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Por Publicado el: 09/10/2019Categorías: En vivo

Crítica: Primer y segundo reparto de Turandot en el Liceu

TURANDOT (G. PUCCINI)

Primer reparto: El Liceu comienza la temporada con «Turandot» y buen pie

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 7 Octubre 2019.

Inaugura el Liceu su nueva temporada de ópera con esta producción de Turandot, siendo ésta precisamente la ópera con la que se reabrió el teatro hace 20 años, tras el pavoroso incendio que lo había destruido 5 años antes. Al ser la función inaugural y la celebración de la reapertura, el despliegue de medios de información a las puertas del teatro era espectacular, lo que hizo que se tuvieran que organizar grandes colas para que los espectadores pudieran acceder al recinto. Dentro se encontraron con la invitación por parte del teatro a poder degustar unas copas de cava.
El resultado de esta función inaugural ha sido bueno, con una nueva producción escénica original, aunque respetuosa, una buena dirección musical y un reparto vocal adecuado.

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Escena

Se ha tratado de una nueva producción de Turandot, que el Liceu ha encargado a Franc Aleu, quien tantas veces ha colaborado con La Fura dels Baus en la realización de vídeo -proyecciones, que suelen ser tan habituales en los trabajos del grupo catalán-. También aquí, como era previsible, las vídeo-proyecciones existen, especialmente en la primera parte de la ópera. La escenografía de Carles Berga y el propio Franc Aleu ofrece un escenario único en forma de una especie de pirámides, que van girando, ofreciendo unas paredes en unos casos y las citadas pirámides con unas grandes escaleras a los lados, lo que ocurre en las escenas de masas. El escenario en esas escenas está coronado con un lugar elevado, donde se sitúa el Emperador Altoum. El vestuario se debe a Chu Uroz y puede considerarse un tanto futurista, alejado un tanto de los atuendos tradicionales chinos. El ambiente de la producción es muy oscuro para facilitar el juego de las imágenes y de la propia iluminación de Marco Filibeckç. Estéticamente, funciona de manera adecuada, siendo lo más incómodo para el espectador el hecho de que coralistas y figurantes llevan unas lámparas en la cabeza, que molestan un tanto la vista de los espectadores.
La dirección de escena se debe a Franc Aleu y a Susana Gómez y narra adecuadamente la trama. No hay relecturas, lo que muchas veces se agradece, aunque tampoco acabo de ver en escena lo que el propio Franc Aleu explica en el programa de mano.

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Escena

La dirección musical corrió a cargo del titular del teatro, el catalán Josep Pons, que nos ofreció una buena lectura de la ópera. Hubo algún exceso de sonido en el primer acto, pero pronto se moderó todo y los cantantes no tuvieron problemas para llegar bien al público. Buena la prestación de la Orquesta Sinfónica del Liceu, que ha mejorado notablemente en estos años bajo la batuta de su director titular. He encontrado mejor que otras ocasiones al Coro del Liceu, lo que es una buena noticia. Lo hizo correctamente el Coro Vivaldi-Pequeños Cantores de Cataluña.
La Princesa de Hielo fue interpretada por la soprano sueca Irene Theorin, que ofreció sus virtudes y defectos de todos conocidos. La voz es adecuada, está bien manejada y es una buena intérprete escénica, con el inconveniente habitual en ella de que sus notas más altas son invariablemente gritadas. Y así ha sido una vez más.
Calaf fue interpretado por el tenor canario Jorge de León, que lo hizo bien. La voz es adecuada a las exigencias del personaje, resultando un intérprete con cierta monotonía.
El siempre esperado Nessum dorma tuvo brillantez. Como en otras ocasiones anteriores, también en ésta se escapó del DO sobreagudo del segundo acto. Hay un cierto exceso de vibrato en el centro de su voz.
Vocalmente, lo mejor de la noche corrió a cargo de la soprano albanesa Ermonela Jaho en la parte de Liù. Sus dos arias fueron perfectamente interpretadas, con exquisito gusto, recogimiento y unos piani preciosos. Una destacada actuación la suya.

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Ermonela Jaho, Alexander Vinogradov y Jorge de León

Alexander Vinogradov lo hizo bien como Timur, aunque tuvo algunos problemas en el primer acto para llegar bien su voz al público.
Muy bien los Tres Ministros, Ping, Pang y Pong, interpretados respectivamente por Toni Marsol, Francisco Vas y Mikeldi Atxalandabaso.
Sonoro y adecuado Michael Borth como Mandarín.
Finalmente, me referiré a la presencia del otrora gran tenor rossiniano, el americano Chris Merritt, en la parte del Emperador Altoum. ¡Qué recuerdos! Su voz funciona bien todavía.
El Liceu estaba abarrotado. El público se mostró muy cálido con los artistas en los saludos finales, siendo las mayores ovaciones para Ermonela Jaho. El equipo artístico (salieron a saludar nada menos que 13) fue recibido con aplausos.
La representación comenzó con 9 minutos de retraso sin que hubiera ninguna explicación, aunque no es difícil imaginar que la presencia de autoridades no facilitaba las cosas. Se inició la función con unos vídeos de agradecimiento al público, mostrando imágenes del incendio que destruyó el Liceu. La duración total del espectáculo fue de 2 horas y 31 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 50 minutos. Ocho minutos de aplausos.
El precio de la localidad más cara era de 295 euros, habiendo butacas de platea entre 165 y 230 euros. La localidad más barata con visibilidad costaba 65 euros. José M. Irurzun

Segundo reparto: Gregory Kunde, excelente Calaf

Gran Teatre del Liceu de Barcelona. 8 Octubre 2019.

Estas notas se refieren al segundo reparto programado, que no lo es tal sino cronológicamente, ya el resultado vocal ha sido superior al primero, como no era difícil suponer de antemano. Hemos asistido a una destacada representación de la obra póstuma de Puccini.
Normalmente, nada tengo que añadir en estos casos a lo ya escrito en los primeros repartos, pero no es así en el que ahora nos ocupa en lo referente a la producción escénica. No es que haya habido novedades, sino que simplemente hubo detalles de alguna importancia en la producción que me pasaron desapercibidos el día anterior. En primer lugar, está el hecho de que yo no acababa de entender qué ocurría en la muerte de Liù hasta que ayer me di cuenta de que es ella la que se electrocuta. El detalle no tiene mayor importancia. Más la tiene el puro final de la ópera, en el que sí que hay relectura por parte de Franc Aleu, ya que no es un final feliz, sino que Turandot acaba abrazada al cadáver de Liù, mientras Calaf lamenta que parece ser que ha perdido a la Princesa de Hielo. Será una interpretación más moderna, pero que poco tiene que ver con la ópera y con la música de alegría final.

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Escena

La dirección de Josep Pons me ha parecido incluso más brillante que la del día anterior. Quizá habrá influido el hecho de que los nervios del estreno han quedado atrás, pero ésta ha sido una lectura verdaderamente brillante de Turandot en una de las mejores actuaciones que recuerdo hasta ahora por parte de Josep Pons.
La nueva Turandot era la americana Lise Lindström, que es una de las más habituales intérpretes del personaje en los últimos años. La he visto en varias ocasiones en el mismo y siempre me ha parecido una intérprete convincente, aunque el centro de su voz se me hace excesivamente metálico, pero no tiene problemas por arriba.
El nuevo Calaf era el americano Gregory Kunde, que estuvo muy bien en su interpretación en todos los sentidos. Supera claramente a Jorge de León en el primer reparto, cantando con gusto y expresividad, además de ofrecer una voz bella y adecuada al personaje. Sus arias fueron ejemplares y, a diferencia de otros colegas suyos, no rehuyó ir al DO sobreagudo en el segundo acto. Esto está muy claro: quien lo tiene lo da. El que no lo da es porque no lo tiene.
Anita Hartig fue la nueva Liù y tuvo una convincente actuación, cantando con gusto y expresividad sus dos arias y transmitiendo emoción al auditorio. Vocalmente, no es tan brillante como Ermonela Jaho, pero lo hace francamente bien.
El bajo Ante Jerkunica fue el nuevo Timur y ofreció una voz adecuada y una buena interpretación. Se voz no tuvo problemas para llegar bien al auditorio.

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Escena

Nuevamente, los 3 Ministros lo hicieron estupendamente. Eran Toni Marsol (Ping), Francisco Vas (Pang) y Mikeldi Atxalandabaso (Pong), siendo el mejor de los tres el último.
Repetía el barítono Michael Borth como Mandarín y lo hizo bien.
También repetía Chris Merritt como Emperador Altoum.
El Liceu ofrecía una ocupación superior al 90 % de su aforo. El público se mostró cálido con los artistas en los saludos finales de, siendo las mayores ovaciones para Anita Hartig y Gregory Kunde. El equipo creativo (en esta ocasión eran 9) fue recibido con aplausos tibios.
La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración de 2 horas y 35 minutos, incluyendo un intermedio. Duración musical de 1 hora y 55 minutos. Ocho minutos de aplausos. José M. Irurzun
Fotos: A. Bofill

Un comentario

  1. Anna María serra 27/10/2019 a las 08:37 - Responder

    A mi me ha parecido espléndida la escenografía. Espectacular. Pero Gregory Kunde nos dejó fríos. Su Nesum dorma,mas frío que la gélida princesa de hielo. No hubo aplausos al acabar el aria. lo mejor la orquesta y el coro.

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