Obituario: Adiós a Franz Grundheber, barítono de una pieza
ADIÓS A FRANZ GRUNDHEBER
Barítono de una pieza

Franz Grundheber ha fallecido a los 88 años
A muchos de nuestros lectores es posible que el nombre de Franz Grundheber no les diga gran cosa. Aunque los buenos sabuesos, que siempre los hay, lo tendrán en su memoria, pues fue durante al menos cuarenta años destacada figura de la lírica europea. Su voz baritonal, oscurecida como es lógico, con los años, era de muy buena pasta, sólida, compacta, homogénea en los tres registros, con una zona aguda fácil y rotunda y cierta tendencia a un leve enmascaramiento que proporcionaba sonoridades parcialmente nasales. Como intérprete acabó siendo un excelente decidor, un actor de clase, sólido, de gestos económicos y expresión justa, sin especiales finuras, pero convincente.
Sus maneras y resistencia le permitieron abordar algunas de las partes baritonales más relevantes y en ocasiones complejas del repertorio alemán e italiano. Hacía una gran creación, por ejemplo, de Iago, al que dotaba de una virulencia muy contenida y convincente, algo que pudimos comprobar en Madrid en 1991, en un Otello representado en el Teatro de la Zarzuela junto a Plácido Domingo.
Actor solvente, de buena figura y satanismo muy controlado. Se le aplaudió mucho. Como pocos años más tarde, ya en el Real, en 2001, tras su creación de Amfortas en Parsifal bajo la batuta de García Navarro, con Domingo de nuevo como compañero; aunque ya antes, en 1989, lo habíamos aplaudido como apasionado Kurwenal en Tristán e Isolda.
En esas ocasiones siempre admirábamos su contención y su capacidad de concentración. Virtudes que había exhibido en otros muchos de sus personajes preferidos, como Wozzeck, del que hacía una emotiva creación, bien contrastada, que quedó recogida para la posteridad en más de una grabación, la dirigida por Abbado para Deutsche Grammophon en primer lugar. De su interpretación escribió un crítico: “Franz Grundheber, se vale de todo tipo de expresión vocal posible, incluso drenando toda la vida de su voz cuando está atrapado en el segundo acto”.
Se metía fácilmente en la piel del personaje y nos lo hacía creíble. Hay que recordar otras muchas de sus criaturas favoritas y que llegó a grabar. Por ejemplo, Mandryka de Arabella de Strauss junto a Kiri Te Knawa con dirección de Jefrey Tate. Y cómo no mencionar su interpretación del Holandés errante en la grabación del Festival de Savolinna a las órdenes de Leif Segerstam. Para quitarse el gorro también era su Barak de La mujer sin sombra de Strauss gobernada por Sinopoli. Hay que citar también su última grabación, en DVD: Moisés en la ópera de Schoenberg Moisés y Arón bajo las órdenes de Daniele Gatti.
El barítono había nacido en Treveris en 1937. Estudió en Hamburgo en cuyo Teatro de la ópera hizo sus primeras armas. Estrenó la ópera de Menotti Socorro, socorro, Globolinks. Aprendía rápido y llegó a dominar según se decía más de 150 papeles. En un rápido repaso podemos citar entre los más importantes Boccanegra, Rigoletto, Macbeth, Amonasro y el citado Iago entre los verdianos. De Wagner y Strauss dominaba los mencionados más arriba. Y mostraba muy buenas maneras en Mozart, con un Conde de Bodas ejemplar. Anotemos también su Oliver de Capriccio que estrenó en Salzburgo en 1985.


























Sin risotadas, ni histrionismos innecesarios, sí señor. La expresión justa.