Inauguración del Met, bronca y aplausos como preludio
Inauguración del Met, bronca y aplausos como preludio
El inicio de la temporada del Met de Nueva York no ha estado exento de polémica. Los discursos políticos que precedieron al estreno de lo nuevo de Mason Bates, la ópera Las increíbles aventuras de Kavalier & Clay, generaron una intensa reacción de la platea, con una mezcla de abucheos y aplausos. El curso ha continuado con una reposición de Turandot confiada a las voces líricas de Angela Meade y Michael Fabiano, dos cantantes bien conocidos en esa casa.

Mason Bates, autor de Las increíbles aventuras de Kavalier & Clay
La polarización de la vida política en EE UU, que ha tenido su punto de inflexión en el reciente asesinato del joven activista de MAGA, Charlie Kirk, no parece conocer tregua y se traslada también a la escena artística. La última mecha la ha encendido Peter Gelb, durante la reciente inauguración de la nueva temporada del Met neoyorquino, al iniciar lo que se suponía iba a ser solo una velada operística con varios discursos de claro sesgo político.
Tras invocar el poder de la libertad de expresión en las sociedades modernas, Gelb, mánager de la institución, tuvo la idea de llamar al escenario a David Shumer, el polémico senador por Nueva York, representante del partido demócrata en el Senado estadounidense, para que dirigiese unas palabras al público. Schumer aprovechó para referirse a la polémica sobre la cancelación, luego suspendida, del cómico Jimmy Kimmel, para ilustrar sus comentarios acerca de la libertad artística.
Y ahí estalló el escándalo, con una sonora división entre abucheos y aplausos que solo cesó cuando el político abandonó su lugar en el escenario.
Luego ya daría comienzo la obra que ha servido para inaugurar la temporada 25/26 del Met, el estreno de una ópera del compositor Mason Bates, Las increíbles aventuras de Kavalier & Clay, basada en la novela del mismo título del ganador del Premio Pulitzer, Michael Chabon.
Las críticas cosechadas por la pieza han mostrado casi la misma división que el público al acoger los discursos del inicio. En general, se le ha reprochado al compositor la insustancial levedad de su discurso musical, comparándolo con la música cinematográfica de las bandas sonoras concebidas para Hollywood.
La superficialidad que emanaba del foso apenas serviría como un ligero envoltorio para las seiscientas páginas de la ficción de Chambon, que podría resumirse como un alegato sobre el poder del arte contra la opresión. Demasiado argumento para tan poco contenido musical, podría ser la conclusión.
Por contra, y a falta de auténticas estrellas que dieran relieve a los personajes, las reseñas han alabado el buen trabajo colectivo de los cantantes y la pericia del director musical, Yannick Nézet-Seguin, que siempre parece obtener mejores resultados cuando se trata de servir a las obras contemporáneas.
Poco después, la nueva temporada del Met ha continuado con una reposición de la conocida Turandot de Puccini, confiada al esencial protagonismo de dos cantantes norteamericanos que, en su día, compartieron estudios: la soprano Angela Meade y el tenor Michael Fabiano, a años luz, desde luego, de una Birgit Nilsson y un Franco Corelli. Son los tiempos que tocan.


























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