Plaza Mayor: “Carmina Burana” en loor de multitud
LOS “CARMINA BURANA” EN LOOR DE MULTITUD
Veranos de la Villa. ORFF: Carmina Burana Raques Lojedio (soprano), Agustín Prunell-Friend (tenor), Jochen Kupfer (barítono), Coro y Orquesta Sinfónica de RTVE. Dir.: Juanjo Mena. Plaza Mayor, Madrid, 29 de agosto de 2014.
Aunque acaso se debería utilizar la vieja expresión, la del “olor de multitud”. Porque la Plaza Mayor, concierto gratuito organizado por el Ayuntamiento de Madrid, “Veranos de la Villa”, estaba a tope y no cabía un alfiler, ocupadas todas las sillas habilitadas y con personal de pie en los lados del cuadrado, y por ende con un olor a fritura de calamares que se filtraba por la calurosa noche de agosto. Incluso en el concierto, vocerío distante. Y obvio, megafonía: bastante buena, hay que señalarlo, sin distorsión del sonido.
Y en medio de ese cuadro, se produjo una realización musical óptima. Quizá pocas obras se pueden adaptar textualmente tan bien a un multitudinario “ferragosto” madrileño como estos cantos goliardos a la suerte, a la bebida, al amor pagano y divino, y a un gozo de la vida medieval, rescatados en los años 30 de la Alemania hitleriana por un músico cuya carrera, historia y estética cambió de la mano del vetusto manuscrito del monasterio de Benediktbeuern. La obra de Carl Orff, mil veces transitada, tan conocida y cotizada como denostada y despreciada, sigue teniendo una fuerza comunicativa casi animal, y, es absurdo discutirlo, está soberbiamente escrita, y es un bombón para los directores, los cantantes, el coro y, fundamental, el público. Entre nosotros, los “Carmina” han estado unidos durante lustros al desaparecido Frühbeck de Burgos, intérprete primerísimo de la página. Juanjo Mena, cuya carrera internacional es imparable, cuajó una lectura magnífica, perfecta en lo rítmico –el aspecto capital de la pieza y de la obra toda de Orff-, ejemplar en la claridad de las texturas y cargada de un vigor rotundo.
Contaba con un coro ya excepcional en esta página, que la está haciendo suya concierto a concierto, el de RadioTelevisión Española; la penúltima interpretación se había producido en julio, en el Festival de Granada, en el espectacular y esotérico montaje de La Fura dels Baus, que también dirigió con acierto Manuel Hernández Silva. Aquí la formación coral volvió a exhibir cuidada afinación, dicción diáfana y musicalidad inatacable, méritos que honran a su maestro, Javier Corcuera. La Orquesta de RTVE, que se crece en las situaciones difíciles, hizo gala de precisión, técnica y exultante vitalidad, capitaneada por su excelente concertino, Miguel Borrego. Y los tres solistas, la soprano Lojendio matizando cada frase con delicadeza, el tenor Prunell exacto y sin exageraciones en su nada fácil cometido “avícola” y el barítono Kupfer pletórico de recursos y excelente actor, pusieron la guinda a una noche que concluyo en duplo, en olor/loor de multitud. José Luis Pérez de Arteaga
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