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Por Publicado el: 11/08/2025Categorías: Sin categoría

Quincena Musical: “Amaya”, un empacho de deliciosa emoción

Quincena Musical. San Sebastián. Auditorio Kursaal. 09/08/2025. Amaya, ópera de Jesús Guridi, con libreto de José María Arroita Jaúregui. Arantza Ezenarro (soprano, Amaya). Guillen Munguía (tenor, Teodosio). Marifé Nogales (mezzosoprano, Amagoya), Lucía Gómez (mezzosoprano, Plácida – Olalla), Juan Laborería (barítono, Asier – Ermitaño – Caballero), José Manuel Díaz (barítono, Miguel – Mensajero). Dario Maya, bajo, un anciano). Luken Munguira (tenor, un criado – pastor 1 – Uchin). Ainhoa López de Muniain soprano, una voz). Julen García (un escudero – pastor 2). Coro Easo (Gorka Miranda, director). Euskadiko Orkestra. Diego Martín-Etxebarria (director musical).

Quincena musical, Amaya

“Amaya” regresó a la vida en una intensa versión de concierto

Construida en tres actos y un epílogo bajo el argumentario de la novela Amaya o los vascos en el siglo VIII, de Francisco Navarro Villoslada (1818/1895), con este drama lírico Guridi hace cima en el movimiento musical nacionalista vasco, llevando la trama conductora -con evidentes connotaciones wagnerianas en la aplicación del leitmotiv- al territorio de los primigenios vascones en el que las creencias paganas (el mitológico Aitor) confronta con las cristianas de la Alta Edad Media, imperantes en el ámbito de lo que luego sería el Reino de Navarra.

En esta ocasión, la gerencia de la Quincena Musical Donostiarra ha presentado esta ópera en versión concierto (usando la traducción a la lengua vasca que realizó José Arrúe Valle) y ello nos ha privado de disfrutar de la plasticidad visual que esta muy importante y gran obra bien merece. No se puede ser cicatero hasta ese extremo.

Al grano. Quien escribe tuvo una saciedad de hermosura tal que, poco a poco, ha de digerir semejante empacho de deliciosa emoción. La batuta de Martín-Etxebarria, sencilla en la expresividad, cual metrónomo, resultó en verdad eficaz a la hora de conjugar la complejidad armónica que la sonoridad de esta ópera requiere. Un notable muy alto.

De sobresaliente merece calificarse la presencia del Coro Easo, ya que en cada una de sus intervenciones dejó una pátina de excelente empaste de sus cuerdas, dejándolo así constancia en su primera intervención en la escena tercera del primer acto, al cantar Zer berri ote dakarz albistari orrek ainbat aliatzeko Aztia? (¿De qué noticia será portador el extranjero que trajo tal alegría a la sabia?). La Euskadiko Orkestra respondió, en compromiso absoluto, con el gran reto que concita la partitura, derramando una impecable sonoridad, con especial relieve en la ezpatadantza del acto segundo y la preciosidad que es el Intermedio Sinfónico con el que finaliza el acto tercero.

Las voces de José Manuel Diaz, Dario Maya, Luken Munguira (sigue en ascenso la fonación de este jovencísimo tenor), Ainhoa López de Muniain (¡qué pureza de timbre!), Lucía Gómez y de Julen García merecieron los laureles del triunfo en sus respectivos pequeños roles. Arantza Ezenarro emociona con su voz dotada de una especial morbidez expresiva, en una proyección fonal que llenó todas las costuras del auditorio, y atacando sin duda alguna todas las complejidades armónicas que el pentagrama contiene para su personaje; de tal modo se apreció, cual ejemplo, el poderoso lirismo con el que interpretó Aitorrek eriotza aldian (Aitor, sobre tu lecho de muerte).

A Guillen Munguía (cuya voz recuerda mucho a la de su abuelo, el gran Carlos Munguía), Guridi, en esta ópera, le somete a través de su personaje, constantemente, a un tenso tour de force en el registro agudo como así se hace audible al cantar su amorosa aria Kendu. Kendu gogapen zatar zitalok! (¡Fuera! ¡Fuera infernales pensamientos!), cumpliendo en toda la regla, en intensidad, color y calor expresivo. Matrícula de Honor, cum laude

Sorprendente la urdimbre de voz que presentó Juan Laborería. Su tesitura de barítono está acercándose a la de bajo/barítono, con una poderosa emisión y llena de color -siempre equilibrado- en todo momento. Matrícula de Honor, cum laude. Idéntica nota bien merece la mezzosoprano Marifé Nogales, realizando en el primer acto una labor totalmente perfeccionista en su exigente papel de la sacerdotisa Amagoya. Fantástica su aria Asier! Asier!

Otrosí digo:

* De tan excelsa calidad es esta ópera que Manuel de Falla llegó a decir de Guridi que “aunque no dejara más que esta obra ya es bastante para que alcance fama imperecedera”.
* Sería de desear que las instituciones públicas, en concreto el Gobierno Vasco, dieran el necesario aporte para que este drama lírico -de indiscutible belleza- fuera unos de los mimbres con los que se construirán las bodas de diamante de la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera, en su septuagésima quinta temporada lítica. Pero … el olmo nunca da peras. ¡O sí!
* En el presente año de gracias y pesares se celebra esta verdadera 84 edición de la Quincena Musical Donostiarra, no la 86 como oficialmente se significa, ya que, siendo la primera en 1939, no hubo festival en los años 1944 y 1960. Queda dicho.

Manuel Cabrera

 

 

 

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