Sin ópera, no hay festivales de verano
Sin ópera, no hay festivales de verano
La ópera es el motor principal que mueve el turismo en los grandes festivales de verano europeos, de Aix-en-Provence hasta Bayreuth, de Salzburgo a las grandes citas al aire libre como las de Verona, Macerata y Orange. En España, no tanto.

La traviata, en el Festival de Granada 2025
En España la oferta de música estival suele concentrarse, más que en las propuestas líricas, en la reiteración de las consabidas giras orquestales y, a veces, en la presencia de las mismas estrellas del canto que acuden de un lugar a otro de la geografía ibérica, como ocurre con los toreros durante su temporada.
En los últimos tiempos, Granada parece que se ha tomado en serio la necesidad de ampliar su oferta operística, y Pinamonti ya ha dado una muestra este pasado verano, sobre todo con la interesante propuesta de Pagliacci, más la posibilidad de volver a ver allí La traviata del Teatro Real, y alguna cosa para los niños. Tiene pendiente presentar producciones completas, y en ello trabaja estos días.
Cosme Marina, siempre vinculado al teatro lírico, también parece dispuesto a abrirle las puertas de Santander, de nuevo, a la ópera, con presupuestos menos ambiciosos que los de otras épocas, pero con la voluntad de aquilatar recursos para representar, el próximo verano, La Flauta mágica mozartiana con un reparto sólido, en el que se espera alguna estrella.
De momento, parecen intentos modestos, pero que apuntan en la buena dirección, si de lo que se trata es de captar al público musical europeo, que prácticamente solo se desplaza para ver ópera, como bien saben, por ejemplo, en Valencia: la mayor aportación de aficionados de fuera de la comunidad que visita Les Arts viene de más allá de los Pirineos, por su oferta lírica.
En cambio, la nota discordante parece ponerla la Quincena Musical donostiarra. Su responsable, Patrick Alfaya, ya ha anunciado que la ópera no figurará en la programación del próximo año, según declaraciones a la prensa vasca. El gestor, además, ha afirmado que lo normal es que la Quincena se contraiga en los próximos veranos, con una propuesta más concentrada, de menos actuaciones.
Quizá en esas decisiones pese la opinión del nacionalismo más extremo, muy bien asentado en las instituciones, que nunca ha apreciado con buenos ojos ni la música clásica, por elitista, ni mucho menos la ópera, una cosa de señoras ricas. Habrá que aguardar tiempos mejores por el norte.

























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