Itzhak Perlman, un carcelero judío
En los 80, las estrellas Plácido Domingo y Renata Scotto (que cantaron buena parte de su repertorio común en el Met, pero nunca llegaron a tomarse juntos ni un café: el tenor jamás la invitó, según afirmaba la artista italiana) grabaron una Tosca bajo la batuta de James Levine. Itzhak Perlman hizo de carcelero.

Recopiltario del violinista, con sus mejores grabaciones
Conociendo las virtudes del polifacético violinista Itzhak Perlman, uno de los mejores del mundo en ese momento, a alguien se le ocurrió que el intérprete judío cantase la breve frase que el carcelero pronuncia delante de Cavaradossi, antes de su fatídico fusilamiento. Seguramente fuese el propio Levine el de la idea.
El caso es que Perlman, dotado de una timbrada voz de bajo, debió de cogerle gusto al asunto, porque en otra Tosca, esta vez bajo la flamígera batuta de Zubin Mehta, y con Luciano Pavarotti en el rol del célebre pintor, repitió la “jugada”, aunque esta vez ante el público.
Quién sabe si con Perlman la lírica hubiera podido ganar un bajo, una de las voces más bellas y escasas… pero nunca a cambio de perder a uno de los más importantes violinistas de la segunda mitad del siglo XX. Escúchese su grabación del Concierto para violín de Beethoven con Carlo Maria Giulini, una referencia indispensable de toda la discografía violinística.
Pero antes, aquí va esta auténtica rareza: Perlman convertido en carcelero… Escúchese aquí mismo:
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