Critica: Festival de Marvão, Tutto Mozart con estrambote jazzístico
Festival de Marvão: Tutto Mozart con estrambote jazzístico
XI FESTIVAL INTERNACIONAL DE MÚSICA DE MARVÃO. Mozart, la voz y la música de cámara. Obras: Quinteto para clarinete en La mayor, K 581. Cuarteto para flauta en Re mayor, K 285. Canciones para voz y piano, Horácio Ferreira (clarinete), Sónia Pais (flauta), Sunhae Im (soprano). Cuarteto de cuerdas Arod. Kevin Zhu (violín), Francisco Lourenço (viola), Aurélien Pascal (violonchelo), Tae-Hyung Kim (piano). Lugar: Iglesia de la Estrella. Marvão, 25 julio

Tae-Hyung & Sunhae Im
Con la exclusión quizá única del wagneriano festival de Bayreuth, no hay festival o cita musical de campanillas que renuncie al caramelo de dedicar un monográfico a Mozart, don Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus. El Festival de Marvão en absoluto es una excepción. De hecho, la música del eterno salzburgués ha estado presente y omnipresente ya desde la primera edición, en 2014. Y se recuerdan interpretaciones memorables, como una inolvidable interpretación matinal de la Misa Solemnis en Do Mayor, K337, en 2019, con Chirstoph Poppen en el podio y Juliane Banse en el cuarteto solista. En esta ocasión, un monográfico “Tutto Mozart” ha centrado la apretada agenda festivalera del viernes, cerrada ya bien entrada la noche con un concierto de inspiración jazzística en el conjunto monumental de las ruinas romanas de Ammaia, a apenas unos kilómetros de Marvão. Seguro que el señor Mozart hubiera disfrutado de lo lindo con las interpretaciones de la cantante Maria João (así sin más, ni Pires ni nada) y el piano no solo acompañante de Mário Laginha. Dos figuras del jazz portugués que en absoluto desentonan en el mozartiano Festival de Marvão.
El “Tutto” Mozart, enmarcado en la gótica y luego manuelina Iglesia de la Estrella (la misma que albergó hace seis años la Misa en Do mayor) ha reunido dos obras de cámara tan cardinales del inmenso catálogo mozartiano como el Quinteto para clarinete y el Quinteto para flauta en Re mayor. En medio, la soprano surcoreana Sunhae Im entonó y dijo desde su voz ligera y una dicción y estilo un punto monocorde y personal (el aria Dans un bois solitaire, K 308 más pareció de Fauré o Chausson que del creador de Las bodas de Fígaro) una selección de canciones y arias de concierto de Mozart, atentamente acompañada por el piano de Tae-Hyung Kim.
Lo mejor de la tarde radicó al alimón en las dos páginas que enmarcaron la voz: el Quinteto de clarinete y el Cuarteto de flauta. Uno y otro con el protagonismo de dos admirables instrumentistas de viento portugueses, que simbolizan la estimulante eclosión instrumental experimentada en el país lusitano en los últimos lustros. Efectivamente, tanto el clarinetista Horácio Ferreira (“asesor artístico” del propio Festival) como la flautista Sónia Pais (solista de la Orquesta Gulbenkian) son primeros espadas de sus respectivos instrumentos. En Portugal y en el resto del planeta. Así lo pusieron de relieve en sus sobresalientes intervenciones mozartianas. El primero, que el día anterior ya había dejado testimonio claro su talento en el Cuarteto para el fin del tiempo, bordó una lectura de intenso aroma clásico, lírica y efusiva, apoyada en un fraseo matizado de finos quilates, y distinguida por esos pianísimos extremos, nítidos y al borde del silencio exclusivos de los grandes clarinetistas.
Si hace años (julio 2018), también en Marvão, la flautista Adriana Ferreira (actual solista de la Accademia Santa Cecilia de Roma) fascinó a todos con su deslumbrante interpretación del Concierto de Reinecke, ahora ha sido Sónia Pais la que ha cautivado con su Mozart cristalino y luminoso, de tanto aliento solista como camerístico. Afinado, cantado y firmemente proyectado, dentro siempre de una sonoridad cuidadosamente empastada en las armonías y dinámicas propias del cuarteto. Uno y otra contaron con el lujo de disfrutar de compañeros de escenario que se mostraron en pareja sintonía técnica, anímica y expresiva; Sónia, con el violinista Kevin Zhu, el viola Francisco Lourenço (viola) y el violonchelista Aurélien Pascal; Hóracio, con el bien empastado Cuarteto Arod. Y entre este Mozart vespertino y portugués, y el noctámbulo concierto de jazz, otra delicia del festival: la exquisita comida que preparan las artistas cocineras de la cantina del Festival, incluido un gazpacho genuino que ni el que hacía la abuela… Y es que en Marvão, en estos días de festival, todo se escucha y sabe a gloria. Cosas del arte y de la naturaleza.
Festival Internacional de Música de Marvão


























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