El Met vive días de creciente malestar por las enormes diferencias salariales
El Met vive días de creciente malestar por las enormes diferencias salariales
El Met, la principal institución operística de EE UU, atraviesa días convulsos. Mientras se encamina hacia la inauguración de su nueva temporada, el próximo 21 de septiembre, con el estreno de una nueva obra del compositor Mason Bates, Las increíbles aventuras de Kavalier and Clay, un cierto malestar reina entre sus cuerpos estables (orquesta y coro), que aún no han logrado ver satisfecho el deseo de aumentar sus ingresos como pretendían. Las negaciones con el teatro aún continúan, pero no ayuda al buen clima del proceso la abultada retribución monetaria de su actual director musical.

Yannick Nézet-Séguin compagina su trabajo en el Met con varias titularidades de orquestas
El salario de Yannick Nézet-Séguin como director musical de la primera casa de ópera de Estados Unidos supera los dos millones de dólares anuales, muy por encima del que recibiría, por ejemplo, Emmanuel Villaume al frente de la Dallas Opera (311,985 dólares). Pero lo que preocupa estos días a los miembros de la orquesta del Met, y a su coro, no es la diferencia salarial entre uno y otros directores, al fin y al cabo Dallas no representa lo mismo en el universo musical que la Gran Manzana, sino un mucho más directo: “¿Y qué hay de lo nuestro?”.
Tras el fiasco de la donación frustrada de los 15 millones de dólares en forma de regalo al Met de un falso millonario, desvelado este verano, Peter Gelb no ha podido satisfacer por completo las demandas de los aumentos que solicitaban los cuerpos estables de su coliseo (algunos músicos llevarían con sus salarios prácticamente congelados desde 2011). Nadie irá a la huelga, porque eso sería poner los empleos en serio peligro (no existen las mismas garantías laborales que en los conjuntos de funcionarios de la Unión Europea), pero el malestar es creciente entre los músicos.
La música refleja las mismas desigualdades que se dan hoy en otras profesiones (como acaba de denunciar el crítico Enrico Stinchelli estos días: tres o cuatro figuras se lo llevan todo mientras los cantantes que empiezan muchas veces deben actuar gratis). Pero siempre se había creído que trabajar en el mundo del arte, donde se respiran los ideales más nobles y elevados, tendría justo reflejo en una cierta idea de la solidaridad. Los intérpretes del Met, desde luego, no lo ven tan claro.


























Últimos comentarios