Crítica: Recuerdos y citas con Nacho de Paz en Granada
RECUERDOS Y CITAS
Obras de Stravinski, Berio, Guerrero, Boulez y García Román. Lluïsa Espigolé, piano, Annette Schönmuller, mezzo. Miembros de la Orquesta Ciudad de Granada. Dirección: Nacho de Paz. Crucero del Hospital Real, 13 de julio de 2025. Festival de Granada.

El director Nacho de Paz
Concierto matinal muy bien planificado, con recuerdo de los cien años del nacimiento de dos de los autores, Berio y Boulez, que reunía composiciones de distinto signo todas ellas nacidas durante el siglo XX. Un programa que ni pintado para las características tan peculiares del director asturiano Nacho de Paz que, como siempre, cuando estuvo en el podio dibujó con su gesto claro y ondulante, de brazos sinuosos y demostrativos, cada una de las curvas y los efectos de las distintas partituras. Especial relieve tuvo la interpretación de la curiosa y frágil, delicada y colorista composición del granadino José García Román (1945), presente en el Crucero del Hospital Real. Estreno mundial.
Se trata de una partitura titulada Camino blanco y sin término en tres movimientos. Tiene como punto de partida melodías y armonías extraídas de una pieza para órgano de su maestro Juan Alfonso García. Un tríptico inspirado en versos de León Felipe, nos explica en sus notas Stefano Russomanno. “Blancura infinita”; “Y la brisa, sí, la brisa”.
Conceptos que sin duda contempla y a los que aluden los refinados pentagramas. Obra naturalista y refrescante, armoniosa en sus tres partes: Desnudo y vacío el corazón, una suerte de serenata danzable, de airoso trazado y pasajeros rasgos melódicos; Nieve altanera, suerte de danza acuarelística, y El bordón solo, delicada y fluida. Música exquisita, que fue estupendamente tocada bajo el mando sinuoso de De Paz gobernando a un conjunto de flauta, clarinete, dos percusionistas y cuarteto de cuerda.
Antes nos habíamos solazado con la pulcra y excelente recreación de los Seis ancores para piano de Berio en las manos de la barcelonesa Lluïsa Espigolé, una artista matizadora y pulcra, que nos solazó también con las Doce Notations de Boulez. Muy capaz esta intérprete de no fallar ni una nota en las fulminantes escalas de la nº II, Très vif, o de mantener el ritmo nervioso de la nº IV, Rytmique; o de mantener sin alterarse las repetidas pulsaciones de la VII, Hiératique. O, en fin, excitarnos con el Lent-Puisante et âpre de la XII.
El director supo dar el aire adecuado a la raveliana Introduction et allegro, para arpa, flauta, clarinete y cuarteto de cuerda, en donde su mando se hizo presente para construir con suma delicadeza los vaivenes dinámicos y dibujar las exquisitas volutas.

El compositor José García Román
Juan Alfonso García estuvo también presente en la tercera obra del programa nacida de la inspiración de otro de sus aventajados alumnos, Francisco Guerrero Marín, fallecido tempranamente en 1997. Su Concierto de cámara de 1977 para flauta, clarinete bajo y cuarteto de cuerda es obra que preludia su estilo compositivo agreste y restallante, más complejo de texturas, de años más tarde. En ella todo es más fluido y convierte a la flauta en protagonista. Curiosamente luminosa. Se lució el flautista Manuel Alejandro Recena.
El concierto se había abierto con las Tres canciones de Shakespeare de Stravinski para mezzosoprano, flauta, clarinete y viola de 1953, nacidas en la época en la que el ruso coqueteaba con el serialismo. Antes de empezar se nos dijo que la cantante se encontraba indispuesta. Desde el principio nos dimos cuenta de que era verdad: la voz salía descolorida y rasposa. Sorteó como pudo el compromiso.
Por esa circunstancia nos vimos privados de escuchar la obra que cerraba la sesión matinal: las Once canciones folklóricas de Berio, que en su día (1964) estrenara la que fuera su esposa, Cathy Berberian. Creemos que, a pesar de la afonía, que no era total, la mezzo podía haberlo intentado dada la naturaleza de las piezas.
Pese a todo disfrutamos con la sesión matinal y aplaudimos la labor de los intérpretes, la mayoría de ellos pertenecientes a la Orquesta Ciudad de Granada. Comprobamos que entre ellos se encontraba la violinista Birgit Kolar, de quien recordamos, en su época de concertino de la Nacional, una estupenda interpretación del Concierto para violín de Berg.


























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