Concierto del Día de los Muertos en San Francisco

San Francisco Symphony, orquesta, con Santiago Cañón-Valencia al violonchelo en extractos de Espejos en la arena, de Arturo Márquez. Diversos autores (ver en la reseña). Lina González-Granados, directora musical. Martha Rodríguez Salazar, comisaria de la representación. Davies Symphony Hall, San Francisco, 1 de noviembre 2025.

Imagen del concierto del Día de los Muertos de la San Francisco Symphony

Todos sabemos de la importante presencia mexicana en los EEUU en general y en particular en California y su ciudad de San Francisco. Desde hace unos años, la San Francisco Symphony, orquesta con más de un siglo de historia, honra este legado cultural con su concierto anual del Día de los Muertos (presentado así, en español), una fusión de sonido, arte y tradiciones populares que transforma el hermoso auditorio Davis Symphony Hall (con una capacidad para más de 2700 personas) en un templo pagano radiante de recuerdos.

El tema central de esta edición, la número 18, es un homenaje a los niños fallecidos, ‘Día de los Angelitos’, y lo que, en colaboración con Casa Círculo Cultural, comisariado por de Martha Rodríguez Salazar vamos a ver, es una decoración deslumbrante en los vestíbulos de las distintas alturas, con diferentes instalaciones artísticas, altares deslumbrantes y coloridos, con sus calaveras de azúcar, sus esqueletos… Conmovedor una pieza dedicada a los migrantes que dejaron su vida intentando llegar a un destino mejor.

Es muy familiar, se organizan diversos talleres de maquillaje y manualidades para especial regocijo de los niños. Actores y también público los vemos disfrazados y pintados para la ocasión. En el bar encontramos platos y cócteles mexicanos (con y sin alcohol).

Para el concierto propiamente dicho, se ha invitado a la directora colombiana Lina González-Granados, conocida por su trabajo en LA Opera, que ha preparado un programa con composiciones de músicos hispanoamericanos contemporáneos (o casi):

• Gabriela Ortiz (México) – Kauyumari (2021)
  Inspirada en la mitología huichol, esta obra mezcla texturas contemporáneas con ritmos rituales. La ejecución fue clara, con buen manejo de dinámicas.
• Arturo Márquez (México) – Extractos de Espejos en la Arena (2009)
  Santiago Cañón-Valencia (Colombia), al violonchelo mostró gran control técnico y sensibilidad. La pieza, introspectiva y lírica, fue uno de los momentos más destacados.
• Ricardo Castro (México) – Intermezzo de Atzimba (1896)
  Pieza de la ópera romántica mexicana del siglo XIX, ejecutada con elegancia. Breve pero efectiva como transición.
• Paul Desenne (Venezuela) – Hipnosis Mariposa (2014)
  Desenne fusiona elementos clásicos con gestos caribeños. La obra fue rítmica y colorida, bien recibida por el público.
• Jimmy López (Perú) – Loud (2023)
  Composición reciente del peruano López, con una estética más agresiva y urbana. La orquesta respondió con energía.
• Arturo Márquez – Danzón No. 2 (1994)
  La pieza más conocida del programa. Ejecutada con soltura y ritmo, fue el cierre más accesible y celebratorio.
• Gabriela Lena Frank (peruana-estadounidense) – The Mestizo Waltz (2004)
  Parte de la suite Three Latin American Dances, esta obra mezcla influencias andinas con formas europeas. La interpretación fue fluida, algo contenida en carácter.

Y mientras sonaba la música en diversos momentos aparecieron bailarines que avanzaban por los pasillos hacia el escenario ejecutando los diferentes pasos, todos ataviados para la ocasión.

Sin duda fue una hermosa representación, que acerca la música clásica a personas que quizá de otra forma no se interesan por ella, nos trae a autores contemporáneos y muchas veces poco conocidos incluso por el público más entendido. La experiencia nos regala otra manera de comprender la vida y la muerte, y muestra cómo las comunidades se enriquecen y se vuelven más tolerantes al fusionar diversas culturas, lenguas y tradiciones. Una felicitación para esta iniciativa que ya celebra su mayoría de edad.

Javier Lillo