Según el ministro francés Dati, la muerte de Audi se produjo de forma inesperada. No se ha revelado la causa de la muerte. “Ofrezco mis más sinceras condolencias a su esposa Marieke Peters, a sus hijos y a sus seres queridos”, afirmó en X.

Audi es elogiado como un visionario que “renovó fundamentalmente el lenguaje de la ópera”. Nació en 1957 en la capital libanesa, Beirut. Su familia se trasladó a Europa y en Londres fundó el Teatro Almeida en 1979. Allí dirigió varias producciones de teatro y ópera y luego pasó a trabajar en la ópera de Ámsterdam.

De 1988 a 2018, Audi fue director artístico de la Ópera Nacional Holandesa. Aquí alcanzó el éxito con óperas de Monteverdi, Mozart y el ciclo de Wagner El anillo del Nibelungo, escribe NPO Klassiek.

Encargó nuevas obras a Jonathan Harvey, Hans Werner Henze, Tan Dun, Kaija Saariaho, Alexander Knaifel, Pascal Dusapin, Louis Andriessen, György Kurtág y Wolfgang Rihm, a menudo dirigiéndolas él mismo. Presentó a Rossini en el Met, Stockhausen, Ámsterdam. Era infatigable e irremplazable.

Audi es conocido por extender los decorados hasta el salón. Durante sus actuaciones también había disponibles los llamados “asientos de aventura”, desde los cuales los espectadores podían ver el escenario desde una perspectiva inusual.

Audi formó parte de la junta directiva del Holland Festival entre 2005 y 2014. Tras su estancia en los Países Bajos, dirigió el Festival International de Aix-en-Provence.

El director ganó el Premio de Teatro del Fondo Cultural Príncipe Bernardo en 2001 y el Premio Johannes Vermeer en 2009. También ha sido nombrado Caballero de la Orden del León de los Países Bajos.

Consideraba la cultura la más alta de las aspiraciones humanas y se preocupaba constantemente por su degradación a manos de los medios y los políticos.