Peter Sellars: Ópera como catarsis en el escenario de la vulnerabilidad
Peter Sellars, uno de los directores más influyentes del teatro contemporáneo,acaba de enfrentarse a Music for New Bodies, una ópera de Matthew Aucoin basada en la poesía de Jorie Graham, en una producción de la American Modern Opera Company. Sellars, que comenzó en los años 80 con reinterpretaciones radicales de Mozart y ha colaborado con figuras como John Adams y Kaija Saariaho, sigue apostando por un teatro musical que dialogue con los conflictos actuales: desde el cambio climático hasta el dolor físico y existencial. Este verano, forma parte de destacadas citas del panorama internacional como el Festival de Aix-en-Provence y el Festival de Salzburgo.

Peter Sellars
Peter Sellars vuelve a conmover con su puesta en escena de Music for New Bodies, una ópera que explora el dolor, la enfermedad y el colapso medioambiental a través de la poesía de Jorie Graham y la música de Matthew Aucoin.
Durante los ensayos en Purchase College, al norte de Nueva York, Sellars no pudo contener las lágrimas. El director, conocido por su expresividad emocional y empatía en escena, presenciaba cómo los cantantes repetían la palabra “down” en un pasaje casi ritual, con la música hundiendo el tiempo en una especie de abismo sonoro. “Permite que las emociones lo atraviesen”, afirma la soprano Julia Bullock, quien lo admira por su sensibilidad artística y humana.
La obra fue estrenada el pasado 10 de julio en el Lincoln Center, como parte de la residencia estival de la American Modern Opera Company. Con una estética austera, sin apenas decorados o utilería, la atención se concentra en los intérpretes, situados bajo una iluminación sombría y composiciones escénicas que evocan pinturas barrocas. “Es más una forma de ver la música que de hacer ‘escena’ como tal”, explica Sellars.
El estreno llega en medio de una etapa intensa para el director. En Francia, su producción de la ópera The Nine Jewelled Deer, de Sivan Eldar, se acaba de presentar en el Festival de Aix-en-Provence, y a finales de julio dirigirá en Salzburgo un programa doble con Abschied de Mahler y Erwartung de Schoenberg. Para Sellars, la música sigue siendo un canal para hablar de lo indecible: “Nos permite tocar temas dolorosos sin ser explotadores o insensibles”.
Hace 40 años, Sellars ya transformó el panorama operístico estadounidense al reimaginar las óperas de Mozart: Las bodas de Fígaro en la Trump Tower, Don Giovanni en Harlem y Così fan tutte en una cafetería de carretera. Aquellas propuestas provocaron controversia y fascinación, pero cimentaron su reputación como renovador radical.

Puesta en escena de Iolanta, en el Teatro Real, dirigida por Peter Sellars
Con 67 años, sigue evolucionando hacia un estilo más desnudo y poético, alejado del relato lineal. Sus colaboraciones con compositores como John Adams (Nixon in China) y Kaija Saariaho han sido decisivas para la ópera contemporánea. Esa trayectoria ha influido enormemente en la escena actual: los montajes transfronterizos y los formatos semiescenificados, tan comunes hoy, fueron en parte anticipados por él.
“Debemos vivir más inteligentemente con los recursos disponibles”, señala Sellars, en referencia a la escasez de fondos públicos para las artes. “Eso puede guiarnos hacia decisiones más radicales y esenciales.”
A lo largo de su carrera, ha abordado temas incómodos con fuerza poética. En The Indian Queen de Purcell, añadió textos de Rosario Aguilar sobre el colonialismo en Nicaragua. “Sellars insiste en la raíz del teatro”, dice Markus Hinterhäuser, director del Festival de Salzburgo. “¿Por qué hacemos teatro? ¿Qué necesita expresar el ser humano a través de él?”
Todo comenzó con marionetas. A los 10 años, en Pittsburgh, Sellars se formó en un teatro de títeres donde las historias se contextualizaban en diferentes culturas. “Cada espectáculo tenía música de algún rincón del mundo”, recuerda. Esa diversidad sonora y cultural define aún hoy su enfoque operístico.
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