Roberto Alagna vuelve a “encerrarse” con Puccini, ahora en el Liceu
Roberto Alagna regresa su teatro de referencia en España
Tras el triunfo cosechado en junio del año pasado, en La Scala, con este mismo formato, Roberto Alagna retorna ahora al Liceu (el jueves) para ofrecer un amplio repaso a los “regalos” que Puccini concedió a la voz de tenor, a lo largo de sus óperas.

Alagna vuelve al Liceu, este jueves, con un homenaje a Puccini © A Bofill
¿Quién es, en la actualidad, el mejor tenor del mundo? En el repertorio italiano, seguramente Roberto Alagna. El cantante de origen siciliano encarna hoy, al menos, el único ejemplo presente de tenor capaz de situarse en una hipotética (siempre caprichosa, por fuerza subjetiva) lista junto a los intérpretes de su cuerda que en las últimas décadas han hecho méritos por entrar en ese olimpo reservado a los cantantes históricos del siglo XX, donde se encuentran ya firmemente instalados los Caruso, Gigli, Schipa, Fleta, Lauri Volpi, Di Stefano, Bergonzi, Corelli, Del Monaco, Kraus o Pavarotti, mientras aguardan sin prisas a Domingo, Carreras y Aragall.
Por carisma, temperamento, inteligencia, dominio y calidad del instrumento sumados al regalo de una belleza tímbrica que distingue a los elegidos, Alagna se sitúa en nuestros días como la gran referencia tenoril, conectándolo con la tradición de los grandes que lo han sido en el pasado.
Basta escucharle (acaba de abordar el rol de Paolo il bello en la ópera de Zandonai, Francesca da Rímini), cuando accede a prodigarse en plenitud, que es casi siempre, porque todavía suele entregarse a fondo en un repertorio comprometido, para certificarlo.
Superada su sexta década, el agudo aún resiste, sin titubeos ni enmascaramientos, y la pujanza de un fraseo delicado, ardiente, fantasioso en ocasiones, preocupado del sentido, del significado a través de su impecable dicción, sin vulnerar por ello la justa vibración, le permiten exhibirse en un estado de forma exultante, que ya quisieran para sí mismo muchos de esos jóvenes que a veces nos venden como prodigios a medio tostar.
Alagna regresa ahora a su teatro de referencia en España, con el que mantiene la relación más íntima, estrecha y duradera, el Liceu, a través de un recital enorme compriso e indudable interés. El próximo jueves interpretará allí, junto al pianista Jeff Cohen, prácticamente todas las arias concebidas para tenor por Puccini en sus óperas.
Sigue así la estela del recital histórico que ya protagonizó el año pasado, en La Scala, donde tras medirse no con seis Miuras, pero casi, cosechó un enorme triunfo a partir del despliegue de su ardorosa entrega al mensaje pucciniano.
Con la única inestimable colaboración de Cohen, sin el concurso de tantas veces discutibles escenografías que él mismo suele combatir con arrojo cuando vulneran el espíritu de la obra, el gran tenor de la hora presente fue desgranando, en aquella ocasión, cada pieza hasta encarnar, casi mejor que nadie en la actualidad, aquello que el gran Borges proclamaba en el prólogo de su Biblioteca Personal: “La emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica”.
¿Se repetirá la gesta?


























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