Elīna Garanča: “Todos podemos encontrar una canción que nos devuelva esperanza”
Elīna Garanča: la mezzosoprano que encuentra consuelo en Verdi. De Carmen a Kundry, la estrella letona habla del poder sanador de la música, así como de su trayectoria en el campo de la lírica. En una reciente entrevista al diario alemán Süddeutsche Zeitung, la mezzo ha reflexionado en torno a la música y lo emocional que esta conlleva.

Elina Garança
Elīna Garanča, una de las grandes voces de la ópera contemporánea, atraviesa un momento clave de su carrera: el pasado verano, abordó una vez más el rol de Kundry en Parsifal en el Festival de Bayreuth, un papel que ella misma califica de “milagro” en su trayectoria. La cantante ya interpretó este papel en la cita dedicada a Wagner en 2023, cuando sustituyó a la inicialmente prevista Ekaterina Semenchuk. Si bien esta participación se limitó a dos funciones, ha vuelto en 2025, siendo dirigida en ambas ocasiones por Pablo Heras-Casado.
Sin embargo, cuando la vida le exige fuerzas fuera del escenario, la mezzosoprano letona busca refugio en un compositor distinto: Giuseppe Verdi. “El Réquiem de Verdi tiene para mí todas las respuestas”, confiesa Garanča. Lo que más le conmueve es el carácter apasionado de la obra: “Me atrae ese grito italiano que se atreve incluso a interpelar a Dios y a preguntar por qué existe el sufrimiento”.
A sus 48 años, la mezzo letona reconoce que la percepción de la música cambia con la experiencia. “Cuando era joven, escuchaba el Ich bin der Welt abhanden gekommen de Mahler con cierta distancia. Hoy pienso más en los que ya se han ido, y entiendo que la muerte puede ser también una forma de liberación”.
Su fe en el poder de la música trasciende fronteras estilísticas. “No importa si es clásica, pop o jazz: todos podemos encontrar una canción que nos devuelva esperanza”, asegura. Ella misma lo vivió recientemente en Letonia, donde conmemoró el décimo aniversario del fallecimiento de su madre —también cantante y su primera maestra— con una gira de recitales en los mismos lugares de su infancia. Tras el último concierto, volvió a lanzarse de madrugada al mar Báltico. “Ahí entendí que esa fuerza infantil aún sigue dentro de mí”.
Más allá de su virtuosismo vocal, Garanča se reafirma como una artista que concibe la música no solo como espectáculo, sino como un refugio vital, un lenguaje universal capaz de acompañar tanto en la alegría como en la pérdida.


























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