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Por Publicado el: 06/03/2018Categorías: En vivo

Crítica de Forés Veses: «No saben lo que hacen»

“No saben lo que hacen”

ORQUESTA DE VALÈNCIA. Solista: Ofelia Sala (soprano). Director: Roberto Forés Veses. Pro­gra­ma: Obras de Mahler (Blumine), Mozart (Arias de concierto), y Rajmáninov (Primera sinfonía). Lugar: Palau de la Música. Entra­da: Alre­de­dor de 1600 perso­nas. Fe­cha: Viernes, 2 marzo 2018.

La falta de sensibilidad, cultura y luces de los actuales gestores del Palau de la Música y de la Orquesta de Valencia marcó el viernes uno de sus puntos más deplorables. Apenas habían transcurrido unas horas del fallecimiento del maestro Jesús López Cobos y ni siquiera tuvieron el detalle de guardar al inicio del concierto de abono de la Orquesta de València un minuto de silencio por el maestro que tantas veces dirigió en el Palau de la Música. La torpeza e insensibilidad de semejantes gestores tampoco alcanzó a preparar un sencillo anuncio por megafonía que dijera, por ejemplo, “el Palau de la Música y la Orquesta de Valencia dedican este concierto a la memoria del Maestro López Cobos, fallecido esta mañana y que tantas veces dirigió en esta sala y a esta orquesta”.

Una vergüenza que delata el bajo nivel de los rectores del Palau de la Música. El dislate y los frecuentes disparates que se suceden exigen la intervención de la más alta y cualificada instancia política municipal –el melómano alcalde Joan Ribó- para poner orden, concierto y sentido común en un Palau de la Música cada día más provinciano y mediocre, en el que la ignorancia y desconocimiento de la figura de López Cobos no son sino destellos de los despropósitos, trapicheos y amiguismos que se están produciendo cada día con más frecuencia. Algo absolutamente inaceptable siempre, pero incluso aún más en el marco de un Gobierno que tiene como bandera de su gestión la limpieza y la honradez. En el Palau de la Música, los intereses personales han de ceder ante criterios exclusivamente profesionales y éticos.

En semejante ambiente de cabreo, compartido por muchos melómanos indignados que no tardaron en trasladarlo a las redes sociales (¡bastante más sensibles ellas que estos cortos capitostillos del Palau de la Música!), poco espacio quedaba para el deleite de la música y sí mucho para recordar al Maestro ignorado. El valenciano Roberto Forés Veses, antiguo violinista de la propia Orquesta de Valencia, es hoy día uno de los directores españoles con mayor proyección nacional e internacional. Al frente de la orquesta de la que durante tantos años formó parte como instrumentista, abordó un programa que mezclaba sin ton ni son el Blumine de Mahler, la soporífera Primera sinfonía de Rajmáninov y cuatro arias de concierto de Mozart, que contaron con el protagonista solista de la soprano valenciana Ofelia Sala.

Forés Veses desarrolla una carrera ascendente, centrada principalmente en Francia, donde desde 2012 titulariza la Orquesta de Auvèrnia. Su figura estilizada y gesto amplio, ancho a la manera de su admirado Gianandrea Noseda, delatan un minucioso control y dominio, que por momentos acaso llega a abrumar a los atriles. Blumine fue quizá lo mejor de una noche triste y de desconcierto, en la que ni siquiera la voz luminosa de Ofelia Sala alcanzó el brilló esperado, aún moviéndose siempre en el rango de la gran mozartiana que siempre ha sido y será.

La Primera sinfonía de Rajmáninov data de 1895 y la juventud del compositor es demasiado manifiesta. Un tostón en tierra de nadie, más cercano a Chaikovski y Rimski-Kórsakov que al propio Rajmáninov de madurez. Forés Veses intentó una versión de intenso calado romántico, sin eludir los aires grandilocuentes y populares de la temprana sinfonía. Pero la versión, aunque bien planteada, resultó fallida, con graves carencias de empaste, afinación y calidad instrumental. Los trombones volvieron a no tener su día y la cuerda se escuchó desajustada y desabrida. Puntuales intervenciones de algunos solistas no lograron levantar el vuelo de una interpretación que, para colmo, fue interrumpida en varias ocasiones por los imprudentes aplausos de algunos espectadores que parecían asistir por vez primera a un concierto. El crítico, que no estaba para tonterías, pensaba más en la formidable Cuarta de Bruckner que López Cobos dirigió a la Orquesta de València el 5 de diciembre de 1997, y en la que tocó como violinista el propio Forés Veses. ¡Gracias Maestro, y discúlpalos, porque no saben lo que hacen!. Justo Romero

Publicado en Levante el 4 de marzo de 2018

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