Sorprendió a muchos y naturalmente dieron que hablar las ausencias de Gregorio Marañón y Miguel Muñiz en el Teatro Real en el estreno de «Bodas de Fígaro». El personal, que no da puntadas sin hilo, lo explicaba más o menos de la siguiente forma: «¡Cómo iban a estar y, tras el éxito que se preveía, tener que dar la enhorabuena a cuatro personas que habían echado del teatro!». Y es que «Bodas» suponía un encargo del todavía actual director artístico del teatro, Antonio Moral, al director artístico al que sustituyó, Emilio Sagi, quien a su vez encargó los decorados a Daniel Bianco, exdirector técnico del Real que se fue cansado con la actual gerencia. Y, para redondear, las dirigía musicalmente Jesús López Cobos, el director musical a quien Marañón y Muñiz decidieron no renovar. Vamos, que el éxito de Mozart ha supuesto la revancha de cuatro ex del teatro frente a sus actuales jerifaltes, que no habrían tenido valor o caballerosidad para felicitarles. Así al menos lo ven quienes están en el cotarro musical.
El caso de Muñiz, cuyas entradas se cuenta que permanecieron vacías, no deja de ser curioso, porque fue él quien decidió prescindir de Sagi para contratar a Moral y quien se ha deshecho después de Moral.
La verdad es que no deja de ser curioso que haya sido defenestrado el equipo del teatro que más premios cosechó en los recientes Premios Líricos del Campoamor. ¿Ha sido una defenestración lógica o había otras razones personales que desconocemos?