Italia denuncia el poder de las poderosas agencias

En una de sus más recientes publicaciones, el polémico periodista, crítico y organizador musical Enrico Stinchelli se permite poner el dedo en la llaga de una de las cuestiones más perniciosas de cuantas sacuden el actual mundo de la lírica.

Las estrellas de la ópera acaparan los contratos más ventajosos, algo que ha ocurrido siempre

Señala el divulgador italiano que si en “el cielo del canto” reinan hoy unas pocas figuras (cita a Netrebko, Kaufmann, Domingo, Pirozzi, …), las que obtienen los grandes cachés (a veces por adelantado), viajan en jets privados y “son recibidos con ramos de flores antes incluso de realizar cualquier proeza”, esto se debería, en gran medida, al poder “de dos o tres agentes ‘pilla-todo’, que deciden quién canta, dónde, cómo y por cuánto”.

Ahora que ya va a comenzar la temporada lírica española, los portaviones de esos “dos o tres agentes ‘pilla-todo’” a los que Stinchelli cita sin mencionarlos por sus nombres, se encuentran ya sólidamente anclados frente a las costas de los teatros locales. Después de hacer su agosto en algunos festivales mediterráneos, donde en ocasiones han gestionado repartos casi completos, estos representantes se disponen a hacer lo propio en varias de las temporadas ibéricas.

Lo cierto es que la ópera nació en Italia, y que nadie conoce y domina mejor los entresijos del negocio que sus más conocidas agencias musicales, pero aportando España al mundo algunos de los mejores artistas vocales, ¿por qué no hay empresas españolas capaces de competir, al menos en su propio país, con estas mismas foráneas?

Se ha llegado hasta un punto en que los cantantes, directores orquestales y de escena locales eligen como sus representantes a esas poderosas agencias, pues saben que su influencia práctica resulta esencial para conseguirles trabajo, seguramente en el extranjero, pero incluso también aquí.