Plan de suscripciones

Suscribirse a la Newsletter de Beckmesser

¡No te pierdas ninguna noticia!

¡No enviamos spam! Lee nuestra política de privacidad para más información.

Busca las entradas de cada mes

Últimos tuits de Beckmesser

Crítica: Currentzis ofrece un Haendel particular, de altos vuelos
"Pepita Jiménez", cancela Ángeles Blancas y convence Maite Alberola
Por Publicado el: 12/10/2025Categorías: Crítica

Crítica: Variadas formas y maneras de lo hispánico. Bellas Artes celebra la Hispanidad en la voz de Laia Falcón

Variadas formas y maneras de lo hispánico

Obras de 18 compositores relacionados con el concepto de Hispanidad. Laia Falcón, soprano. Alberto Rosado, piano. Real Academia de Bellas Artes, Madrid, 10 de octubre de 2025.

Variadas formas y maneras de lo hispánicoObras de 18 compositores relacionados con el concepto de Hispanidad. Laia Falcón, soprano. Alberto Rosado, piano. Real Academia de Bellas Artes, Madrid, 10 de octubre de 2025.

Laia Falcón ofreció un recital muy interesante, con un programa rico y variado

Gran idea de la Real Academia de Bellas Artes de Madrid la de organizar este ambicioso concierto con obras alusivas a la idea de la Hispanidad. Idea de significación más notable teniendo en cuenta la relevancia y valor de los dos artistas elegidos para ponerla en práctica: la soprano Laia Falcón y el pianista Alberto Rosado, que se prestaron a tan noble propósito enfrentándose a un muy largo y nada fácil programa con músicas vocales de tan diverso signo y, en muchos casos, de innegable dificultad.

El acto estuvo presentado, con su serenidad y buen decir habituales, por el académico José Luis García del Busto. Ya hemos hablado en estas páginas más de una vez de las características, personalidad y calidad de la soprano Laia Falcón, doctora en sociología del arte por la Sorbona de París y doctora por Comunicación Audiovisual por la Complutense de Madrid.

Docente probada y autora de varios libros, echa su cuarto a espadas cantando y actuando en diversos foros manejando con depurada técnica una voz muy particular,

El instrumento de Falcón es en principio ligero, claro, delgado, bien apoyado y emitido. Posee un timbre muy peculiar, espejeante, de un metal brillante y plateado. Sorprende el volumen y la entidad, incluso el eventual grosor sobre la firme base de un apoyo ortodoxo y el manejo de unos resonadores infalibles que ayudan a que el espectro acabe siendo, inesperadamente, de notable atractivo.

Es en la segunda octava donde la cantante exhibe sus mejores armas y proyección en contraste con la primera, de entidad más gris, bien que en su conjunto ambas franjas acaben por soldarse adecuadamente. 

A ello une Falcón un sabio arte para respirar y, a partir de ahí, enlazar fonemas y construir frases bien modeladas, coloreadas a voluntad y bien esculpidas y diseñadas. Con lo que la expresión es variada y justa. Lo puso de manifiesto en esta actuación, en la que fue dando a cada canción, algunas muy hermosas y enjundiosas, lo suyo.

Bellas Artes acoge un recital de Laia Falcón

Laia Falcón ofreció un recital muy variado

En Amanece y callo, por ejemplo, de Sánchez Verdú, sirvió con mucho detalle las curiosas matizaciones. Susurró según lo pedido y cambió de tesitura sin problemas en Sombra de Jesús Torres. Fraseó nítidamente en los momentos a cappella de Saeta de José Luis Turina. Piezas que ocupaban el primero de los cinco apartados de que constaba el concierto: De sombras, noches y amanceres.

Del segundo, Misterios, enigmas y extrañeza: la pregunta como centro del poema, destacamos la finura de los melismas sobre el fluido acompañamiento de Muda la luna de Tomás Marco; el parlato bien construido de Raíz original de Fabián Panisello, única pieza en la que la cantante empleó partitura; el canto cálido y terso de la muy atrayente Febrero de David del Puerto (primer estreno absoluto); y lo sandunguero de una canción mucho más antigua: Quijotesca de Manuel Penella Raga (padre del Penella autor de la zarzuela Don Gil de Alcalá).

Un tesoro llamado infancia era el título del tercer apartado. Falcón se extasió en la delineación de la Nana de Sevilla de Lorca, dijo bien el recitativo de Infancia de Graciela Jiménez (segundo estreno absoluto); mantuvo el toque severo y procesional de Oración de las madres que tienen a sus hijos en brazos de Falla y se recogió cálidamente en el Arroró canario.

La siguiente sección de la velada, Cantar para no callar, se abría con Cambalache del bonaerense Enrique Santos Discépolo, de ecos muy populares, en la que echamos en falta una mayor amplitud vocal.

El tercer estreno del concierto, ¡Aleluya!, Tango Celeste, de José Luis Greco, dio ocasión a la soprano de exhibir su gracejo y de evidenciar su buena disposición para manejarse en la zona aguda. Tras el encanto popular de Dice el mundo que estoy loca de la zarzuela de Fernández Caballero El salto del pasiego, dicha con donosura, pasamos a la última parte del acto, titulada Vuélvemelo a decir, iniciada con la conocida Cantares de Turina, sin problemas en los ataques al agudo.

Luego, en Besos de mis sueños de Augusto Brandt, Falcón dejó claro que lo suyo es lo aéreo, lo diáfano y que no es tan demostrativa en la franja más grave de la tesitura.

Gracia y elegancia después en la conocida Canción del árbol del olvido de Ginastera. El programa se cerraba con otra canción muy famosa, Bésame mucho de Consuelo Velázquez, ya se sabe que emparentada con La maja y el ruiseñor de Goyescas de Granados, con la que comenzaba el concierto. Aquí Falcón eligió un tono íntimo, callado, confidencial, lo que apagó por unos instantes el brillo de su timbre.

Los numerosos aplausos merecieron un regalo: una canción portuguesa de Ernesto Hallfter. La actuación de la cantante tuvo en todo momento el apoyo puntual, discreto pero evidente, de ese estupendo pianista que es Alberto Rosado, campeón de muchas obras contemporáneas, pero también hábil y flexible acompañante; siempre preciso e intencionado.

Arturo Reverter

Deja un comentario

banner-calendario-conciertos

calendario operístico