Crítica: Lisiecki, pianista de la transparencia
Lisiecki, pianista de la transparencia
Obras: Preludios de Bach, Chopin, Szymanowski, Rajmáninov, Messiaen, Górecki. Intérprete: Jan Lisiecki. Grandes Intérpretes de Piano. 23-IX- 2025.

Jan Lisiecki
El recital de Jan Lisiecki para la Fundación Scherzo, igual que su último disco, estaba hecho enteramente de preludios. Se nos dieron ordenados no por épocas ni autores, sino por cercanía de tonalidades, lo que pone de relieve no tanto la evolución histórica del género, cuanto su esencia, que no puede ser más musical.
Si la música es transmisión emocionada de algo que no se sabe lo que es, un preludio, descontados los barrocos, no es ninguna cosa, sino lo anterior a algo que, a menudo, ni siquiera se nombra. Así, sin haberse sentado aún al piano, Lisiecki nos había dejado ya situados en el plano de las emociones inconcretas, que es, talmente, el de la música.
No hay duda de que Lisiecki es un gran pianista. La cuestión es por qué o en qué sentido. No es un poeta del sonido. Suena siempre bien (salvo en algunos fortísimos voluntariamente descontrolados), pero no se le ve una voluntad de producir gemas de orfebre.
Tampoco es un fraseador de vuelo largo, un contador de historias. Su expresividad se dispara cuando aumenta el número de notas por segundo, como en las carreras de Górecki o en los preludios rápidos de Chopin, y pierde fuelle en los pasajes lentos y en los pianísimos, lo que le haría parecer un velocista, un atleta del teclado, pero no. Su técnica es abrumadora, pero, además, es un verdadero artista.
Parte de mí echó de menos riquezas de pulsación, sonidos de esos que hablan solos, afiladuras rítmicas, aleteos melódicos, colores vivos (los hubo, pero solo en los tres preludios de Messiaen) y, en general, esa avidez por dar constantemente opinión que se ve en tantos intérpretes. Pero otra parte de mí celebró la contención de Lisiecki, su transparencia, su pedal mínimo, su claridad, su fidelidad a lo que está escrito y su naturalidad como ejecutor auxiliar, deseoso de exhibir al compositor y quitarse él, en lo posible, de en medio.


























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