Critica: “L’étoile de Seville”, una bella recuperación de otra ópera “sevillana”
Bella recuperación de otra opera “sevillana”
L’étoile de Seville, ópera de Michael Balfe (selección). Solistas: Silvia Arce, Paula Ramírez, Pepe Hannan y Javier Povedano. Piano: Manuel Navarro Bracho. Lugar: Artillería. Fecha: Viernes, 25 de abril. Aforo: Casi lleno

Imagen del concierto
Poco a poco se van dando a conocer en Sevilla algunas de las óperas ambientadas en la ciudad y que conforman un impresionante patrimonio de casi doscientos títulos (ciento noventa para ser más exactos). En cuestión de una semana se habrá tenido la oportunidad de escuchar dos primicias, la que aquí nos ocupa y María Padilla de Donizetti el próximo día 2 de mayo en el Teatro de la Maestranza. Que con la Carmen de junio y alguna otra ópera del catálogo en octubre, harán un buen año para el reconocimiento de nuestra herencia operística.
Gracias al trabajo de investigación y edición de Julián Jesús Pérez Fernández ha sido posible interpretar en versión de concierto una amplia selección de L’étoile de Seville (1845), lo suficiente como para comprobar la calidad y el interés de esta ópera que se desarrolla en Sevilla a finales del siglo XIII y que tiene entre sus protagonistas a Estrella y Bustos Tavera. Se ha contado para la ocasión con un estupendo cuarteto de jóvenes cantantes muy implicados en el proyecto y que han ofrecido unas interpretaciones sobresalientes.
Pepe Hannan posee la voz ideal para este tipo de tenores románticos franceses. Tanto en el personaje de Pedro como en el Sancho cantó con elegancia y con grace, con una voz muy bien colocada en la máscara y que no necesita recurrir al falsete para alcanzar las notas más agudas, ya que sabe recurrir a la media voz y la voz mixta sin perder por ello el atractivo color de su timbre.
El fraseo fue siempre muy delicado, muy cuidado, con un legato de gran belleza y apropiado uso de los reguladores. Pero también supo vestir su canto de tonos heroicos en el excelente dúo con el Rey, así como de perfiles de exaltación romántica en la escena de amor con Estrella.
Aquí su partenaire fue Silvia Arce. Soprano lírica con anchura sufienciente en el centro y un registro agudo muy timbrado, su voz es firme, perfectamente proyectada, y su canto se sumerge hasta el fondo en la expresión de los afectos. En su romanza “Sais-tu bien quel tourment”, además de desplegar una bella línea de canto mostró también saber plegar la voz con unos muy logrados diminuendi. Estamos ante una cantante a la que tener en cuenta por la calidad de su voz y por la naturalidad y expresividad de su fraseo.
El malo de la historia, el rey Sancho IV “El Bravo”, fue encarnado por un rutilante Javier Povedano. El papel y la partitura parecen creados para él y su voz áulica, redonda, poderosa, que se expande por la sala como una oleada sonora. Y con ese fraseo noble, esa manera de sostener las frases y de apoyarse en los acentos con intención dramática innata.
En la romanza de elogio a Sevilla “Ô doux berceau de mon enfance” se recreó en una fraseo ligado con elegancia y cuajado de matices. Completó el cuarteto vocal la Zaïda de Paula Ramírez, bien conocida y apreciada en la ciudad. Con su timbre cascabeleante de soprano ligera capaz de alcanzar con holgura las alturas de los Mi bemoles y Mi naturales sobreagudos en su “Canción morisca”, Ramírez perfiló a la perfección ese carácter de soubrette de su personaje, adornado además del dominio de las coloraturas.
Tras todos ellos, arropándolos y dialogando estuvo Manuel Navarro, que hizo de los colores del piano un acabado trasunto de la orquesta, matizando y regulando con las voces, respirando con ellas.
Publicado en el Diario de Sevilla el 25 de abril de 2025
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