegarse ante el altar?”.

No se si hoy día el prior del Valle de los Caídos tendrá tanto poder. Gonzalo Alonso

Aquí el tema ampliado

 

 

2 Comments

  1. Manuel Cabrera Manzanares 30/09/2019 a las 00:09 - Responder

    No conocía el diálogo con el abad dominico, pero parece -por su respuesta- que conocíá bien la función de la vigente (cuando interesaI) y solapada Inquisición del entonces recién nacido siglo XXI.
    ¡País!

  2. Noé Jiménez 30/09/2019 a las 03:29 - Responder

    Eso no es de extrañar, toda crítica al poder, recibirá ese mismo trato, en lugares de parecida Historia.

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