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Por Publicado el: 09/02/2023Categorías: En vivo

Crítica: Christian Thielemann dirige La Valquiria en la Semperoper de Dresde

Christian Thielemann y Andreas Schager brillan en Dresde

DIE WALKÜRE (R. WAGNER) Semperoper de Dresde. 6 Febrero 2023

Sigue adelante el Anillo del Nibelungo en Dresde con esta representación de Die Walküre, que ha sido muy buena musicalmente y buena, aunque no extraordinaria, vocalmente. Otra cosa es la producción de las butacas…

Así pues, la producción escénica volvía a ser la bien conocida de Willy Decker. Uno entiende la idea de una representación de teatro dentro del teatro, pero en este caso resulta una auténtica pesadez. La idea de que Wotan ha organizado toda esta representación y que él mismo es el director de escena, moviendo los personajes según sus deseos, no está mal traída, pero resulta pesada y aburrida en su desarrollo.

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Andreas Schager y Allison Oakes. Escena de La Valquiria (c) Semperoper de Dresde

En el Acto I se nos presenta un patio de butacas y al fondo la morada de Hunding, con unos paneles desnudos de madera y una columna representando al fresno. El único elemento decorativo es una fotografía en la pared con la boda de Hunding y Sieglinde. Al entrar la primavera, se levanta el panel del fondo y aparecen más butacas, quedando la escena reducida a una simple pasarela. En la primera escena del Acto II volvemos a la pasarela con sus dos grupos de butacas delante y detrás, ocupando la escena maquetas y estatuas. El cambio de decorado para la escena segunda se hace simplemente corriendo una cortina negra, de modo que la escena entre los dos hermanos-amantes que huyen se desarrolla de nuevo en las butacas. El enfrentamiento con Hunding tiene lugar fuera del escenario y la muerte de Siegmund y Hunding en la pasarela. En el Acto III ya no hay pasarela ni escenario, sino que todo son butacas, por donde se mueven las Walkyrias. Al final, sale al fondo algo que quiere ser una roca y consigue el Fuego Mágico poniendo las butacas más rojas. Creo que se entenderá fácilmente que la obsesión por las butacas es mucho mayor que la de Alberich o Wotan por el Anillo. Yo insisto una vez más en que las producciones son de dos clases: buena y malas. Ésta en particular corresponde sin la menor duda a la segunda categoría.

Volvía a ocupar la dirección musical Christian Thielemann y su lectura ha sido tan brillante como la que no ofreciera en el año 2018. Me quedo claramente con el recuerdo de sus dos últimos actos, que fueron espectaculares. Especialmente, tengo que señalar el fantástico Anuncio de la Muerte de Siegmund y el dúo de Wotan y Brünnhilde en el tercer acto, con un Fuego Mágico espectacular en términos musicales. Una dirección al alcance de muy pocos directores, tanto actuales, como de los que vengan en el futuro. A sus órdenes estuvo una impresionante Staatskapelle Dresden. Lo que salía del foso de la Semperoper era un sonido espectacular, de los que uno se no se olvida fácilmente.

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Ricarda Merbeth. La Valquiria (c) Semperoper de Dresde

Brünnhilde era la soprano alemana Ricarda Merbeth, que siempre ha sido una excelente cantante, aunque me sorprendió que diera el salto a estos personajes dramáticos. Tuve ocasión de verla en el que creo fue su debut en este mismo personaje hace ahora 3 años en el Teatro Real y la impresión es muy parecida a la de entonces. Es una convincente intérprete, que canta con mucho gusto, especialmente en su dúo con Wotan del último acto, aunque queda por debajo de otras colegas suyas recientes en este mismo rol. Recordaré que en 2018 fue Brünnhilde en Dresde Nina Stemme. La diferencia es clara.

Wotan tenía que haber sido John Lundgren, pero, como ocurriera ayer, canceló, siendo de nuevo sustituido por Thomas Johannes Mayer, cuya actuación me resultó bastante mejor que la que nos ofreciera en Das Rheingold. No está sobrado de poderío, pero cantó de modo convincente, expresando perfectamente. También él brilló en el último acto.

Sieglinde fue la soprano británica Allison Oakes, que me produjo la misma impresión que las veces anteriores que la había visto en escena. Es una buena intérprete y canta con expresividad, aunque su centro no está sobrado de volumen. Sus mayores problemas radican en un tercio agudo un tanto descontrolado y unos graves claramente insuficientes.

Siegmund era el tenor austriaco Andreas Schager, a quien curiosamente veía por primera vez en este personaje, aunque son varias las veces que le he visto en Siegfried, que también cantará los próximos días en Dresde. En mi opinión estamos ante el tenor wagneriano más importante del momento, con una voz amplia de mucha calidad y unas facultades innegables, ofreciéndonos unos Wälse, Wälse interminables, seguramente los más largos y poderosos que he escuchado nunca. Todo lo hizo estupendamente y no me queda sino esperar con impaciencia sus Sigfridos.

Buena una vez más la prestación de la mezzo soprano Christa Mayer como Fricka en la escena que abre el segundo acto. Sus actuaciones son siempre una auténtica garantía y así ha sido también en esta ocasión.

Georg Zeppenfeld lo hizo bien en la parte de Hunding, aunque prefiero una voz más oscura par este odioso personaje.

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Las Valquirias (c) Semperoper de Dresde

El grupo de Valkyrias lo hizo bien en su conjunto y estuvo formado por Sarah Marie Kramer (Helmwige), Clara Nadeshdin (Gerhilde), Brit-Tone Müllertz (Ortlinde), Stepanka Pucalkova (Waltraute), Julia Rutigliano (Siegrune), Marie-Luise Dressen (Rossweisse), Katharina Von Bülow (Grimgerde) y Katharina Magiera (Schwertleite).

La representación comenzó puntualmente y tuvo una duración total de 4 horas y 47 minutos, incluyendo dos largos intermedios. Duración musical de 2 horas y 27 minutos, es decir 9 minutos más rápida que en 2018 y 14 minutos más rápida que en 2016. Ocho minutos de aplausos, que son más de lo que parecen, ya que saludaron al final únicamente Sieglinde, Wotan y Brünnhilde, además de Thielemann. Siegmund, Fricka y Hunding lo hicieron al final del segundo acto. Los aplausos fueron muy intensos, especialmente para Thielemann y Andreas Schager.

La Semperoper estaba prácticamente llena, costando la localidad más cara 250 euros. José M. Irurzun

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