“Pepita Jiménez”, cancela Ángeles Blancas y convence Maite Alberola
Crítica del tercer reparto de Pepita Jiménez
Tras la deficiente representación de ayer de Pepita Jiménez, volvía al Teatro de la Zarzuela con muy poco interés, ya que no esperaba mucho de la actuación de Ángeles Blancas en el personaje principal de la ópera, ya que no creía que su estado vocal era el más apropiado para cantar este rol, que requiere una soprano de verdad.

El teatro de la Zarzuela no logró llenar la tercera función de “Pepita Jiménez”
El caso es que al empezar la función se nos comunica que Ángeles Blancas ha cancelado y en su lugar actuará Maite Alberola, programada en los terceros repartos de la ópera. No es un buen inicio. Para mi sorpresa el resultado de esta representación supera ampliamente al del día anterior, ya que no solamente el reparto vocal ha funcionado mucho mejor, sino que también el foso ha mejorado claramente.
Donde no puede haber cambio de un día para otro es en la producción escénica de Giancarlo del Monaco, aunque me siento obligado a decir lo que un gran aficionado a la ópera me dijo en el teatro y lo quiero transmitir, porque tiene sentido. Me refiero a lo que yo consideraba que era una iglesia en los dos últimos actos, y mi amigo me dice que se trata de la casa de Pepita, ya que es en ella donde se celebra la mencionada fiesta. Creo que tiene más sentido que lo que yo escribía ayer sobre la producción y por eso lo transmito, tras dar las gracias a mi amigo.
Si el día anterior no me convenció la dirección de Guillermo García Calvo, tengo que decir que en esta ocasión sí lo ha hecho, mejorando claramente su lectura, así como el sonido que salía del foso. Creo que el haber utilizado tiempos más vivos ha hecho mejorar el resultado musical.
Como digo más arriba, la sustitución de Ángeles Blancas, recayó en la soprano valenciana Maite Alberola, cuya actuación ha sido claramente mejor que la de Carmen Romeu el día anterior. Hacía nada menos que 7 años que no la veía en escena y la he encontrado con la voz con amplitud suficiente para llegar sobradamente a la sala, superando las dificultades de los agudos del personaje, si bien yo recordaba que éste era su mayor problema. Su interpretación fue convincente.
Antonio Lliteres mostró una voz agradable, que llegaba con volumen a la sala, dando una buena interpretación y resolviendo las notas altas con brillantez, consiguiendo arrancar la única ovación a escena abierta de los dós días.
Antoñona, la nodriza de Pepita, fue interpretada correctamente por Ana Ibarra, mientras que todo el resto de personajes eran los mismos que el día anterior. La representación comenzó con 4 minutos de retraso y tuvo una duración de 1 hora y 12 minutos, es decir 3 minutos menos que el día anterior.
El Teatro de la Zarzuela ofrecía una floja entrada de unos 2/3 de su aforo, estando los mayores huecos en los pisos superiores.


























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