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Por Publicado el: 26/10/2025Categorías: En vivo

Crítica: Mark Elder con la Orquestra de la Comunitat Valenciana, desde el alma de la tierra

Desde el alma a la tierra

ORQUESTRA DE LA COMUNITAT VALENCIANA. Mark Elder (director). Programa: Obras de Mozart (Sinfonía número 38, “Praga”) y Mahler (La canción de la tierra). Solistas: Sasha Cooke (mezzosoprano), David Butt Philip (tenor). Lugar: Palau de les Arts (Auditori). Entrada: Alrededor de 1.400 espectadores (lleno). Fecha: Jueves, 23 octubre 2025.

Desde el alma a la tierraORQUESTRA DE LA COMUNITAT VALENCIANA. Mark Elder (director). Programa: Obras de Mozart (Sinfonía número 38, “Praga”) y Mahler (La canción de la tierra). Solistas: Sasha Cooke (mezzosoprano), David Butt Philip (tenor). Lugar: Palau de les Arts (Auditori). Entrada: Alrededor de 1.400 espectadores (lleno). Fecha: Jueves, 23 octubre 2025.

Mark Elder al frente de la Orquestra de la Comunitat Valenciana

La Orquestra de la Comunitat Valenciana se ha quitado la espina de la desaliñada versión que en 2017 ofreció de La canción de la Tierra de Mahler, entonces bajo la nada mahleriana dirección de George Pehlivanian. Ahora, el jueves, esta composición cargada de significaciones en la que -como escribe Luis Gago- “la canción se hace sinfonía y la sinfonía deviene en canción”, ha encontrado sus mejores luces y sentidos bajo el gobierno Maestro -así, con mayúscula- de Mark Elder, su flamante titular.

Esa maestría, aliada con la excelencia de una orquesta que es modelo y referencia en el sinfonismo español, ha iluminado una interpretación, que más allá de su muy sobresaliente calidad instrumental y sinfónica, ha sido descarnadamente bella, conmovedora y profundamente dramática.

Tanto como los poemas chinos de Li Tai-Po, Chang Tsi, Mong Kao-Yen y Wang Wei en los que se sustentan los seis números de esta sinfonía en forma de canciones, cuya interpretación ha contado con un concurso solista de tanta pertinencia como la mezzosoprano estadounidense Sasha Cooke y el tenor británico David Butt.

Cuando Sasha Cooke cerró el concierto con ese reiterado “Ewig…” (eternamente) que tan directamente conduce al silencio eterno, la música se prolongó en otro silencio que pareció igualmente eterno, interpretado por la emoción colectiva y unánime del público que colmó el Auditori del Palau de Les Arts para escuchar y vivir este concierto que marca un hito en la hermosa historia de la ya casi veinteañera de la Orquestra de la Comunitat Valenciana.

Desde los primeros momentos, en el incandescente “Das Trinklied vom Jammer der Erde” que abre La canción de la tierra, se sintió el vuelo mahleriano de una interpretación que siempre mantuvo en lo más alto el listón estético y técnico. Ni una fisura, ni un instante decaído. Butt cantó con clase vocal, entrega y vigoroso sentido dramático sus tres sustanciales intervenciones, tanto como Sasha Cooke dijo, contó y narró el prodigioso y extensísimo “Der Abschied” (“La despedida”), con los excepcionales aliados del oboe de Christopher Bouwman y la flauta de Magdalena Martínez.

En realidad, todos y cada uno de los miembros de la OCV, como conjunto o individualidades, brillaron con luz propia, como el concertino Gjorgi Dimcevski, el solista de violonchelos, flautín, corno inglés, clarinete, clarinete bajo, fagot, trompa, trombón, arpa…

Todo y a todos gobernó Elder con mano veterana y sin batuta, de forma tan natural como convincente y clara, sin aspavientos ni demagogia. Un Mahler, una Canción de la tierra, salidos del alma y dirigidos directamente desde el corazón de la música. Una luz. Un sueño.

Antes, en la primera parte, se escuchó la Sinfonía Praga de Mozart, que ya había interpretado la OCV con Ottavio Dantone en 2014 desde presupuestos estéticos bien distintos, pero igualmente consistentes. Un Mozart impecable, de finas facturas y “muy inglés”, como dijo alguien. Es posible, pero sobre todo, muy Elder, y más aún, muy Mozart. La universalidad del genio.

Justo Romero

(Publicada en el diario LEVANTE el 25 de octubre)

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