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Por Publicado el: 05/12/2025Categorías: En vivo

Crítica: Marina Rebeka se consagra como la Lucrezia Borgia del siglo XXI en el Maestranza

Marina Rebeka se consagra como la Lucrezia Borgia del siglo XXI

LUCREZIA BORGIA, de Gaetano Donizetti. Ópera en un prólogo y dos actos. Libreto de Felice Romani, basado en el drama Lucrèce Borgia, de Victor Hugo. Reparto: Marina Rebeka (Lucrezia Borgia), Duke Kim (Gennaro), Krzysztof Bączyk (don Alfonso), Teresa Iervolino (Maffio Orsini), Jorge Franco (Jeppo Liverotto), Pablo Gálvez (Don Apostolo Gazella), Julien Van Mellaerts (Ascanio Petrucci), Cristiano Olivieri (Oloferno Vitellozzo), Matías Moncada (Gubetta), Moisés Marín (Rustighello), Alejandro López (Astolfo). Orquestra Sinfónica de Sevilla. Coro Teatro de la Maestranza (director: Iñigo Sampil). Producción: Nueva producción del Teatro Maestranza, con el Auditorio de Tenerife, Ópera de Oviedo y Teatro Comunale de Bolonia. Directora de escena: Silvia Paoli. Escenografía: Andrea Belli. Vestuario: Valeria Donata Bettella. Iluminación: Alessandro Carletti. Dirección musical: Maurizio Benini. Lugar: Teatro de la Maestranza. Entrada: 1.800 espectadores (lleno). Fecha: Miércoles, 3 de diciembre 2025 (se repite 6 y 9 de diciembre).

Marina Rebeka se consagra como la Lucrezia Borgia del siglo XXILUCREZIA BORGIA, de Gaetano Donizetti. Ópera en un prólogo y dos actos. Libreto de Felice Romani, basado en el drama Lucrèce Borgia, de Victor Hugo. Reparto: Marina Rebeka (Lucrezia Borgia), Duke Kim (Gennaro), Krzysztof Bączyk (don Alfonso), Teresa Iervolino (Maffio Orsini), Jorge Franco (Jeppo Liverotto), Pablo Gálvez (Don Apostolo Gazella), Julien Van Mellaerts (Ascanio Petrucci), Cristiano Olivieri (Oloferno Vitellozzo), Matías Moncada (Gubetta), Moisés Marín (Rustighello), Alejandro López (Astolfo). Orquestra Sinfónica de Sevilla. Coro Teatro de la Maestranza (director: Iñigo Sampil). Producción: Nueva producción del Teatro Maestranza, con el Auditorio de Tenerife, Ópera de Oviedo y Teatro Comunale de Bolonia. Directora de escena: Silvia Paoli. Escenografía: Andrea Belli. Vestuario: Valeria Donata Bettella. Iluminación: Alessandro Carletti. Dirección musical: Maurizio Benini. Lugar: Teatro Maestranza. Entrada: 1.800 espectadores (lleno). Fecha: Miércoles, 3 de diciembre 2025 (se repite 6 y 9 de diciembre).

Marina Rebeka fue la triunfadora de la velada en el Maestranza
Fotos: Guillermo Mendo-Teatro de la Maestranza

Hay óperas marcadas por la discografía y la leyenda. Es el caso de Lucrezia Borgia y la legendaria grabación protagonizada en 1966, en Roma, por dos esplendorosos belcantistas españoles entonces en la cúspide de sus carreras: Monserrat Caballé y Alfredo Kraus. Aquel prodigio, como la Tosca de Sabata/Callas o el Tristan de Furtwängler/Flagstad, han marcado el devenir y la apreciación de estos títulos.

El Teatro de la Maestranza no se ha amedrantado ante el reto de programar una ópera tan exigente y marcada por la tradición, que llevaba nada menos que 120 años inédita en Sevilla, exactamente desde el 31 de diciembre de 1905, cuando se representó en el desaparecido Teatro San Fernando, como detalla Andrés Moreno Mengíbar.

El miércoles, el Teatro Maestranza ha roto este largo silencio. Y lo ha hecho de frente y sin complejos. El resultado no ha podido ser más exitoso, con un teatro abarrotado hasta las trancas por un publicó que cerró la noche con esas exclusivas palmas por bulerías que en Sevilla aplauden y certifican la excepcionalidad de un espectáculo.

Este éxito, enorme y clarificador, vino marcado exclusivamente por el apartado musical, que logró imponerse y salir indemne de una visión escénica y dramatúrgica refrita de tópicos y lugares comunes: desde la manida ambientación en la Italia fascista, al recurso infantiloide de la referencia a Caperucita y al Lobo feroz, al que aquí se supone tan malo y perverso como la Lucrecia Borgia que cuenta la leyenda.

Convertir, por otra parte, los palacios de Venecia y Ferrara en un sucio matadero de cochinos o lo que sea es otra estupidez de este caprichoso, desnortado y mal iluminado fiasco escénico firmado por Silvia Paoli sobre la inapropiada escenografía de Andrea Belli. De juzgado de guardia la ridícula escenita de la tabla de gimnasia o la crueldad de cartón piedra que late en el conjunto, y que tanto contrasta con la intensidad acerada del libreto de Romani y el drama original de Victor Hugo.

Por fortuna la música aguanta todo. Y si se trata de belcanto, aún más. El Maestranza, que en sus 34 años de historia ha cuajado una considerable tradición belcantista, se ha apoyado en dos valores certeros que aseguraban el éxito de la empresa: la soprano letona Marina Rebeka, una diva de relumbrón que debutaba el papel y se convirtió desde su primera aparición en escena en la diosa de la noche, y el maestro Maurizio Benini, máxima autoridad en el universo belcantista, quien ya había dejado constancia de su maestría y dominio en anteriores visitas al teatro sevillano, al frente de títulos como Tancredi (2009), Norma (2015) o Anna Bolena (2016).

Fueron ellos -Rebeka y Benini- los artífices nucleares de una función en la que el mejor canto y el pulso donizettiano se impusieron sobre la atonía escénica y un reparto diverso, bien calibrado -salvo algún lunar muy específico-, en el que hay que resaltar el entregado y bien cantado Gennaro del tenor surcoreano Duke Kim, la mezzosoprano Teresa Iervolino como candente y brillante Maffio Orsini, o el bajo polaco, Krzysztof Bączyk de voz más poderosa que estilizada, como imperturbable y pétreo don Alfonso, príncipe de Ferrara y marido de la Borgia.

La diosa Marina Rebeka, con su vocalidad excepcional, homogénea en todo el amplio registro, matiza  desde el susurro y se expande y engrandece hasta la autoridad y el carácter que impone el personaje y glorifica Donizetti. Consagrada ya como la Lucrezia Borgia del siglo XXI, muestra una personalidad dramática cargada de empaque y convicción, que se mete en la piel, hiel y corazón del personaje. Más que interpretar, es.

Marina Rebeka se consagra como la Lucrezia Borgia del siglo XXILUCREZIA BORGIA, de Gaetano Donizetti. Ópera en un prólogo y dos actos. Libreto de Felice Romani, basado en el drama Lucrèce Borgia, de Victor Hugo. Reparto: Marina Rebeka (Lucrezia Borgia), Duke Kim (Gennaro), Krzysztof Bączyk (don Alfonso), Teresa Iervolino (Maffio Orsini), Jorge Franco (Jeppo Liverotto), Pablo Gálvez (Don Apostolo Gazella), Julien Van Mellaerts (Ascanio Petrucci), Cristiano Olivieri (Oloferno Vitellozzo), Matías Moncada (Gubetta), Moisés Marín (Rustighello), Alejandro López (Astolfo). Orquestra Sinfónica de Sevilla. Coro Teatro de la Maestranza (director: Iñigo Sampil). Producción: Nueva producción del Teatro Maestranza, con el Auditorio de Tenerife, Ópera de Oviedo y Teatro Comunale de Bolonia. Directora de escena: Silvia Paoli. Escenografía: Andrea Belli. Vestuario: Valeria Donata Bettella. Iluminación: Alessandro Carletti. Dirección musical: Maurizio Benini. Lugar: Teatro Maestranza. Entrada: 1.800 espectadores (lleno). Fecha: Miércoles, 3 de diciembre 2025 (se repite 6 y 9 de diciembre).

Imagen de la producción Fotos: Guillermo Mendo-Teatro de la Maestranza

Y entrega su voz ágil, fresca, mórbida, ligera pero también dramática, brillantísima en los afilados sobreagudos, a una recreación exultante en la que todo queda impregnado y contagiado del personaje. “Odiada y temida”, dicen Orsini y compañía bella, sí, pero también amada, tierna y admirada. La Rebeka indaga y subraya los perfiles más diversos y contrapuestos de un personaje que en su voz y en su sangre, cobra relieve, sentido y hasta razón de ser.

Todo quedó envuelto y realzado por el colchón de un Maurizio Benini que, desde el foso, escucha, canta y respira con la diva en un formidable proceso de unción belcantista. Sacó oro de una pulida, vivaz y entonada Sinfónica de Sevilla impregnada de la veteranía y saberes del maestro. También el coro titular del teatro, en una de sus mejores noches. El Teatro ha querido dedicar esta función, y sus repeticiones los próximos 6 y 9 de diciembre, a José Luis Castro, quien fuera su director durante diez años (1994-2004) en los que “el teatro consolidó su prestigio internacional”, dijo una voz en off al comienzo de la representación.

Apenas cuatro horas antes, sus restos habían recibido sepultura. La improvisada ovación que surgió del público del Maestranza fue el más hermoso homenaje a quien lideró el más brillante periodo de su convulsa historia. La realidad de este regreso de Lucrezia Borgia a Sevilla no hubiera sido así sin el trabajo dinamizador de quien volcó alma e ilusión en la normalización de la ópera en la ciudad de Carmen, el Barbero, Don Juan y tantos otros y otras. De alguna manera, José Luis también forma ya parte del mito sin fin de la ópera en Sevilla.

Justo Romero

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