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Por Publicado el: 09/12/2020Categorías: Noticias

Alexander Neef: “Estoy dispuesto a cualquier cosa para entrar algún día en el teatro y pensar que hicimos las cosas bien”

Alexander Neef: “Estoy dspuesto a cualquier cosa para entrar algún día en el teatro y pensar que hicimos las cosas bien”

El director de la Ópera de París asumió el cargo antes de lo previsto, en medio de huelgas laborales y presenciando los primeros soplos de la pandemia

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Alexander Neef

“El 5 de agosto supe que el 1 de septiembre empezaba en París”, declaró Alexander Neef para The New York Times. Los acontecimiento se sucedieron a un ritmo frenético cuando Stéphane Lissner, antiguo director general del teatro francés, anunció su marcha seis meses antes de que finalizase su contrato y puso rumbo a su nuevo destino, el Teatro San Carlo de Nápoles.

La Ópera de París comenzó la celebración de su 350º aniversario sumida en el silencio, con la programación eclipsada y paralizada por las huelgas convocadas por sus bailarines contra la propuesta de reforma de las pensiones propuesta por el Gobierno de Emmanuel Macron. Con casi 55 espectáculos cancelados por este motivo, la Ópera acumuló un déficit de 14.5 millones de euros, a los que se sumaron otros 31 millones a mediados de junio por el cierre de puertas de la institución a causa de la crisis sanitaria.

La esperanza en septiembre se disolvió en la marea de la segunda ola de la pandemia, cerrando las puertas de la institución e instaurando toques de queda y confinamientos domiciliarios a mediados de octubre. “Cuando ves las cifras de nuevos casos, desgraciadamente se ven las cosas venir”, continúa Neef, “Estábamos en una posición relativamente asequible hasta la última cuarentena, que ha puesto punto y final a nuestros planes inmediatos”.

Solo su conocimiento de la Ópera y el género lírico mantiene arriba las expectativas del director. Director de casting en París desde 2004 y 2008, al lado de su mentor, Gerard Mortier; su conocimiento enciclopédico del repertorio y el panorama artístico actual; y su experiencia al mando de las Ópera de Toronto y Santa Fe – cuya gestión tuvo que compaginar durante los primeros meses al mando de la Ópera de París – alivian la presión en “uno de los puestos más complejos a nivel internacional en la gestión cultural”.

Para Fréderic Laroque, violinista en la Orquesta de la Ópera, la llegada de Neef ha consolado a todo el equipo. El barítono Thomas Hampson recuerda cómo hablaban de él antes de que hiciese de la ópera su profesión: “Era extremadamente educado y organizado. La gente decía: “Todos deberían tener un hombre de confianza como Alexander Neef”.

Admirado por su labor en la Ópera de Toronto, que bajo su mandato aumentó considerablemente su prestigio internacional, con cantantes y producciones mucho más ambiciosas, su perfil se desmarcó de los posibles candidatos al puesto aunque no figurase entre los favoritos en un primer momento: “Alexander encaja con el perfil que Macron quiere en Francia”, precisa el gestor artístico Matthew Epstein, “la calidad de sus decisiones artísticas está de sobra probada, está al corriente del funcionamiento de la gestión cultural en ambas orillas del Atlántico, conoce Europa y es joven. Si quisiera, podría estar en el puesto otros 20 años. Sin embargo, París puede ser una manzana envenenada. La situación financiera actual requiere un esfuerzo sin precedentes. Hay muchas dificultades que superar y muchas decisiones drásticas que tomar. Pero sospecho que se le dará bien. Es una persona justa que no evita una conversación complicada”.

No solo el agujero en las cuentas y el futuro artístico de la compañía requerirán grandes esfuerzos por parte de Neef. También el repertorio de la institución, que necesita modernizarse con nuevos nombres y composiciones actuales; la situación interna de sus 1895 empleados y el equipo de ballet, sin grandes coreógrafos en su programación; y el racismo. A la vez que las noticias sobre la expansión del coronavirus ocupaban las portadas de los diarios de todo el mundo, una carta abierta firmada por 400 empleados y 5 bailarines denunciaba el racismo intrínseco de la Ópera y demandaban “poner fin al silencio sobre esta cuestión”.

Durante los últimos días de noviembre, la Ópera de París emitió por radio el que habría sido el broche final de una temporada de aniversario, la Tetralogía de Wagner. Las dificultades de la pandemia acabaron con la producción escénica y se optó por una versión en concierto; el confinamiento obligó a restringir el acceso al público; y las restricciones de movilidad forzaron las cancelaciones de dos de los artistas más atractivos del reparto: Jonas Kaufmann y Eva Maria Westbroek.

Cada día modificamos nuestros planes según valoramos la situación”, explica el director, “Ahora mismo estamos ensayando La Traviata y La Bayadère sin saber si podremos celebrar las funciones con público en diciembre”. “Estoy dispuesto a poner todo mi esfuerzo y tomar decisiones delicadas para entrar en el teatro, ver la representación y pensar que de alguna manera lo hicimos bien”, concluye.

Lea el artículo completo aquí.

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