Pavarotti: nueve “dos” como otros tantos soles
En un par de meses, el mundo celebrará el 90 aniversario de la voz de tenor quizá más luminosa del siglo XX, la de Luciano Pavarotti. Los intérpretes de esta cuerda van y vienen, a algunos se les desea encumbrar antes de tiempo, haciéndoles un flaco favor, buscando improbables comparaciones con el ídolo de Módena. Pero el original difícilmente podrá olvidarse nunca.

Luciano Pavarotti, “rey del do de pecho”
En 1973, un Luciano Pavarotti ágil, juvenil, impetuoso, aterrizaba en el Met para hacer historia. Se trataba de devolver a las tablas del primer teatro de América un título casi olvidado de Gaetano Donizetti, La hija del regimiento, una comedia amable, ligera y entretenida, pero llena de perlas musicales a las que hacer justicia solo con los intérpretes adecuados.
Hoy los concursos de canto se llenan con tenores que intentan abordar, con más o menos éxito, la célebre aria de los nueve dos sobreagudos. En buena manera, la popularidad de la hazaña del “Ah, mes Amis!” se debe al arrojo de Pavarotti y, en gran medida, también, a un tenor español, Alfredo Kraus, que brillaba en este papel como ningún otro después (lo sentimos, no con la musicalidad, firmeza y emoción que ambos sabían transmitirle a la pieza). Ahí tenemos al italiano en el inicio de la leyenda, en unas imágenes poco conocidas, a punto de que una discográfica lo bautizara como el “Rey del do de pecho”. El resto ya es historia, de la buena…

























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