Crítica: Mas vale versión concierto… “Pelléas et Mélisande” de Debussy en A Coruña
Mas vale versión concierto…
Pelléas et Mélisande. Ópera en cinco actos y doce cuadros de Claude Debussy sobre libreto de Maurice Meterlink basado de su drama homónimo. Reparto: Sabrina Gárdez, Edward Nelson, Jean-Fernand Setti, Ígor Durlovski, bajo; Geneviève, Mónica Redondo, Belén Vaquero, Javier Agudo. Orquesta Sinfónica de Galicia. José Miguel Pérez-Sierra, director musical. A Coruña, 5 de diciembre, Teatro Colón, Programación Lírica de Amigos de la Ópera de A Coruña.

Pelléas et Mélisande cierra la programación lírica 2025 de A Coruña
Foto: Alfonso Rego
…que muchas óperas representadas, dicen las más afiladas lenguas de amantes de lo lírico ante el actual panorama de la dirección escénica operística, tantas veces dominado por el ansia de protagonismo de muchos registas. Viene esto a cuento de la versión concierto de Pelléas et Mélisande que cerró el viernes 5 la Programación Lírica de A Coruña, anunciada en principio como semiescenificada y realizada como concierto puro y duro.
Y fue una pena, pues siendo el texto de Meterlink un continuo diálogo entre cantantes acción habría bastado una adecuada distribución de entradas y salidas para hacerlas coincidir con el texto. Fue una pena, sí, en el quinto acto, escuchar a Golaud “podéis salir” apenas un minuto después de que médico y Arkel se fueran de uno en uno nada más terminar su parte. Y fue una pena porque una vez juntos los cantantes que compartían escena, alguna somera indicación de movimiento habría sido suficiente para agregar un pellizco de sal al guiso de esta ópera.
Pero no. Cada cantante en su sitio, ante su atril previamente asignado; saliendo a escena cada cual por el lateral del escenario más cercano a este; intercambiando apenas unas miradas con su oponente en las escenas y retirándose nada más cantar por el camino de vuelta al camerino; o al sillón preparado para su descanso en el hombro del escenario o en el trascenio (me niego a usar el anglicismo backstaage; y este término, aun no siendo de uso habitual, es una construcción llena de lógica lingüística, la misma que la de proscenio).
Todos salvo Edward Nelson; el único que entró por diferente lateral para acercarse a Mélisande, que se cambió de ropa y, “casualmente”, cantó su parte de memoria. ¿También el único que “tiene el papel”? No, o casi no, si atendemos a la brillante actuación de los protagonistas y aun de los comprimarios. Pero, ya que estábamos con Nelson, dio carne y sangre a su Pelléas desde su tesitura de amplio espectro. Puestos a encontrar algo mejorable, solo encontraríamos un cambio de apoyo algo más audible de lo ideal al cambiar de registro. Algo nimio en comparación con su construcción del personaje.
La Mélisande de Gardez tuvo verdad en su voz y gestualidad facial. Temió y sufrió a través del canto -de la música- y de la expresión de rostro y cuerpo. Debutante en el papel, se vislumbra lo grande que lo hará cuando lo vaya madurando en escena y supere ese color algo metálico de su registro medio.

Sabrina Gárdez y Mónica Redondo
Foto: Alfonso Rego
Grande ya -y sin ningún tipo de detracción- el Golaud de Setti. Un maltratador y feminicida de libro como muestra su evolución a lo largo del desarrollo de su papel (perdón, iba a decir de la función, ¡ay…!) desde el “despreocupado sorprendido” por el cariño entre su esposa y su “hermanito pequeño” al asesino de su esposa, maltratador infantil y ansioso inquisidor en la escena con Yniold. Este personaje, por cierto, fue clavado en voz por Belén Vaquero. Más que correcto por su canto el médico de Javier Agudo. Mónica Redondo cumplió como Geneviève.
Pelléas et Mélisande es un “continuum” operístico en cinco actos, una serie de escenas como un collar de perlas de cinco vueltas, bien enfilado en una música mágica y con unos interludios como adornos y broche de piedras preciosas. Enfrentarse a ella requiere una inmensa labor de concertación y un mantenimiento de la tensión emocional de la cruz a la firma.
Pérez-Sierra firmó una extraordinaria versión de la obra, con perfecta concertación entre cantantes, empaste y equilibrio sonoro entre todas las secciones de la orquesta y manteniendo la tensión emocional antes nombrada sobre la sutileza y la delicada paleta sonora creada por Debussy. La Sinfónica tuvo sobre el escenario del Colón una de sus grandes noches como “orquesta de foso”.
La noche del viernes fue el broche de oro de una buena temporada. Corta en ópera-teatro, pero llena de una calidad que obliga a felicitar a Amigos de la Ópera de A Coruña y de manera muy especial a director artístico de esta programación, Aquiles Machado.

























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