Carolina López Moreno: un debut en la Royal Opera House y una carrera en plena ebullición
La soprano boliviano-albanesa Carolina López Moreno, y considerada una de las voces más prometedoras de su generación, acaba de debutar en la Royal Opera House como Marguerite en Faust. Su presencia magnética y su voz expresiva han llamado la atención del mundo lírico. La soprano será una de las protagonistas de Pagliacci, de Leoncavallo, en el Festival de Granada.

Carolina López Moreno
Carolina López Moreno debutó este verano en la Royal Opera House de Londres interpretando a Marguerite en Faust, sustituyendo nada más y nada menos que a Lisette Oropesa. El resultado provocó que la crítica pusiese el foco sobre esta joven intérprete, algo que recogen nuestros compañeros de la revista OperaWire en una reciente entrevista. “Ha sido uno de los momentos más increíbles de mi vida”, confiesa. “Venía de un año sin casa, viajando con maletas y mi perro, durmiendo en sofás de amigos. Estaba agotada. Cuando por fin pude descansar en mi nuevo hogar en Milán, llegué a Londres renovada y exploté de emoción en escena”.
Su trayectoria es tan atípica como intensa. De madre albanesa y padre boliviano, López Moreno creció en Alemania hablando alemán, español y albanés, y más adelante aprendió inglés e italiano. Aunque empezó en el pop y el soul, su camino hacia la ópera fue una revelación. “Escuché a Callas, Sutherland, Caballé y Netrebko por primera vez y lloré durante tres días. Sentí que mi alma despertaba. Ahí decidí que tenía que cantar ópera”.
Estudió teatro musical, fue profesora de danza latinoamericana durante diez años, y descubrió en ese entorno la solidez técnica que hoy sostiene su carrera. Desde entonces ha cantado en escenarios como Florencia, bajo la batuta de Daniele Gatti, o en Londres con Zubin Mehta, con quien interpretó a Leonora (Il trovatore).
Destaca la oportunidad de trabajar con el director Antonio Pappano en La rondine, algo que, según señala, fue “una experiencia liberadora”. “Es un director que eleva al cantante. Me sentí tan conectada con su forma de hacer música que dejé la partitura durante los ensayos para fluir con él”.
A nivel vocal, la soprano se siente más identificada con el romanticismo y el verismo que con Mozart: “Mozart fue un genio, pero no conecta con mi alma como lo hacen Puccini o Verdi”. De Puccini, confiesa que Tosca será una de sus grandes apuestas, y de Verdi, ya ha interpretado La traviata e Il trovatore, y sueña con debutar Aida y Desdémona.
También aspira a los grandes papeles del bel canto, como Anna Bolena. “Verdi limpia mi voz, la exige en lo técnico, y me reconecta con el origen de todo”, dice con convicción.
En lo personal, López Moreno subraya que el arte debe conectar, no impresionar: “No me interesa que el público solo escuche una buena voz, sino que viva una experiencia transformadora. Que digan: ‘Así respiraría Marguerite, así sufriría’. Esa es mi misión”.
Y concluye con una declaración que define su carácter: “No sé si estaré viva en 30 años. Lo que sé es que ahora tengo fuego, tengo energía, y quiero darlo todo. Cada vez que subo a un escenario, doy mi alma. Porque eso es lo que el arte merece”.
En el marco de su agenda internacional, la soprano llega a nuestro país para formar parte del reparto de la ópera Pagliacci, de Leoncavallo, en el Festival de Granada. Junto a ella, las voces de Alejandro Roy, Juan Jesús Rodríguez, Moisés Marín y Pablo Gálvez, bajo la dirección de Guillermo García Calvo, que estará al frente de la Orquesta Joven de Andalucía, el Joven Coro de Andalucía (Marco Antonio García de Paz, director), y el Coro de la OCG (Héctor E. Márquez, director).
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