Alexander Liebreich: “España tiene una visión completamente imparcial y natural de ‘Carmina Burana’”
Alexander Liebreich: “España tiene una visión completamente imparcial y natural de ‘Carmina Burana’”
Anda Alexander Liebreich (Ratisbona, Baviera, 1968) encantado con su grabación de los Carmina Burana, que siente como un nuevo paso en su efectiva y afectiva relación con la Orquestra de València, a la que llegó en 2021 con nuevos aires y proyectos. En esta entrevista, en torno a la grabación y su relación con la polémica obra que nació y triunfó en la Alemania nazi, habla de la grabación –“que tiene todo el sentido”- y el particular vínculo que, como músico, judío, descendiente de inmigrantes moravos que llegaron a Baviera “huyendo del socialismo” y apasionado de la cultura mediterránea, mantiene con la controvertida obra de Carl Orff.

Alexander Liebreich
– ¿Por qué ahora los Carmina Burana, más allá de que se cumplan ahora los 130 años del nacimiento de su compositor Carl Orff?, y con una orquesta y cantantes españoles…
– Debo admitir que esta grabación nunca se planeó. En el verano de 2024, se realizó una grabación para televisión para el canal ARTE en el Palau de la Música de Valencia. Esa noche se interpretaron obras de Vicente Martín y Soler, Joaquín Rodrigo y también Carmina Burana de Carl Orff. Tras finalizar la grabación, el productor, Paul Smaczny, me dijo: “Carmina Burana fue impresionante, natural e inspirador; nunca antes habíamos experimentado algo así.
¿Te imaginas grabándolo en cedé, como un concierto, en directo con Dolby Atmos?”. Tuve que pensarlo durante unos días, porque mi discografía es realmente diferente. Tras otra conversación con Paul, acepté. Me convenció y me dijo: “Creo que tiene todo el sentido precisamente porque interpretas esta música con tanta naturalidad, pero a la vez le dedicas mucha atención y minuciosidad”.
– Nacidos en los años treinta, Carmina Burana, la recreación de viejos cantos medievales de la edad media que estrena Carl Orff en plena Alemania nazi, es una obra que ha estado marcada por este estigma. Usted mismo, en una larga conversación con el filósofo alemán Wilhelm Vossenkuhl dijo: “En la música clásica existen varias obras simbólicas. Yo mismo me resistí a ellas en un inicio…
– Así es. En el caso de Carmina Burana pasaron treinta años desde que la conocí en la escuela hasta que la dirigí. No fue hasta hace dos años, cuando por fin lo hice, en Bilbao, por insistencia de mi amigo y agente Josep Maria Prat, que me dijo: “¡Hazlo, es tu música!”.
¿Cómo bávaro y paisano de Orff, siente, efectivamente, tan cercanos los Carmina Burana?
— Crecí con esta obra. Incluso en el jardín de infancia, tuve mis primeros encuentros con la música de Carl Orff. Luego, en la escuela, con los instrumentos Orff y el recitativo; y más tarde, como estudiante, toqué el piano en la orquesta, interpretando “Die Bernauerin” y “Die Kluge”.
En clase de música, asistí a una conferencia sobre la ambivalencia de la personalidad de Carl Orff, y esta ambivalencia, este afecto y aversión derivados de su historia, me han acompañado desde entonces. Pero lo más importante es que conozco los textos de memoria desde hace más de treinta años, y tengo una conexión natural con las danzas bávaras que se reflejan en la música. Además, he visitado Benediktbeuren, la ciudad donde se originaron los textos, con mucha frecuencia.
– ¿Piensa que la percepción en España, de manos de intérpretes españoles (salvo usted), es ajena al “problema” nazi que tanto late en la órbita germánica?
– España tiene una visión completamente imparcial y natural de Carmina Burana. Quizá València esté aún más cerca de esta música porque sus idiomas -el francés antiguo y el latín medieval- comparten una conexión con el valenciano. Y está el elemento mediterráneo, la parte ingeniosa de un estilo de vida que prioriza el disfrute espontáneo sobre la ideología. Por eso también era importante para nosotros grabar un concierto en vivo y no una producción de estudio. La dulzura de la experiencia directa y fugaz prevalece sobre el perfeccionismo planificado.
– En la época nazi, según sus propias palabras, los ritmos complejos y excitantes y la erótica sin tapujos de Carmina Burana fueron primero rechazados y luego reinterpretados como “música clara, tempestuosa y disciplinada”. Luego, tras la guerra, se la consideró como música “banal”, algo que, de alguna manera, perdura hoy…
– La música se percibe de forma diferente a lo largo del tiempo. En este caso, primero hubo rechazo, luego glorificación y, más tarde, escepticismo y crítica. He aprendido a lidiar con la ambivalencia en mi vida. Yo mismo tengo raíces judías; parte de mi familia fue asesinada por la Alemania nazi, pero nací en Baviera porque mi abuelo decidió mudarse desde Brno, en Moravia, a Baviera para escapar del socialismo. No debemos perder nuestra propia cultura solo porque haya evaluaciones diferentes y críticas.
En la misma conversación con Wilhelm Vossenkuhl, comenta que la obra de Orff en general se dirige a un público amplio, si cabe aún mayor en el caso de los Carmina, que considera como “un experimento creativo, una forma propia de arte que une de manera dramática varios idiomas, danzas y músicas”. Incluso, recurre al concepto wagneriano de la Gesamtkunstwerk (obra de arte total) …
– Orff pretendía crear una obra de arte total con su Camina Burana, aunque no en el sentido de Richard Wagner. Pero es una obra única en su forma, trilingüe, y me cuesta encontrar la palabra adecuada. Creo que fue esta cualidad la que llevó al director de escena Jean-Pierre Ponnelle a involucrarse tan profundamente con Carmina Burana. Además de producciones legendarias, también creó una película en la década de 1970 que casi me impactó durante mi época escolar. Carl Orff tenía una visión para la vida social: establecer la música como parte integral de la educación humanística. Esta idea sería más relevante hoy que nunca. Quizá la ciudad de Valencia esté más cerca de este ideal humanístico…

La Orquesta de Valencia y Alexander Liebreich (c) Live Music Valencia
– ¿Durante las sesiones de grabación, o en los ensayos, ha sentido alguna reticencia por parte de los músicos o del equipo de dirección del Palau de la Música por estas connotaciones ideológicas que aún subsisten?
– No, en absoluto. Hubo un apoyo incondicional por parte de todos y el entusiasmo de todos los músicos y cantantes. Me gustaría mencionar especialmente a la joven soprano Sara Blanch; en mi opinión, no hay una grabación comparable donde la soprano cante “In Trutina” y “Dulcissime” con tanta intimidad y emoción. André Baleiro también es un bajo-barítono increíblemente encantador y cautivador.
– ¿No le parece significativo que, pese a la enorme popularidad de los Carmina Burana, el resto de la música de Orff permanezca casi desconocido? ¿No se ha planteado grabar, como hizo Eugen Jochum en los últimos años sesenta, en Berlín, en presencia del propio Orff, los otros dos títulos que completan el tríptico Triunfi, del que, junto con los Carmina Burana, forman parte la cantata Catulli Carmina (1943) y Triunfo de Afrodita, de 1953?
– Creo que este disco seguirá siendo el único que incluya obras de Carl Orff. Actualmente, pienso más en grabaciones con idioma mediterráneo y música relacionada con España y Francia. Siento una conexión muy profunda con esta cultura mediterránea. Probablemente por eso también estudié italiano durante mis estudios universitarios.
– ¿Resulta diferente afrontar los Carmina Burana desde la distancia de una orquesta española que con la cercanía -en todos los sentidos- de una orquesta alemana?
– La Orquesta de València es una notable excepción en el panorama cultural. Sus músicos tienen una estrecha conexión con la ciudad de València y su cultura. La gran mayoría de los músicos crecieron aquí y se identifican profundamente con la historia musical de la ciudad. Esto no ocurre en absoluto en la mayoría de orquestas internacionales. Si bien el nivel musical y la capacidad interpretativa son muy altos en muchas orquestas alemanas, aquí existe un auténtico patrimonio cultural tradicional.
– Deme argumentos -aparte de la dirección musical- para recomendar vivamente precisamente esta grabación…
– Lo más importante es vivir este concierto en directo en esta grabación. Se puede sentir la empatía de todos los participantes, y eso hace que esta música sea tan humana y natural. Solo puedo repetir una y otra vez que el elemento mediterráneo me alegra cada día. Quizás sea mi eterno anhelo el que encuentra un poco de plenitud aquí. Por eso me siento tan libre e inspirado a la vez en València. Estoy agradecido a todos los que participaron en estos conciertos.

























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