Crítica: Orquestra de València, un mal día lo tiene cualquiera
Un mal día lo tiene cualquiera
Crítica. Temporada 2025-2026 del Palau de la Música. Programa: Obras de María de Pablos (Castilla), Falla-Coll (Fantasía Baetica), y Dvořák (Sinfonía del Nuevo Mundo). Orquestra de València. Director: Jaume Santonja. Lugar: Palau de la Música. Entrada: Alrededor de 1.600 espectadores. Fecha: Viernes, 21 noviembre 2025.

La Orquestra de València ofreció, esta vez, un pésimo concierto
Un mal día lo tiene cualquiera. Incluso usted y el que esto escribe. El viernes lo tuvo la Orquestra de València, pese al interesante repertorio propuesto por el director invitado, el bocairentí Jaume Santonja (1986). Un programa que, amparado en el gancho de la popular Sinfonía del Mundo, presentaba las novedades de dos obras prácticamente inéditas: el poema sinfónico Castilla, de la burgalesa María de Pablos (1904-1990), y la orquestación que el valenciano Francisco Coll realizó en 2023 de la Fantasía Baetica de Falla.
Tres obras que, en su conjunto, y como escribe Joan Gómez Alemany en sus documentadas y bien escritas notas al programa de mano, “sonorizan las tierras de Castilla, Andalucía y América”.
Un mal día en el que la Orquestra de València tocó fondo, remota al pulido instrumento sinfónico que hace solo unos días brillaba en los Réquiem de Mozart y Verdi, o en comprometidos pentagramas de Lutosławski. A diferencia de entonces, el viernes se ha escuchado desajustada, con un sonido descuidado e impreciso, “arreu”, como se dice en nuestra tierra.
Insuficientes ensayos, mal trabajo del maestro invitado, descuido de los propios profesores de la orquesta, agotamiento, dolor de cabeza, cruce de cables… El crítico no es brujo, pero algo habrá ocurrido para este bache en una temporada que iba sobre ruedas.
Y es lástima, dado el esfuerzo loable y aplauso que supone presentar dos obras nada fáciles y que la OV afrontaba por primera vez. El poema sinfónico Castilla, compuesto por de Pablos en 1929, con 23 años, es vivo reflejo de su tiempo y geografía. A partir del poema homónimo de Manuel Machado, la obra se mueve en la corriente neoclásica y españolista de la época.
Delata talento evidente, y el magisterio de Dukas; también la influencia de los grandes poemas sinfónicos straussianos, además de un final que parece pariente del de la ópera El caballero de la rosa, que transcurre en una escritura convencional que aún no ha encontrado lenguaje propio.
Desde el punto de vista meramente interpretativo, fue este poema sinfónico, escuchado en versión revisada por el propio Jaume Santonja, lo mejor de este mal día en forma de concierto. Se siente que el maestro de Bocairent aprecia la obra, cuya programación supone, como apunta Gómez Alemany en el programa de mano, “un acto de justicia histórica, al recuperar una voz silenciada por las dificultades sociales de su tiempo”.
Brindó una versión involucrada y de nítidos alientos románticos y rapsódicos, sin descuidar la “clara y austera” línea neoclásica que habita en sus casi 25 minutos.
En el polo opuesto se ubica la pianística Fantasía Baetica, página maestra del teclado español, en la que Falla tiñe de rasgos propios y extremos su recreación del reivindicado “folclore imaginario”. Coll, genio candente de la música española actual, aporta su idiosincrasia en un trabajo orquestador que, como Ravel en los Cuadros de Músorgski, sigue al pie de la letra la escritura y arquitectura originales.
Partitura áspera, “salvaje” y extremadamente compleja también para la orquesta, Santonja logró poner cada cosa en su sitio -lo cual ya es bastante-, pero se quedó en una meritoria línea de corrección, en la que faltó fuerza, desgarro, contundencia y contraste.
La mil y mil veces más escuchada obra maestra que es la Sinfonía del Nuevo encontró una lectura ramplona y obvia, nada indagadora y de trazo grueso, con numerosas carencias instrumentales y de conjunto. El famoso canto del corno inglés en el lento segundo movimiento quedó tan discreto e inadvertido como todo lo demás. Sin pena ni gloria.
Supuso el momento más bajo del programa y un bache notorio en lo que va de temporada. Algo que evidentemente, no es responsabilidad exclusiva del maestro invitado.
En todo caso, y como siempre que se toca la evocativa y brillante Sinfonía del Nuevo Mundo, al final llovieron bravos y aplausos. Incluso en mal día como este. Misterios de la vida. En la memoria, y como contrapunto, la versión que en un gran día dirigió a la misma orquesta y en el mismo escenario Gianandrea Noseda hace exactamente 28 años: el 21 de noviembre de 1997.
Publicado en el diario LEVANTE


























Creo que estás siendo muy injusto con la Orquesta de Valencia.. yo estuve y disfruté mucho desde el principio hasta el final…..a lo mejor el mal día lo tenías tú !!!